Tal parece que el sistema político mexicano se encuentra en quiebra, pues se venden candidaturas al mejor postor y el presidencialismo asemeja una monarquía de la vieja España. En MORENA actúan como misioneros haciendo y repitiendo lo que ordena el rey, y realizando un reclutamiento jerárquico.
La mayoría de los partidos de oposición están llenos de lodo, extrañando “los buenos tiempos”. Todos ellos son una costosa maquinaria burocrática de manipulación de masas y no de conciencias. Posiblemente la solución a esta crisis sea el nacimiento de un movimiento independiente que agrupe a todos los oprimidos, disidentes y aquellos que se abstienen de votar y no a los que son usados como carne de cañón político-electoral, como está sucediendo actualmente.
La novela escrita por ARTHUR KOESTLER, “El cero y el infinito”, basada en los juicios estalinistas de la Unión Soviética de 1937, nos lleva a nuevos tiempos donde todo sigue igual. Ivanov un burócrata leal a las órdenes del número 1 de la Revolución, interroga a Ravachol, viejo líder revolucionario que ha sido arrestado por tener dudas sobre el destino de la Revolución. Ravachol desilusionado increpa a Ivanov con una afirmación lapidaria: “Nosotros hicimos historia, ahora vosotros hacéis política”. Ravachol había peleado para cambiar la historia y mejorar la situación del pueblo. Sin embargo, el partido y el Estado dejaron de representar los verdaderos intereses de la población después del triunfo Revolucionario. Los gobiernos, dirigidos con mano de hierro por el número 1, se dedicaron a conservar el poder, otros a saquear bienes del Estado en lugar de promover el bienestar del pueblo. La realidad política eclipsó al idealismo histórico ¿Ivanov o Ravachol? La eterna disyuntiva que también estamos viviendo en México.
Nuestro país tiene una gran historia donde ha pasado de todo, su conquista, su independencia, la Reforma, la Revolución, etc. Se ha podido sortear las turbulencias de una guerra mundial, mantener la soberanía política a pesar de tener como vecinos a un país tan poderoso como EEUU y adaptar la economía a las cambiantes condiciones económicas impuestas por los centros internacionales de decisión en materia de comercio, finanzas, seguridad, narcóticos y migración.
Integrar al país físicamente con grandes obras de infraestructura y cohesionarlo socialmente bajo estiras y aflojas, ha dado estabilidad y paz social a pesar de los graves problemas que se van heredando de un gobierno a otro. En este periodo, también se han operado profundas mutaciones económicas y tecnológicas que han transformado a su vez las relaciones de dominación mundial.
Decirlo es fácil accionar es lo complicado. A los nuevos condicionamientos externos se han aunado las inoperancias internas acumuladas en el país. Todo ello ha conducido a una serie de quebrantos con graves consecuencias en el estancamiento productivo, la insuficiencia de la infraestructura económica y social, el empobrecimiento de grandes grupos, la confusión en algunas capas de la sociedad sobre lo que verdaderamente está en juego, el amago a los grandes consensos nacionales e, incluso, ánimos socavados de las bases sociales. En los últimos tiempos se hace sentir el descontento social y con ello se pone en riesgo la estabilidad institucional y la paz social.
Ya empezó la cuenta regresiva para el gobierno del presidente LÓPEZ OBRADOR, mientras que la sociedad sigue soportando los altos costos de las gasolinas, medicinas, servicios y la canasta básica. El descontento social es una realidad, sobre todo por los altos índices de inseguridad que tanto dañan a la sociedad.
El México de ayer apenas se asemeja al que hoy. En materia política vamos de mal en peor, y la novela escrita por ARTHUR KOESTLER “El cero y el Infinito” pareciera que fue inspirada en la clase política mexicana, donde los gobernantes dejaron de representar los verdaderos intereses del progreso y bienestar de la población después del triunfo de la Revolución mexicana y ahora luchan por el poder bajo los lineamientos que marca “el inquilino” que gobierna desde palacio nacional.
El ejercicio moderno de la soberanía de Estados como Sinaloa debe descansar en la democracia, conciliándose por la vía del dialogo y la participación de intereses diversos, a veces opuestos y encontrados, ante una sociedad que busca ser libre de inseguridades, de impunidad y corrupción. Sinaloa no teme al cambio, pero lo quiere justo, austero y responsable. El eslogan publicitario “No mentir, No robar y No traicionar” debe practicarse diariamente, sin posturas demagógicas. Por lo pronto HÉCTOR MELESIO CUÉN se entrevistó con el Secretario de Gobernación, ADÁN AUGUSTO LOPEZ, y con ello acalambró a más de cuatro ¿alianza o mensaje de que sigue “vivito y coleando”?