En México la lucha por el poder en muy antigua, genera discordias, pobreza, violencia y rompe los lazos de unidad. Existía desde antes de la conquista de la Nueva España, cuando emperadores Aztecas sometieron a otras tribus obligándolas a pagar un tributo al rey, a cambio de darles protección. La conquista realizada posteriormente por HERNÁN CORTÉS, con el apoyo de una amplia coalición de pueblos indígenas conquistó a sangre y fuego Tenochtitlan, capital del Imperio Azteca. Conquista que sirvió para seguir explotando y sometiendo a un pueblo trabajador, sumiso y temeroso.
La lucha por la independencia, sirvió para romper las cadenas del yugo español en búsqueda de libertad. Esa libertad que nos brinda la oportunidad de expresar lo que sentimos y deseamos, sin saber a ciencia cierta si la información es falsa o verdadera, pero aun así, la difundimos sin pensar en las consecuencias.
El México independiente se formó en una época en que se alteraron los signos diplomáticos. La soberanía nacional no se obtuvo solo con la derrota de la colonia; fue puesta a prueba e impugnada por estandartes que no vacilaron en invadirnos y con ello arribamos a la sentencia de que la unión de los mexicanos es la mejor manera de avanzar. Tal parece que el sacrificio de HIDALGO, MORELOS, GUERRERO y tantos otros héroes que nos dieron patria, no fueron suficientes.
En la lucha por el poder no existen treguas, los amigos son de conveniencia y se usan como instrumentos para avanzar sin importar formas, ética ni honorabilidad. En ella se concentran dogmatismos polarizados sobre el destino de la República, como si los sexenios anteriores se hubieran elevado a mitos intocables en resultados de gobierno. Otros son arrastrados por el fanatismo que es dañino como un virus y que anida en las personas de mentes débiles.
El presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, tiene el riesgo de fracasar en su intento de sacar al país adelante por las expectativas que generó como candidato, por las promesas que ofreció y que en su mayoría no podrá cumplir, a pesar de su terquedad en afirmar que si lo hará. El presidente tiene que comprender que México no se construyó en un siglo, ni en un sexenio y tampoco evolucionó por decreto. Tan dañina es la sumisión como el verbalismo mesiánico, uno y otro obstaculizan o deforman los buenos entendimientos que invitan a reflexionar lo que dice y hace el presidente, así como a vivir la realidad. El presidente tiene que ser prudente y hacer los cambios en forma gradual y responsablemente con apoyo de todos los mexicanos.
Los Expresidentes SALINAS, FOX, CALDERÓN Y PEÑA NIETO a pesar de las experiencias vividas al frente de los destinos de la nación, carecen de calidad moral para juzgar y calificar al gobernante en turno. Tampoco es inteligente que dirigentes de partidos políticos que tuvieron el poder en sus manos señalen todo lo negativo del actual gobierno sin ser propositivos. Es como si desearan que fracasara el gobierno de la 4T, y montarse en la ola de la inconformidad social para retornar a un poder que ya tuvieron, fracasaron y perdieron.
Morenistas, priistas, azules, amarillos, verdes, etc. Son responsables de los estragos agudizados de pobreza y violencia que vive la población mexicana. Población utilizada para que todos ellos disfruten los privilegios que da el poder, a través de gobiernos que se han entrampado en la simulación e ignorancia de la mayoría de sus gobernados.
La realidad que se vive actualmente a nivel mundial reclama de sus gobernantes nuevas estrategias y tácticas de acción. No todo lo que hace el presidente LÓPEZ OBRADOR está bien, pero tampoco todo está mal como muchos señalan como si desearan que le vaya mal a México y con ello retornar a viejos vicios y privilegios que se perdieron. No se debe pasar por alto que el país quiere liberar sus propias energías e inventiva, para avanzar en la historia y no para repetir errores del pasado.
Nadie le quita al Presidente de la República sus buenas intenciones de transformar al país, recuperar la tranquilidad ciudadana, acabar con la corrupción y terminar con la pobreza y las desigualdades sociales. Pero si quiere lograrlo, tendrá que hacer un alto en el camino, pensar lo que dice y planear lo que hace; liberando facultades a los responsables de las diferentes áreas de su gobierno. El presidente habla mucho, desgasta la figura presidencial, daña las instituciones y enfrenta día a día a diversos actores tanto del sector privado, como comunicadores, figuras de la cultura y otros que no están de acuerdo con su forma y estilo de gobernar.
La lucha por el poder también está vigente en Sinaloa, pudiéndose repetir la historia del 2010, ya que el año entrante estará en juego la gubernatura y como el tiempo apremia habrá que limpiar la vieja licuadora política para poner los ingredientes que podrían formalizar una coalición de partidos, que tendrá como objetivo el enfrentar políticamente al Presidente de la República y al candidato que designará MORENA. El cocinero que estará a cargo goza de vasta experiencia, tiene especialidad en las mezclas y difícilmente le faltarán ingredientes. El resultado puede ser de lo más atractivo, muy reconocido y de buen sabor. Así que hay que esperar los tiempos y no comer ansias. No olviden que en política todo puede suceder.