En México es muy común que pase de todo, sin que pase nada. Los sacudimientos políticos, los actos de corrupción, las ligas de algunas figuras políticas con el crimen organizado, etc. en cualquier otro país democrático pondrían a temblar y tumbarían a todo un gabinete o a cualquier gobernante, sin importar nivel o color ideológico. Sin embargo, en México, solo generan escándalos mediáticos que asustan por un rato, se comentan en las redes sociales y después se olvidan. Tristemente, en este país igual se puede elegir a un corrupto como senador, diputado, gobernador o alcalde y no pasa nada.
De igual manera, hay temas muy preocupantes que pasan sin que pase nada: el petróleo se convirtió en un espejismo de crecimiento sin desarrollo, las deudas de Pemex son como grilletes que no le permiten avanzar; la agricultura que alguna vez fue ejemplo de producción, ahora se encuentra frenada por las importaciones, el burocratismo y la falta de programas de apoyo al campo; la industria y los inversores se muestran temerosos de las leyes y de los gobiernos carentes de rumbo que no brindan certidumbre ni seguridad a la inversión; a 5 años de su formación, la guardia nacional cuya responsabilidad es brindar paz y tranquilidad a la sociedad, sigue dando palos de ciego; mientras que el crecimiento económico tan prometido, solo quedó en eso, “simple promesa de campaña”, permitiendo con ello que avance el empleo informal y que la mediocridad económica toque las puertas del sexenio por venir.
México se ha mostrado indiferente por la cosa pública, pero ya es tiempo de que asuma el papel que le corresponde. Es momento de despertar y hacer lo correspondiente para poder ser más libre, independiente, justo y soberano.
Por lo pronto, es necesario realizar un balance justo y frío del gobierno del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR. Por el bienestar de México, CLAUDIA SHEINBAUM, sin cargar lastres del pasado, debe remediar los males que este sexenio haya causado y gobernar sin sombras para reconstruir un país que está viviendo crisis políticas, económicas y sociales. Para lograrlo, sus principales colaboradores deben ser hombres y mujeres, capaces, justos y honestos, dispuesto a darlo todo por un México mejor.
La corrupción, la ineptitud, la ineficiencia, la irresponsabilidad y la protección al pasado, deben quedar atrás en un gobierno que comenzará a escribir su propia historia a partir del primero de octubre del año en curso. México merece algo más que buenas intenciones y que las lealtades al pasado se terminen. Una cosa es hacer campaña o ser leal a un movimiento, y otra muy distinta es tener la capacidad y libertad de gobernar un país como el nuestro que ansía despertar de un largo sueño que inició con el PRI, siguió con el PAN y ahora continúa con MORENA y sus aliados.
CLAUDIA SHEINBAUM tiene la gran responsabilidad de gobernar un país con serios problemas y enormes dificultades, también tendrá la tarea y la obligación de brillar con luz propia, poner orden y meter en cintura a quienes pretendan seguir gobernando.