Bajo los gobiernos de la revolución, el sistema electoral mexicano se transformó vertiginosamente. En condiciones de atraso y devastación la revolución emitió su primera ley electoral en 1918. Para 1929 se concibió una alianza de corrientes y un frente de diversas organizaciones sociales. México organizaba la transmisión pacífica y ordenada del poder y dotaba al Estado de bases sociales, salto cualitativo que muchas naciones aún no han podido dar. Gracias a la organización sectorial compleja y abierta de las fuerzas sociales básicas del país, se hizo posible captar, integrar y poner en marcha programas de cambios políticos, económicos y sociales que han contribuido a la democratización del país.
Las nuevas generaciones desconocen que en el pasado las casillas electorales se integraban con los primeros cinco ciudadanos que llegaban a votar, lo cual generaba toda clase de contrariedades e incertidumbres. No hace mucho que en México los organismos electorales no incluían partidos políticos; no existía el Registro Nacional de Electores; no había prerrogativas ni seguridad para las organizaciones políticas nacionales o regionales y los partidos políticos con ideologías radicales estaban prohibidos por la ley pues su acción no era política, era delito.
La reforma política-electoral propuesta al poder legislativo por el presidente AMLO, por sus implicaciones y por los tiempos electorales que se viven, está generando una gran incertidumbre política ante el temor de que dicha reforma favorezca al partido en el poder. La iglesia católica está tomando partido y advierte que la iniciativa presidencial es claramente regresiva y representa un agravio a la vida democrática del país. Además señala que sería lamentable que la intención gubernamental sea con el propósito de alinear a organismos electorales como el INE y el TEPJF.
El tan cuestionado dirigente del PRI, ALEJANDRO MORENO, también levantó la voz y anticipó que el grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados jamás acompañará una eventual reforma electoral que atente contra del INE y el TEPJF. Por su parte el PAN, por conducto del DIP. SANTIAGO CREEL, aseguró que impedirán que se apruebe la reforma electoral tal y como la propone el presidente LÓPEZ OBRADOR, pues la consideran tramposa y ventajosa.
El dirigente del partido Movimiento Ciudadano, DANTE DELGADO, advirtió que en estos momentos, debatir y aprobar una reforma electoral pone en riesgo la estabilidad del país de cara a la elección presidencial del 2024. Una reforma electoral debe hacerse al inicio de un sexenio y probarse en la elección intermedia, de no ser así, la falta de equidad y certeza en el próximo proceso electoral presidencial, pondría en riesgo la paz y la estabilidad del país. DANTE DELGADO, agregó que no hay necesidad de llevar a México a un tobogán de confrontaciones cuando lo que necesita es unidad nacional.
Dentro de la reforma electoral, los partidos de oposición a MORENA, proponen: Segunda vuelta para la elección presidencial; anular la elección en la que se acredite intervención del crimen organizado; prohibir el transfuguismo; creación del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) en sustitución del INE; voto electrónico; crear la figura de vicepresidente de la república; implementar el concepto de intercampaña; la desaparición de los OPLES y Tribunales electorales locales; entre otras cosas más.
La postura del SEN. RICARDO MONREAL, es clara y directa, manifestando que la discusión del INE y posible reforma constitucional y legal en materia electoral se le debe dejar a la Cámara de Diputados, que es el órgano legislativo competente para que se logren acuerdos. La democracia se defiende con la razón, dialogo, tolerancia y con la ley en la mano.
La democracia electoral mexicana es, como el resto del mundo, un proceso inacabado, en evolución, con perspectivas abiertas por la voluntad de las mayorías y con capacidad para adaptarse al cambio que su propia acción genera. La democracia es un proceso dinámica pero no inevitable; es un acto de voluntad de cambio para mejorar y no retroceder.
Dejo en el aire las siguientes preguntas: Si se logra sacar avante la reforma electoral propuesta por el presidente LÓPEZ OBRADOR y con ello desaparece el INE y nace el INEC, ¿Qué pasará con los millones de credenciales de elector, que por cierto tienen un alto costo económico y requieren de mucha organización para reponerlas y distribuirlas? ¿Qué pasará con las personas que viven en zonas marginadas?