A pesar de la voluntad y las buenas intenciones de quienes han gobernado Sinaloa, no se ha podido solucionar el problema de la pobreza y de la violencia imperante, mucho menos convertir a Sinaloa en un Estado industrial atractivo a la inversión privada, tampoco han logrado los liderazgos de confianza tanto federal como empresarial, para generar suficientes empleos que ayuden a terminar con las desigualdades sociales. A pesar de que se habla de una inversión histórica en infraestructura médica en el sistema de salud de la entidad, aún le falta mucho por hacer y ofrecer.
Sinaloa es un ejemplo a seguir en materia educativa con universidades públicas y privadas que día a día se esfuerzan por elevar la calidad de la enseñanza como imperativo de desarrollo. Aun así, no se puede cantar victoria, la demanda de educación, investigación y de cultura no admiten demoras.
Por ello se requiere visión, planeación y mucha estrategia para que el Estado ofrezca mano de obra calificada, aunque también necesitamos de jóvenes creativos que desarrollen sus propias fuentes de empleo.
El retorno a clases presenciales es un tema muy escabroso donde nadie quiere asumir responsabilidades, mucho menos admitirán denuncias judiciales o violación a los derechos humanos. Se está dejando la decisión al presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, mientras que el gobernador QUIRINO ORDAZ COPPEL, como Poncio Pilatos se lava las manos y flota ante un Estado que sigue en rojo, pues al fin y al cabo está en el ocaso de su responsabilidad. En este tema todos opinamos como si fuéramos peritos en la materia, sin comprometernos a nada, sin entender que la vida humana no tiene precio. Nuestros hijos y nietos son recursos no renovables, pero la vida debe de seguir, y la educación y economía no se pueden frenar.
La educación presencial tiene que soportarse en argumentos y planes de higiene, infraestructura, servicios y calidad en los centros de educación para no poner en riesgo la salud de los alumnos, maestros y padres de familia. Debe ser una decisión consensada y no una orden política. La actividad económica no puede frenarse, debe seguir su marcha con saldo positivo, con responsabilidad y superando especulación e irresponsabilidades que no conducen a nada.
Sinaloa requiere empresarios que cumplan con una función social de alta complejidad técnica, que combinen adecuadamente los recursos productivos, utilidades, organización, administración y tecnologías; que mejoren sus relaciones laborales y que ayuden a los gobiernos en turno para que la carga no sea demasiada pesada. Empresarios que ayuden y quieran al Estado, sin ventajas ni negocios obscuros que se dan por debajo de la mesa.
La apertura de nuevos espacios en la vida política del Estado y la satisfacción de reclamos sociales de empleo, seguridad y bienestar se pueden lograr bajo nuevas bases de sustento material que se consiguen mediante la superación del reto económico y trabajo de equipo. El paso debe ser firme, con disciplina y perseverancia individual y colectiva. Cuidando y respetando los protocolos de higiene y salud.
El Estado debe apoyar firmemente al empresario nacionalista que manifieste una renovada cultura industrial, con estrategia de inserción a las corrientes mundiales de tecnología y comercio porque en el competitivo mundo actual, no son solo las empresas las que exportan e invierten sino el país entero. Se requiere una alianza estratégica entre gobierno, empresarios y trabajadores para invertir en investigación y apertura de nuevos mercados. Un Estado promotor y firme aliado de las empresas sinaloenses en lucha permanente por atraer nuevas inversiones nacionales y extranjeras.
La organización y el compromiso de los trabajadores ha sido un elemento decisivo para sentar las bases de una entidad que, como pocas, tiene mucho que ofrecer en cuanto a recursos naturales, humanos, infraestructura hidráulica, carreteras, marítimos, aéreos y ferrocarriles. Ahora solo falta garantizar el crecimiento de la economía. Por esto y otras cosas más no hay crecimiento económico sin la participación de grupos sociales, como tampoco hay desarrollo justo y equilibrado sin la dirección y orientación del gobierno en sus tres niveles.
El gobernador electo DR. RUBÉN ROCHA MOYA, asumirá responsabilidades constitucionales el próximo primero de noviembre y se ha comprometido a promover acciones para redistribuir el poder de decisión a favor de los que menos tienen, apoyando a los los altos de Sinaloa y a los marginados de las zonas rurales y urbanas de este lindo Estado lleno de contrastes sociales. Sinaloa y su próximo gobierno tienen la oportunidad de avanzar hacia un renovado pacto federal y lograr un mayor desarrollo ante las necesidades tan diversas de un Estado lleno de contrastes, con ricos valles, costas y zonas montañosas que constituyen un reto para la gestión adecuada de
mejores presupuestos en la Cámara de Diputados en los años por venir. Y todo apunta que también se dará vida a la Secretaría de Bienestar.