El presidente LÓPEZ OBRADOR, reitero nuevamente su planteamiento de realizar una consulta ciudadana para definir si se juzga o no a expresidentes de la República, y aunque su postura es supuestamente en contra, ha señalado que respetará el resultado final. No quiere que esto se vea como “una venganza”, pero los hechos demuestran lo contrario.
El ex presidente FELIPE CALDERÓN, Sin mucha calidad moral, se defiende y acusa a LÓPEZ OBRADOR de persecución política en su contra, mientras que las manchas de la corrupción e impunidad de su administración lo exhiben como un mal administrador y un presidente sin control de lo que hacían o dejaban de hacer sus principales colaboradores.
Baste decir que GENARO GARCIA LUNA, es huésped de la justicia en Estados Unidos; que se triplicó el costo de la construcción de la estela de luz; y que decir de la compra del avión presidencial, que no usó y que dejó listo para que lo estrenara el presidente ENRIQUE PEÑA NIETO. Esto entre otras cosas, reflejan a CALDERÓN como un presidente débil, que en vísperas de entregar el poder, negoció y pactó su salida. PEÑA NIETO, lo amparó y lo protegió, mientras que el actual gobierno da fuertes señales de que va por él, lo exhibe, lo quiere quieto y desacreditado.
Al entrar en un tema de interés colectivo, sería interesante que la consulta ciudadana que ofrece el presidente LÓPEZ OBRADOR también se realizara en Sinaloa con ex gobernadores como MARIO LÓPEZ VALDEZ, hoy convertido en próspero empresario que domina varias actividades económicas de la entidad, buscando además retornar a la actividad política; también mandar a consulta ciudadana a exalcaldes de Ahome, Guasave, Culiacán y Mazatlán entre otros, que al salir de sus responsabilidades reflejan patrimonios difíciles de comprobar ante instancias gubernamentales y aun así, algunos de ellos quieren gobernar la entidad. En los archivos del registro público de la propiedad hay elementos de sobra para juzgar y exhibir actos de corrupción del pasado y del presente.
Gran número de ex servidores públicos y otros del presente, no se quitan la mancha de la corrupción. En muchos de los casos son frívolos, interesados, y de doble cara. Claro que hay excepciones, hombres y mujeres honestas y dispuestas a servir, algunos de ellos siguen activos y otros salieron de sus responsabilidades con la frente en alto y viviendo modestamente, pero lamentablemente, las figuras honradas pesan poco a la hora del recuento. También la honestidad tiene enemigos a vencer dentro de grupos de interés político y económico que buscan frenar avance y desarrollo que no los beneficie. En fin, hay de todo como en botica.
En vísperas de arribar al proceso electoral del 06 de junio del 2021, se vive una campaña de intenso desprestigio y exhibición de actos de corrupción. Diversas encuestas dicen que los políticos, le han fallado a la sociedad. No suelen verlos como servidores públicos confiables, preparados, cumplidores y guardianes del bien común, sino que los ven como tipos deshonestos y mentirosos, dispuestos a hacer cualquier cosa por enquistarse en algún pesebre gubernamental con el ánimo de desangrarlo.
El servicio público se ha convertido en un lucrativo negocio que permite hacer grandes fortunas al amparo del poder, y estas se logran en los moches, que por cierto están de moda y no son nada seguras. Si hay dudas hay que preguntarle a EMILIO LOZOYA, ex director de Pemex, que balconeó y sobornó a diversos actores políticos, así como RENÉ BEJARANO quien fue exhibido en un video, cuando fue colaborador cercano del hoy presidente LÓPEZ OBRADOR, recibiendo 45 mil dólares como soborno por parte del empresario argentino CARLOS AHUMADA.
Los precios alzados en la obra pública siguen siendo un buen negocio, principalmente cuando esta no se audita por fuentes externas y expertas; la adquisición de bienes y servicios, las juntas de agua potable, la compra de medicamentos, el transporte público, así como viejos colchones que provocaron la renuncia de un Secretario, etc. Han sido grandes negocios que no se pueden dejar fácilmente. Tocar el presupuesto o desviarlo a otros fines es dinamita pura, principalmente cuando no es seguro dejar sucesor en el gobierno en sus tres niveles y la Auditoria Superior de la Federación, se puede hacer presente. Las historias de actos de corrupción son tantas que no vale la pena consignarlas, mucho menos si no hay castigo en ellos, en cambio se politizan y son usadas para exhibir, mediatizar y capitalizar en lo electoral.
El sector público es utilizado como un botín para comprar conciencias. La sociedad por su parte olvida pronto y sin querer se convierte en cómplice de la corrupción. En este caminar vamos todos, unos robando, otros gastando, algunos gritando, otros más arrastrándose con quien tiene el poder, mientras que la mayoría no se atreve a denunciar estos hechos ante las autoridades correspondientes. Así que, ¡viva México!, un país donde nuestra compañera eterna sigue siendo la corrupción.