A partir del 1° de octubre del presente año, la nueva titular del poder ejecutivo federal, CLAUDIA SHEINBAUM, se enfrentará a grandes y diversos retos, principalmente cuando varios países vecinos están viviendo profundos procesos de modernización política y económica para enfrentar los inciertos desafíos del presente y futuro.
La nueva Presidenta y su equipo de colaboradores, deberán tener la capacidad y la voluntad suficiente para fortalecer la unidad de la nación, la democracia y la conciliación de los perdedores y ganadores de la pasada elección, por la vía del diálogo y la representación de intereses, diversos y hasta opuestos o encontrados.
México es un pueblo que no le tiene temor a los cambios, sobre todo a esos cambios que ayuden a mejorar, porque tenemos profundidad histórica, orgullo cultural y amor a nuestro país. La nación debe seguirse fortaleciendo hacia adentro y hacia afuera con el pleno reconocimiento de las formas de nuestra convivencia, de la pluralidad política y de nuestra diversidad regional.
Es necesario que el Poder Legislativo sea confiable, experimentado y fuerte para que pueda servir mejor a la sociedad, ser más independiente y equilibrado, no como preludio de un régimen parlamentario para el que no existe ni razón histórica ni posibilidad de eficacia política con sustento en el régimen de partido. La fortaleza e independencia del poder legislativo es indispensable para el equilibrio de poderes.
En México la constitución abrió un amplio horizonte al desarrollo político e institucional. Nuestra carta constitucional pudo articular libertad e igualdad para el ejercicio de una vida democrática. En este sentido, es a la vez ley, consenso y visión de la sociedad que queremos ser.
En muchas áreas no se han logrado los avances suficientes para abatir desigualdades, próximamente el timón lo tendrá una mujer, la primera mujer en la historia de nuestro país que nos gobernará. Su tarea no será nada fácil, tendrá que enfrentarse a grandes desafíos principalmente en materia de educación, salud, seguridad, economía cambio climático y el campo mexicano que se encuentra sediento de programas y apoyos que vengan a combatir graves problemas en cuanto al agua, costo de los insumos y precios de garantía que mantienen a los productores agrícolas sumidos en una grave crisis económica.
El Senado de la República debe recuperar la confianza y el prestigio interno y externo. Los senadores deben ser impulsores de grandes cambios que les permitan aumentar sus acciones en materia de política exterior y ser parte real y efectiva del federalismo. Ocupamos Senadores convertidos en expresión eficaz de la soberanía de los estados y defensores del pacto federal, mediante procesos permanentes de consulta en las entidades federativas y sobre todo, dejar de ser figuras decorativas al servicio de sus partidos, gobernadores o del presidente de la república en turno. México requiere equilibrio de poderes, respeto la libertad individual y fortaleza de la autoridad del estado para que ésta pueda combatir los privilegios con orden y justicia social ¿Se podrá?