El objetivo de la Revolución Mexicana era que el Estado dirigiera la integración de la vida social y económica de México, esto se ha justificado por muchos años, basándose en que se les ha dado a los pobres un nivel de vida superior al que tenían antes. Sin embargo, el combate a la pobreza y la justica social, ha sido un largo proceso no logrado, que tiene más señales de demagogia que sentido común.
109 años han transcurrido del movimiento armado de 1910, y no han sido suficientes para eliminar el alto nivel de pobreza existente en México, donde la mejoría social fue relativamente poca durante los años que procedieron a 1910, mientras que en la actualidad se superan los 50 millones de pobres que siguen a la espera de mejores oportunidades laborales, de Salud y bienestar económico.
La Revolución tomó varios caminos con la intención de formar una nación integrada, justa y democrática, lamentablemente no se han logrado sus objetivos: se contaminó y corrompió lo político; los cambios sociales no funcionaron a pesar de las carretadas de dinero público invertido en ello; siguió la lucha por el poder generando ríos de sangre; se desalentó la inversión privada y se frenó el crecimiento económico; proliferó la guerra que genera el crimen organizado; el país sigue dividido entre chairos y fifís, neoliberales y conservadores; los líderes sociales están en decadencia, al igual que los dirigentes de organizaciones sindicales que cayeron en los encantos del poder económico y político; la corrupción y la impunidad crecieron, y México sigue a la espera de que “su líder” saque al país del estancamiento económico en que se encuentra, que castigue la corrupción, que logre la paz, que respete y fortalezca las instituciones, y que gobierne pensando en la unidad del pueblo y no en elecciones electorales.
Transformar y avanzar como país, no se logra con promesas de campañas políticas, que vuelan como el viento. Esto se logra con liderazgo, congruencia y respaldo de la sociedad. Recomponiendo el tejido social, bajo el impulso y esfuerzo colectivo, con una visión clara y con la acción orientadora del Estado. Juntos podemos enfrentar un sinfín de problemas arraigados que siguen lastimando a un país que no ha podido levantar el vuelo.
México será más fuerte cuando la justicia sea eficazmente justa, cuando veamos disminuir las diferencias en la distribución de la riqueza, cuando los empresarios sean más solidarios con sus trabajadores, aportando al desarrollo de su comunidad o región y no solo acumulando riqueza a su favor, mucho menos cuando estos utilizan a las dirigencias de los organismos empresariales para realizar jugosos negocios en los tres niveles de gobierno.
Seremos mejores cuando maestros, autoridades y padres de familia saquen adelante la calidad de la educación y logren mejores ciudadanos; cuando en el campo se transite de una relación desigual de las instituciones con la sociedad, y la ciudad con el campo, hacia nuevas formas de corresponsabilidad. Seremos mejores cuando tengamos conciencia sobre el medio ambiente, ordenar y respetar las decisiones que dan las leyes y reglamentos, en función del interés general que ayude a concertar y mejorar el tejido social.
Seremos mejores cuando no volvamos a caer en la tentación neo populista y rechacemos el igualitarismo corporativo, y reconozcamos que el camino de la justicia pasa por el de la democracia, la cultura y la conciencia participativa de los mexicanos.
Sin organización y sin unidad, los mexicanos difícilmente podremos salir adelante. Se le tiene que decir no, a la suma desordenada de demandas y programas de gobierno sin prioridades; no, al fácil halago que dice si a todo, pero no dice cómo ni cuándo. En síntesis, no a la tentación neo populista, promovamos un real cambio, una política social profundamente popular en su alcance y en la responsabilidad de acciones.
Se quiere el progreso material de la sociedad que signifique educación, salud, alimentación, empleo bien remunerado, recreación, un sano medio ambiente, paz y tranquilidad. Una tarea que es de todos y no de unos cuantos.
INCONFORMIDADES MAL ENCAUSADAS
Es indudable que en un gobierno el cambio de signo y perfil provoca arrebatos, exigencias, reclamos y descomposición de intereses. Esto es lo que está pasando actualmente en algunos municipios de Sinaloa. La mayoría quiere algo nuevo todos los días de los alcaldes MANUEL GUILLERMO CHAPMAN MORENO, en Ahome; JESUS ESTRADA FERREIRO, Culiacán; GUILLERMO BENITEZ, en Mazatlán y AURELIA LEAL, en Guasave. Pero la realidad es que ellos fueron electos por tres años y apenas llevan uno gobernando.
Es una minoría la que exige, reclama y señala, a veces con razón y otras sin ella. Algunos planteamientos son honestos y justos, otros le apuestan al fracaso de la autoridad municipal, mientras que otros tantos muestran un sesgo político con alta dosis de odio y frustración, marcando intereses personales y no colectivos.
Para empezar, la gobernabilidad está asegurada porque hay gobiernos legítimos que fueron validados por una mayoría mediante el voto popular. No se puede negar que estos alcaldes están tratando de resolver problemas en su mayoría heredados, más los que se van acumulando día a día. Sus economías y presupuestos varían, la Seguridad pública está controlada, salvo la ciudad de Culiacán, que fue violentada y secuestrada por grupos de la delincuencia organizada. Pero a pesar de estos lamentables hechos, la convivencia pública no está trastocada; las libertades de expresión y de libre tránsito están intactas y garantizadas. Todo lo anterior se complementa con la tolerancia de mayor dimensión jamás ejercida en la historia política de los 18 ayuntamientos; la coordinación con quien lleva las riendas del Estado, QUIRINO ORDAZ COPPEL es de respeto, apoyo y tolerancia.
Desde luego que la tolerancia debe prevalecer en cada uno de los alcaldes sinaloenses, la crítica y presión ejercida actualmente por actores políticos y medios de comunicación debe ser valorada en su justa dimensión. Si los alcaldes practican la tolerancia y tienen visión, propuestas, estrategias trabajo y resultados lograrán que sus gobiernos salgan adelante.
Mi solidaridad para familiares y amigos de JOSE DE JESÚS “CHAPO” CALDERÓN OJEDA y ENGELBERTO “CHITO” ESQUERRA ARAGON, quienes se nos adelantaron en el camino dejándonos gratos recuerdos y una gran amistad QEPD.