México requiere transitar “de país de un solo hombre” (el presidente de la República) a una democracia donde impere el derecho, la civilidad política y la rendición de cuentas. Una división de poderes real y respeto al Estado de derecho. Este 6 de junio tan anunciado y manoseado políticamente, tenemos la oportunidad de elegir a los mejores hombres y mujeres para que gobiernen nuestro Estado, municipios y nos representen dignamente en las Cámaras de Diputados.
La guerra sucia, la incursión de la delincuencia organizada en las campañas electorales, la violencia política, las pasiones, la intolerancia y la confrontación entre ideologías partidistas, tienen que valorarse en su justa dimensión para preguntarnos ¿a dónde nos está llevando todo esto?
Tan mal andamos que también le abonamos a la violencia que invade el territorio nacional, por la incapacidad del modelo económico que no funcionó en años pasados y que hoy nos lleva por otro modelo disque transformador; la corrupción sigue vigente y hay poco tiempo para lograr los resultados deseados; la ineficiencia y el desprestigio del sistema judicial son como el lodo que no se cae de un día para otro, pero la justicia no debe politizarse y los órganos electorales no pueden seguir siendo madrigueras de intereses políticos donde se transa y se pacta ante leyes que se estiran como ligas tratando de que no se rompan.
Existen otros ingredientes generadores de inconformidad social: la impunidad, las amenazas del crimen organizado, la pobreza, la injusticia social, la perdida de valores y la ausencia de liderazgos en la sociedad y en los partidos políticos. ¿No será suficiente todo esto, que ha alentado los fraudes electorales y alejado al ciudadano de las urnas, cómo para abonar algo más?
¿Quiénes serán los líderes que habrán de asumir estas nuevas responsabilidades? esos que reclaman los nuevos tiempos, aquellos que tengan la habilidad de encausar a Sinaloa hacia verdaderos rumbos de progreso y bienestar. Se busca a alguien que nos una a todos por igual en un proyecto de evolución transformadora, con ideas de planeación democrática que impriman solidez, dinamismo, permanencia y equidad al crecimiento de la economía para la independencia y democratización real del Estado. La respuesta la tiene el electorado, quien sin pasiones y con un voto reflexionado deberá de contratar a los nuevos servidores públicos este 6 de junio venidero.
Muchos sinaloenses piensan que por el simple hecho de cambiar al gobierno cada tres o seis años la situación mejorará. Sin embargo, para lograr los cambios anhelados se requiere tiempo, preparación, planeación, gestoría, dinero, equipo, disciplina financiera y mucha organización con participación ciudadana.
Por lo pronto hay que salir a votar. Si se quiere anular el voto como mensaje de inconformidad, se está en pleno derecho, pero hay que cumplir con esa responsabilidad. Pasando la elección deberemos trabajar en equipo para superar la crisis, restablecer el crecimiento económico y cambiar todo aquello que no ha funcionado, mejorando y no destruyendo como viene sucediendo. Habrá oportunidad para la reconciliación política-social que ayude a solucionar los desequilibrios económicos y a elevar el nivel de vida de las mayorías, bajo un régimen democrático, respetando los derechos inherentes a la naturaleza humana.
En Sinaloa las campañas políticas están por entrar en veda electoral. Es importante recordar que en ellas se ofreció acabar con la corrupción, castigar las conductas ilícitas de los funcionarios públicos, apoyar a los hombres del campo, agricultores, ganaderos y a la sociedad en general con programas sociales. También se ofrecieron motores marinos para pescadores, electrificación de zonas rurales, crear la financiera rural en el Estado con créditos baratos para el sector productivo, entre muchas cosas más.
A partir de que el próximo gobernador asuma sus responsabilidades como tal, sus promesas de campaña deben pasar a ser realidades de gobierno, vigilando el desempeño de sus colaboradores y reglamentando el ejercicio de las erogaciones presupuestales para evitar dispendios, desperdicios o corrupción.
Las preferencias electorales del momento apuntan al triunfo de RUBÉN ROCHA MOYA, quien asegura que “ya ganó la elección por la gubernatura, y será el pueblo el beneficiario”. Por su parte MARIO ZAMORA GASTÉLUM dice que “el pueblo de Sinaloa ya decidió y decidio por Zamora”. SERGIO TORRES manifiesta haber ganado el segundo debate y promete ganar la elección. Ahora hay que preguntarle al electorado, principalmente a los indecisos ¿por quién votarán? ¿Quién les gusta para gobernador? Esperemos que reflexionen muy bien por quien cruzarán la boleta electoral, porque solo ellos tienen el poder de decidir “quién se queda y quien se va”.