Como regla no escrita, en vísperas del arribo de un mandatario del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica a México, se dan golpes fuertes al crimen organizado como la incautación de grandes volúmenes de droga o la detención de algún importante capo del narcotráfico, hechos que son ofrecidos por el gobierno anfitrión como trofeos. En esta ocasión no fue la excepción, JOE BIDEN, tiene programado reunirse con los mandatarios de México y Canadá en la ciudad de México, hoy lunes y mañana martes, para participar en La Cumbre de Líderes de América del Norte, y casualmente las fuerzas federales detuvieron a OVIDIO GUZMÁN LÓPEZ, hijo del Chapo Guzmán, dejando muy claro quien pone las reglas del juego, sobre todo cuando los temas a tratar en la cumbre son: diversidad, equidad e inclusión, cambio climático y ambiente, migración y desarrollo, competitividad, salud y “seguridad”.
Los hechos suscitados en días pasados en Culiacán y otros municipios de Sinaloa, muestran el poder del crimen organizado, pero también el poder del gobierno cuando se decide a aplicar la ley y dar seguridad a sus gobernados. La detención de OVIDIO GUZMÁN, le ayudó al presidente AMLO a sacarse la espina que le dejó “el culiacanazo” aquel 17 de octubre de 2019, considerado el día más negro en la historia de Sinaloa. Con esta detención el presidente se quita una presión del gobierno estadounidense y deja un mensaje de lo que puede suceder a futuro, principalmente cuando existen dudas de complicidad entre gobernantes y crimen organizado.
El problema por la detención de tan relevante figura se queda en Sinaloa. El gobierno federal deja una papa caliente, que seguramente impactará al Estado en materia de seguridad, inversión, turismo, economía, etc. Toda vez que se afectó la imagen de un Estado que se esfuerza día a día por salir adelante, y costará mucho trabajo recuperarse de los daños que deja un “monstruo” que convive a diario con la sociedad, que se dejó crecer por parte de los gobiernos y que se alimenta de impunidad y corrupción.
En materia política también impactará en los resultados electorales del 2024, tanto a nivel nacional como local, por ello las reglas del juego cambian, se modifica el guion y se acaban los triunfalismos tempraneros. Sinaloa quedó exhibido como un Estado bronco y violento, con alto grado de impunidad ante tanto armamento exhibido y por el número de personas al servicio de los carteles, quienes retaron públicamente al gobierno. Ya nada queda oculto cuando las redes sociales y los medios de comunicación tuvieron una cobertura despiadada, dañando aún más la reputación de Sinaloa.
En Sinaloa, el problema del narcotráfico es un mal que se hereda de gobierno a gobierno, y que no se ha podido solucionar a pesar de los esfuerzos de algunos de sus gobernantes. En algunos casos ha sido evidente como el crimen organizado se ha involucrado en la política y sin necesidad de ser protagonistas participan en decisiones claves, ayudando económicamente a candidatos y posteriormente a autoridades municipales o estatales. Generalmente los señores de intereses “obscuros” son muy discretos para no rebasar el papel de los partidos políticos y del propio gobierno, como que le entienden muy bien a eso de la democracia.
Por todo esto, los gobiernos más bien se enfocan en controlar la situación y negociar con ellos, pero no se ha alcanzado el punto óptimo. Hace falta mayor inteligencia y voluntad política por ambas partes. El negocio ya no tiene remedio, pero se debe controlar el grado de violencia e inseguridad que prevalece en el país. Lo sucedido en Sinaloa no debe permear en el resto del país, y por el bien de todos, se tiene que negociar para garantizar la paz de la sociedad. Esto es algo que no se dice ni se acepta en el medio gubernamental, pero es una realidad que no puede escapar a la percepción ciudadana. Además, no es algo exclusivo de nuestro país, sino que está generalizado en el mundo entero. En pocas palabras, para que andar con hipocresías. Por lo pronto el gobierno del DR. RUBÉN ROCHA MOYA, tendrá presiones de todo tipo. Quizá tenga que reestructurar su gabinete, se complicará su relación con los medios de información y tendrá que enfrentar un sinnúmero de problemas en materia política y económica.