A pesar de que en el mes de diciembre debería reinar la armonía, paz y felicidad, en Sinaloa y en el resto del país están sucediendo cosas en el ámbito económico, político y social que dificultan el buen ánimo de la población.
Existe encono social derivado de la falta de crecimiento económico y los altos costos de los productos y servicios que afectan la economía familiar. Esta situación también genera inseguridad, impunidad y corrupción. Se sufre un desempleo atroz y una inflación que lastima a los más pobres, arrastrando también a la clase media. El SAT, está produciendo estragos con el alto cobro de impuestos, hay temor en el contribuyente, dañando principalmente a las pequeñas y medianas empresas que luchan por sobrevivir. La realidad que se vive es diferente a lo que se dice en la publicidad pagada por el Estado y algo se tiene que hacer para enfrentar la cuesta de enero que puede prolongarse gran parte del 2022.
Por el lado de lo político, se pierden las formas y todo es válido, más no ético, con tal de tener poder. A la clase política solo les interesa obtener posiciones en los tres niveles de gobierno y brincan de un partido a otro como si trabajaran en un circo, donde abundan los trapecistas y los payasos.
¿Quiénes son los responsable de lo que está pasando? En el ámbito normativo son los legisladores con sus “genialidades” al aprobar leyes y decretos que nos venden como beneficios a los bolsillos de los mexicanos. También están los partidos políticos que no cantan mal las rancheras y no se diga de algunos empresarios carentes de ética y de principios morales. En Sinaloa, cada gobierno que asume responsabilidades nos promete acabar con la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la pobreza y crear un Estado de oportunidades para todos, cosa que seguimos esperando.
El Gobierno Federal, sin que importe color, siempre nos mantiene con la esperanza de que generará progreso y bienestar. La 4T no ha sido diferente, prometió mucho pero la realidad habla por sí sola: los índices de pobreza siguen aumentando y ya afecta a más del 50% de los mexicanos; también nos dijeron que bajarían los precios de las gasolinas y el diésel, pero siguen incrementándose ¿congruencia, populismo o de qué se trata?
Se nos dice que los indicadores económicos nos favorecerán a corto plazo, sin embargo vemos que se redujo la inversión extranjera en México, hay desconfianza en el gobierno, seguimos impulsando energías contaminantes y el gasto de los consumidores se contrae al ser golpeados financieramente por la variante del Covid-19 (Ómicron) y la inflación.
La industria automotriz no levanta el vuelo. La producción en noviembre cayó por quinto mes consecutivo, y la propuesta de la reforma energética sumada a la amenaza del Gobierno de AMLO de tomar represalias contra EEUU si se aprueban incentivos a los autos eléctricos, nos aleja de una pronta recuperación económica y oscurece el futuro económico del país.
El enjarre de honestidad y el combate a la corrupción e impunidad del gobierno de la 4T, se cae a pedazos a pesar de los intentos del presidente LÓPEZ OBRADOR de ventilar y asear la casa. Los señalamientos de corrupción en contra de MANUEL BARTLET, SANTIAGO NIETO, MARCELO EBRARD y ALEJANDRO GERTZ MANERO. Así como los casos de EMILIO LOZOYA, LUIS VIDEGARAY, ENRIQUE PEÑA NIETO, CESAR DUARTE, etc. Nos indican que sigue imperando la impunidad.
Por lo pronto hay que preparar nuestro paracaídas para sobrevivir ante una economía que no se ve nada bien, a pesar del respiro que dan los ingresos de fin de año. Se vienen gastos fuertes como pago de predial (que por cierto tendrá un aumento), calcas vehiculares, recibos de agua y luz, útiles escolares, etc. Que merman cada vez más los bolsillos de una sociedad que sigue esforzándose y soportando una historia de rezagos y malos resultados de gobiernos que prometen mucho y cumplen poco.