La revolución mexicana se definió a sí misma como democrática. La coalición de fuerzas sociales que la apoyó se amalgamó en torno al lema “Sufragio efectivo, no relección”. Sus demandas originales fueron el restablecimiento del orden constitucional y la vuelta a la justicia. Actualmente, igual que en el pasado, la lucha por el poder nos está llevando a una guerra entre mexicanos y los problemas nacionales se alejan de su posible solución. Pensamos que la constitución abriría un amplio horizonte al desarrollo político, pero tal parece que los actores involucrados desconocen el contenido de sus artículos que son ley o simplemente la invocan y dan la espalda al orden constitucional.
En gran parte de la población mexicana hay confusión, el compromiso constitucional de asegurar que los órganos del poder se produzcan como consecuencia de la expresión de la voluntad de las mayorías sin conculcar los derechos de las minorías no se ha cumplido a cabalidad. El país necesita de un proyecto político que nos una toda vez que estamos sumidos en la confrontación. El presidencialismo mexicano nos hace daño en lo referente a las atribuciones meta constitucional. La sumisión de los poderes Legislativo y Judicial al Poder Ejecutivo, se convierte en un abuso que no habla bien de quienes nos gobiernan.
Es necesario impulsar los cambios que la sociedad demanda promoviendo nuevas prácticas e impulsando una mejor democracia. Los partidos políticos deben dejar de ser campos de batalla y resolver sus conflictos mediante el debate y el diálogo constructivo. Deben dejar atrás el pasado y convertirse en semillero de las nuevas generaciones políticas.
El PRI nació de una revolución; el PAN, surgió con el fin de combatir la política de masas del cardenismo y el resto de los partidos políticos nacieron de una reforma política cuya ideología les daba la oportunidad de repartir el poder político en México. En la actualidad, los dirigentes de los diversos partidos no solo se eternizaron en el poder, sino que manejan a estos organismos políticos como propiedad privada, convirtiéndolos en su modus vivendi.
Con la reforma política electoral propuesta por el presidente AMLO, estamos ante la posibilidad histórica de que se de una nueva apertura democrática, pero dicha reforma se debe socializar y mejorar. Se nos está impidiendo avanzar ante los intereses grupales de unos cuantos, y eso es un vil chantaje. No se defiende la democracia teniendo temor del cambio ni queriendo desaparecer al INE como si este fuera propiedad privada, lo ideal sería aprovechar su experiencia y estructura y mejorar lo que se tenga que mejorar.
La sociedad demanda cambios, nuevas prácticas y nuevas conductas que impulsen una mejor vida democrática. No se defiende la democracia con gritos o mentadas de madre, mucho menos amenazando y desacreditando al contrario, regocijándose en sus dificultades, obstaculizando las oportunidades de éxito y chantajeando en beneficio de unos cuantos.
En Sinaloa, el gobernador RUBÉN ROCHA MOYA, debe pensar en grande en lo político, económico y social, con rumbo y sentido histórico. Los sinaloenses no quieren extremismos, choques o acciones violentas. Más bien anhelan programas y reformas modernizadoras que mantengan la vigencia del civismo, la participación y tolerancia. Atrás deben quedar los gobiernos de privilegios, de limitaciones a las libertades y cancelación de los derechos sociales.
Los alcaldes sinaloenses que quieran reelegirse o buscar una diputación, están obligados a mantener los consensos fundamentales que permitan la gobernabilidad, a respetar la ley y administrar honestamente los recursos públicos brindando buenos resultados de gobierno. No hay que olvidar que las elecciones por venir deben ganarse convenciendo al pueblo y dando respuesta puntual a sus demandas.
REVOLTURA POLÍTICA
MARCELO EBRAD, considerado como una de “las corcholatas” que aspira a la candidatura presidencial por MORENA, manifestó que ya les tomó protesta a sus representantes en los 300 distritos federales electorales del país. Si esto es real, puede ganar la encuesta de MORENA y con ello amarrar la candidatura presidencial. Habrá que esperar para ver si “el León es como lo pintan”. La pregunta que queda en el aire es ¿Quiénes son sus representantes en los 7 distritos electorales de Sinaloa? . . . Sigue la lucha por la dirigencia del PRI en Sinaloa, quien gane tiene la oportunidad de ser candidato plurinominal a una diputación local o bien negociar en lo político y en $. No será nada fácil domar a un tigre que lo puede devorar.