Es muy popular el dicho de que en la guerra y en el amor todo se vale, y esto también aplica en la política donde la guerra sucia está a la orden del día, pero esta debiera ser con calidad y estrategia y todo indica que no es así. Desafortunadamente desde hace varios años se vienen presentando diferentes modalidades de guerra sucia. Lo más usual es utilizar la vida privada de los personajes en competencia, luego sigue la no transparencia y los negocios.
Últimamente lo más socorrido ha sido el filtro de encuestas donde se juega con números increíbles que en algunos casos hasta causan risa. En fin, la guerra sucia deslegitima a los gobiernos, partidos, funcionarios, candidatos y empresas encuestadoras. Desanima al electorado y cada día los índices de votación son más raquíticos. Actualmente se habla del 60% de participación, pero si no se llega a este porcentaje será muy preocupante para la democracia. La pregunta es ¿Qué va a pasar a futuro?, ¿Será necesario realizar una nueva reforma electoral, poniendo a prueba la voluntad gubernamental y de los propios partidos?, ¿Acaso solo en ellos está la responsabilidad legal y la voluntad política?
El Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, tiene la oportunidad histórica de cambiar el orden jurídico en lo político, económico y social. La población mexicana tiene hambre de justicia social; de democracia donde se tenga la oportunidad de escoger a los mejores hombres y mujeres que competirán por un cargo de elección popular; hambre de una real competencia entre dos o tres partidos que no sangren el presupuesto público.
No es posible que sigamos poniendo en duda lo que nos dice el presidente de la república todos los días en su programa las mañaneras. Esto ha provocado que las redes sociales nos invadan con opiniones diversas y nos confundan a tal grado que no podamos identificar lo que es mentira o verdad. Esta falta de credibilidad es utilizada por los distintos actores políticos (PAN, PRI, PRD, MORENA, Movimiento Ciudadano, PT, Fuerza por México, etc.) para hacernos creer que ellos ganarán las elecciones del 6 de junio venidero. Pero no es posible que sistemáticamente todos se digan ganadores.
Lo más recomendable sería clarificar el financiamiento de los partidos políticos en México, con reglas claras, sin simulación y acabar con tanto partido que solo beneficia a parientes y amigos, ayudando a dividir el voto para que sigan gobernando los mismos. Necesitamos partidos políticos con real autonomía y separación formal del presidente de la república, gobernadores y alcaldes.
Los partidos no pueden ser reinventados cada seis años, tampoco es justo que desaparezcan unos y surjan otros. Los partidos políticos se deben cuestionar que es lo que desean para el futuro, auditar políticamente sus gobiernos, convencer a los electores de sus programas de acción, de la ruta trazada y tener ideas prácticas.
En la actualidad se siguen dando bandazos políticos de un lado a otro y seguimos sin comprender quien es quien en lo electoral. En materia económica, las señales son contradictorias unos nos dicen una cosa y otros la desmienten. El presidente de la república nos dice que vamos bien mientras que la oposición los cataloga como la peor administración de los últimos años. Ante todo esto, la sociedad quiere ver y escuchar lo justo desde la perspectiva de la serenidad, para empujar el cambio prometido o dar un viraje de timón. De otra manera estamos en distinta sintonía donde lo que realmente cuenta son los intereses de grupo y no del país.
También existe un problema de generaciones. Hay un sector de la vida política nacional y estatal que se siente marginado de las decisiones presidenciales y el proyecto político es de gran concentración del poder. La Secretaría de Gobernación, antes poderosa y factor de equilibrio, ahora es una dependencia más que transita en el ostracismo. Por ello hay señales contradictorias en el gobierno de la 4T.
El PAN pudo ser oposición real en lo electoral, pero no tuvo más opción que ir en coalición con el PRI a quien en el pasado enfrentó y llamó antidemocrático, y no conforme con ello, se sumó también al PRD cuyos miembros se dijeron demócratas, pero mostraron mañas iguales a las de los demás partidos y en su mayoría terminaron emigrando a las filas de MORENA y todos juntos forman “una capirotada” de intereses que luchan unos contra otros por el poder político.
Los partidos políticos en Sinaloa caminan al filo de la navaja porque son parte del poder que nos gobierna, movilizan al ciudadano rumbo al proceso electoral del 6 de junio, se juegan su futuro, pero la última palabra la tendrá el electorado. Así que hay que guardar la calma, por el momento no hay nada para nadie. RUBÉN ROCHA MOYA sigue como puntero, pero está estancado y MARIO ZAMORA no descansa, mientras que SERGIO TORRES se prepara para el segundo debate.