En México, una buena educación implica atacar el pasado de ignorancia y analfabetismo sin posturas publicitarias y demagógicas. Lo que serviría también para combatir la pobreza, acabar con los vicios burocráticos y preparar a los jóvenes para desarrollarse profesionalmente y estar al nivel para competir con otros profesionales del mundo. Por consiguiente, la educación del presente y del futuro debe ser preocupación de todos y no de unos cuantos.
Después de la conquista española, la educación en México quedó totalmente en manos de la iglesia católica, y si bien el clero no pudo seguir el ritmo de la demanda de la población del país, cuando este empezó a crecer, los sacerdotes y monjas siguieron ofreciendo una buena preparación escolar a los hijos de la élite del poder. BENITO JUAREZ, reconoció el papel que desempeñaba la iglesia en la educación como instrumento clave para su influencia política, estableció el principio de educación gratuita, obligatoria y laica en la constitución de 1857.
Conforme se acercaba el final del siglo XIX, la mayor conciencia de la necesidad de un sistema educativo nacional derivó en una ley que declaraba la educación primaria obligatoria en la capital del país. Sin embargo, en todo el territorio nacional ni el 20% de los niños asistían a la escuela cuando estalló la Revolución Mexicana.
La Constitución de 1917 reafirmó el monopolio de la educación laica ofrecida por el Estado, y prohibió a los sacerdotes el dirigir escuelas, cuando JOSÉ VASCONSELOS, destacado intelectual quien fuera Secretario de educación con Obregón, fundó una estructura nacional de escuelas primarias. No obstante, la cuestión de la calidad siguió siendo controvertida y los esfuerzos por suprimir la educación primaria coadyuvaron a producir el levantamiento cristero en el occidente de México.
En 1960, el gobierno dio un paso crucial cuando introdujo los libros de texto gratuitos y obligatorios, lo cual no solo ayudó a los pobres, sino que impuso cierto grado de uniformidad en la educación. A pesar de las inversiones millonarias sin precedente en materia educativa y el aumento casi geométrico de la cantidad de escuelas y estudiantes, los arquitectos del nuevo sistema educativo mexicano no previeron la explosión demográfica que empezó en los años cuarenta.
En consecuencia, México tiene la obligación de resolver el cuantitativo de la educación básica, además no se ha logrado que al maestro se le proporcionen los apoyos didácticos necesarios para su adecuado desempeño pedagógico; sus salarios son muy bajos a pesar de su alta responsabilidad de formar a los hombres y mujeres del mañana; en muchas escuelas la infraestructura es vieja, sin espacios para la práctica de algún deporte; carecen de maestros de inglés y psicología entre muchas cosas mas. A pesar de estos grandes retos, la educación ha sido el vehículo para la movilidad y la superación social.
En Sinaloa, la Educación media es para todos. Existen escuelas técnicas, COBAES, prepas de la UAS y muchas más. Son el tramo que se ubica entre la educación básica y la superior. En el pasado la educación media era como un embudo de la pirámide educativa. Sin embargo, hoy son un orgullo estatal y la plataforma de muchas personas que buscan su realización en lo profesional.
En días pasados, el Senado de la República por unanimidad aprobó la nueva ley de Educación Superior, en ella se establecen las bases para que el Estado cumpla con la obligación de garantizar el derecho de los mexicanos a la instrucción universitaria gratuita de manera gradual, a partir de 2022. Dicha ley obliga a crear un fondo federal destinado asegurar a largo plazo los recursos suficientes para la obligatoriedad, en materia de infraestructura, para compensar los ingresos por cobro de las instituciones públicas de educación, a estudiantes por concepto de inscripciones, reinscripción y cuotas ordinarias.
La formación de cuadros superiores debe ser tal que responda a la revolución del conocimiento. Ello es vital en el campo de la ciencia, la técnica, la producción y la conducción del Estado. Por ello se debe estimular y fortalecer la nobleza y vitalidad de la ejemplar tarea magisterial; buscar las fórmulas que disminuyan las disparidades educativas, elevando su eficiencia terminal del sistema, ampliando el uso de la tecnología y aumentando el presupuesto de educación. De lo contrario es demagogia pura, con leyes que no aterrizan en la realidad.
En lo político, el sector educativo busca sus espacios con dos ex rectores que luchan por candidaturas al gobierno de Sinaloa: RUBEN ROCHA MOYA, en MORENA, sigue como puntero en las preferencias electorales, disponiendo de un gran capital político así como vasta experiencia en el servicio público; HECTOR MELESIO CUEN OJEDA, quien se juega en el PAS una de sus últimas cartas y JUAN ALFONSO MEJIA, Secretario de Educación Pública en el Estado, quien tiene mucho que aportar por el PRIAN.