La democracia tiene como objetivo crear instituciones que normen la convivencia social, la implementación y acción de diferentes órdenes de gobierno y crear instituciones que organicen y vigilen los procesos electorales. En México ya se tienen experiencias del nacimiento, crecimiento y perfección de los procesos electorales que han llegado a legitimar la alternancia en el poder. A pesar de ello, falta más vigilancia a los recursos económicos que llegan a campañas políticas y candidatos. A nivel federal, estatal y municipal existen casos de recursos públicos y del narcotráfico. Recursos mal supervisados por el Instituto Electoral Federal y Local. Ejemplos existen muchos, lamentablemente poco se ha hecho por desterrar estos vicios.
En su mayoría, los procesos electorales de todos los niveles, no han dado los resultados esperados, por ello hay que ajustarlos y auditarlos, no simularlos. Para la mayoría de los ciudadanos estos procesos no son confiables ni legítimos y esto genera un alto abstencionismo, sumándole que los partidos políticos se han convertido en negocio de mafias políticas o familiares y que los gobiernos no tienen una buena rendición de cuentas, provocando corrupción, impunidad y cotos de poder.
Hay procesos electorales del pasado que se dimensionaron en descalificaciones de autoridades y candidatos. Actualmente La guerra sucia sigue a su máxima expresión y el año entrante no será la excepción. En el proceso electoral del 2021 para elegir diputados federales, llamado “intermedio”, el gobierno federal va con todo, utilizará información privilegiada para ventilar casos de corrupción del pasado; los partidos de oposición, PAN, PRD y MC, buscan la manera de hacer un solo frente (coalición) para contrarrestar al poder presidencial. Ahora hay que ver si lo logran y que ofrecen en sus propuestas. El PRI, vive en un mar de confusiones políticas y se mira timorato ante el temor de perder parte del poder y débil ante un presidente que lo convirtió en PRIMOR y se refleja como sector afiliado a MORENA.
Por lo pronto, la crítica y comentocracia, ven todo negro en los resultados de gobierno de LÓPEZ OBRADOR; el gobierno federal, por su parte, realiza enroques en el gabinete presidencial y sigue con atención la lucha por la dirigencia de MORENA y prepara su artillería por lograr la mayoría en la próxima Legislatura Federal. Rifó un avión, sin avión, pide consulta popular en contra de ex presidentes y refleja también que no es congruente en muchas cosas que dice y hace. Promueve además el sentimiento de odio que cae en campo fértil en fanáticos que otorgaron cheques en blanco y desconocen cuál será su utilidad. Ahora hay que estar a la espera de cómo se alimentará la bestia que se engendró y quién la podrá detener.
Los partidos políticos en México tienen una gran responsabilidad social, representan modelos de gestión, acción política, y la capacidad de identificar esas circunstancias y anticiparse a las demandas futuras de sus bases. Por ello, en Sinaloa los partidos están obligados a elegir hombres y mujeres que tengan gran responsabilidad social y que no solo busquen los votos para triunfar en lo electoral.
Partidos y candidatos, deben cambiar sus estrategias del pasado, olvidar campañas tradicionales, ser visionarios y dejar de usar el librito de campañas imprácticas que les brinda la mercadotecnia.
Los servidores públicos por venir, deben generar mecanismos legislativos que beneficien a la sociedad; incentivos fiscales que sirvan como motivador para el desarrollo económico y apoyos a Estados y Municipios. Ser voz de la sociedad y no de fracciones partidistas que en ocasiones se convierten en mercaderes del poder, comprando votos legislativos y cambiando ideologías de un día para otro.
Es tiempo de cambiar el chip y dejar atrás tiempos pasados, dejar ideas y programas de gobierno que no funcionaron y que solamente han servido para generar odios y resentimientos que no permiten ver hacia el futuro. Los actos de corrupción del pasado no deben quedar en la impunidad y el olvido, estos no se resuelven mediante consultas ciudadanas con tintes políticos. Para ello están los órganos de impartición de justicia. Es tiempo de afrontar el desafío del futuro, apuntando la importancia de revisar y perfeccionar los canales institucionales de socialización y orientación política, a fin de revitalizar e influir sólidamente en la conciencia de la comunidad, los valores y postulados democráticos.
Uno de los signos fundamentales que rigen el acontecer de la sociedad contemporánea es el cambio. Profundos e intensos cambios políticos, económicos, sociales, tecnológicos y culturales. Estos se suceden en gran escala y afectan e influyen en las características de la mayor parte de nuestras regiones del país. Las nuevas generaciones nacieron en crisis y en crisis seguirán sí no se asumen mayores responsabilidades de todos por igual. Las generaciones pasadas vivimos otra época y nos marcaron otras circunstancias.
Nada es igual, así que, hay que ponernos las pilas para resolver los problemas existentes en nuestro entorno político, económico y social. No se puede defender lo indefendible, mucho menos meter las manos al fuego por gobernantes que no sabemos las condiciones en que terminarán sus responsabilidades. Los cambios comienzan en casa y hay que poner el ejemplo. Aunque tampoco es válido que nuestros servidores públicos hagan lo que se les venga en gana.