El panorama sucesorio no cambia pero si enriquece la coyuntura nacional. Las tres “corcholatas” del presidente LÓPEZ OBRADOR hacen del juego presidencial un escaparate donde se olvidan temporalmente los grandes problemas de la nación. Es como el juego del gato y el ratón, donde algunos “ratones” ya fueron exhibidos y devorados como ALEJANDRO MORENO y RUBÉN MOREIRA, mientras que MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG, pide que agarren al ladrón cuando el ladrón es de casa.
Utilizar argumentos de orden político (como las encuestas) para designar al candidato presidencial de MORENA, es una forma de seguir manipulando bajo el engaño de dar voz a los mexicanos, cuando en realidad el presidente de la república es quien toma esa decisión. A dos años de la elección del 2024, las tendencias siguen favoreciendo a MORENA ante una oposición cómoda, cínica, confrontada y sin mucho que ofrecer.
AMLO está tratando de emular, en una sola jugada, a diferentes personajes de la historia de México: a PLUTARCO ELIAS CALLES, quien dominó el poder presidencial utilizando sucesores a modo y a LÁZARO CÁRDENAS, quien como candidato presidencial supo controlar sus emociones y demostró que la lealtad a PLUTARCO ELIAS CALLES se terminó el día que tuvo en su pecho la banda presidencial, por lo que lo mandó al exilio desmantelando toda su estructura de poder. LÓPEZ OBRADOR busca garantizar su tranquilidad y la de los suyos, ante una sucesión presidencial adelantada. Su jugada consiste en no soltar el poder en el 2024 ¿Acaso buscará su reelección?, ¿Quién se lo podría impedir? Finalmente él hace de la ley lo que le viene en gana, está acostumbrado a la guerrilla electoral, sabe perfectamente que “muerto el rey, viva el rey” y por ello no quiere dejar nada al azar. Va por todo y con todo.
El poder es como una droga que no se puede dejar, mucho menos cuando se trata de la presidencia de la república y se tiene el dominio de las fuerzas armadas convertidas en constructoras, aduanas, administradores de puertos, aeropuertos y responsables de la seguridad pública. Tiene 20 gobernadores listos al primer llamado que les haga, posee el control del poder legislativo y judicial, controla a los poderes fácticos, etc. Entonces ¿Por qué irse a “La Chingada” cuando tiene todo para mantener ese gran poder?
En sentido contrario, se siguen escuchando los lamentos y reclamos de dirigentes del PRI, PAN y PRD, los cuales no digieren sus derrotas ni dan crédito al tren que los arrolló en el 2018. La Coalición electoral del 2024 sigue prendida de alfilerillos y algunos de sus promotores están con el temor de pisar la cárcel.
El presidente AMLO, a pesar de los señalamientos en su contra, sigue neutralizando a los emisarios del pasado, dividiendo y señalando actos de corrupción. En sus conferencias de prensa mañaneras no para de hablar, su monólogo es abrumador, se cree predestinado a trascender, no acepta que a veces se equivoca y no ha cumplido muchas de sus promesas.
En Sinaloa, el gobernador RUBÉN ROCHA MOYA, está a dos meses de rendir su primer informe de gobierno. Tiempo suficiente para tejer fino con estrategias que le permitan librar presiones, dar una sacudida al interior de su gabinete, articular programas y acciones para gobernar en tiempos difíciles en lo económico y seguridad. Además, el gobernador debe trazar líneas de conducción política que le den fortaleza y estatura política sin caer en confrontaciones que puedan exhibir incongruencias de gobierno.
ROCHA MOYA, por su experiencia, sabe que gobernar requiere de conocimiento, voluntad política y capacidad de control y de concertación. En este sentido, pareciera que su Secretario General de Gobierno ENRIQUE INZUNZA, su Secretario Particular ALEJANDRO HIGUERA, GRACIELA DOMÍNGUEZ en Educación, entre otros más, en lugar de ayudarle lo estorban. Como si no entendieran que el éxito de cualquier gobierno es la política y su estrategia de concertación ciudadana, sin perder el piso, con atención, humildad y con puertas abiertas.
El equipo que rodea al gobernador ROCHA MOYA, debe tener disciplina, alta dosis de lealtad, cohesión y solidaridad con la sociedad y con el propio gobernador. Así como mejores resultados de gobierno, con mucha claridad y eficacia en la instrumentación de la política de la 4T o será mucho pedir.