Gran parte de la sociedad actual es más crítica, informada, participativa y solidaria. Pero también otra parte de ella es cínica, intolerante, fanática y majadera. En política todavía hay grupos acostumbrados a la manipulación. Políticos y partidos rebasados por los movimientos sociales y lentos en reacción. El 2021 es un año electoral importante, que pondrá a prueba la transformación de las mentalidades de cada uno de los electores que habrán de premiar o castigar con su voto a candidatos, partidos y gobiernos.
Con el proceso electoral también inicia el juego de encuestas como herramientas de investigación que permiten recolectar opiniones y actitudes ciudadanas sobre preferencias electorales, etc. Existen empresas encuestadoras serias, reconocidas y respetadas, que tienen la capacidad de predecir resultados de una elección. Encuestas que sirven de guía para el análisis político y las notas periodísticas, que ayudan a tomar decisiones y nos dan una idea de quién es quién en lo electoral.
También existen empresas encuestadoras “patito”, que surgen en vísperas de procesos electorales con el fin de manipular y confundir al electorado, brindando resultados a favor de quien ordena y paga la encuesta. Al fin y al cabo en política hay lucrativos negocios para pactar, negociar o transar.
Las coaliciones político-electorales, también despiertan apetitos por el poder. Dirigentes partidistas hacen cuentas alegres, se muestrean con aspirantes a puestos de elección popular de ideologías políticas diferentes, hacen declaraciones atrevidas, generan especulación y todos dicen que triunfarán y barrerán a sus adversarios en las elecciones del año entrante; mientras que la clase empresarial observa, no se va con la finta, busca estar con aquel que defienda sus intereses y que gane la elección para no quedar fuera de la jugada. En fin, todo es un teatro que a veces divierte, pero también incomoda.
Nombres de aspirantes y suspirantes van y vienen como columpios de parque público. El proceso electoral 2021 será inédito, los premios son atractivos y tentadores. Como premio mayor se ofertan 15 gubernaturas: Baja California, Baja California Sur; Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León; Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Tlaxcala, Zacatecas y Sinaloa.
Como segundo premio estarán en juego 500 diputaciones federales, que servirán, entre otras cosas, para que el presidente LÓPEZ OBRADOR, logre cuajar su proyecto de gobierno o en caso contrario para que sirvan como freno y contrapesos a su administración. En otro paquete hay diputaciones locales, alcaldías y regidurías. Ahora lo que hay que preguntarnos es ¿qué proyecto de nación ofrecen partidos políticos y sus dirigentes? ¿Será qué están en tiempos de aprendizaje sin modelo de orden, flotando y sin motivación creativa?
Encuestas de opinión del momento (aclarando que son el espejo del día) pronostican que MORENA puede ganar doce de las gubernaturas en juego; el PAN va arriba en las preferencias electorales de Chihuahua, Nuevo León y Querétaro; mientras que el dirigente del PRI, ALEJANDRO MORENO, asegura que irán en coalición con cuatro partidos de oposición a MORENA y barrerán en lo electoral. Un triunfo que depende del electorado y de nadie más.
El sistema político mexicano ha tenido dos pivotes centrales y según parece siguen de moda: el presidente y el partido en el poder. El presidente es una figura histórica, con antecedentes de la etapa prehispánica, virreinal y en el centralismo que ha caracterizado a quienes han llegado al poder. MORENA es un partido de injertos diversos. Hombres y mujeres de izquierda entre radicales, fanáticos, pasionales y mesurados; priistas “disque regenerados” y con muchas mañas; panistas disfrazados de pastores y mudos para no molestar al señor presidente. Aquí hay de todo, al fin y al cabo ellos tienen el poder. MORENA, se ha convertido en un lastre para el Presidente LÓPEZ OBRADOR, no propone, mucho menos es contrapeso del poder y sigue dividido.
Para que MORENA pueda sobrevivir y no le suceda lo que pasó con el desfonde del PRD, tiene que unirse y dejar de ser partido de tribus, encuadrarse a los grupos populares, apoyando los avances del presidente y ayudándolo a orientar el rumbo.
El Movimiento de Regeneración Nacional, a dos años del triunfo electoral, tiene que entender que ganó por el descontento popular. Que hoy son gobierno, pero que la mayoría de sus funcionarios o representantes populares son desconocidos, sin experiencia, protagónicos, altaneros y serviles con el poder. Aunque se debe reconocer que hay excepciones y en sus filas también existen hombres y mujeres muy capaces.
México siempre ha sido un país muy peculiar por sus herencias indígenas y españolas. El grado de mestizaje nos hace distintos, pero no diferentes a la hora de votar y elegir. En los procesos electorales por venir, partidos y candidatos tendrán que esconder los fantasmas del pasado. El PRI, se encuentra envuelto en descredito de corrupción y represión, pero aun así sueñan con retornar al poder; en el PAN resultaron incapaces de superar visiones retardarías, están divididos y sin ética moral; el PRD se encuentra desfondado y convertido en un partido de membrete; mientras que la chiquillada busca el mejor cobijo que le permita sobrevivir en lo económico y le comparta migajas de poder. Hay que estar pendientes.