En nuestro país se vislumbran cambios importantes. Sin embargo, para avanzar en todos los sentidos es necesario la participación de toda la sociedad con el fin de superar añejas divisiones políticas que solo llevan al debilitamiento social, todo esto se puede lograr con educación y dejando de ser marionetas del poder y de partidos políticos que solo reflejan interés por ellos mismos.
Es tiempo de una verdadera integración, la inercia de confrontación política entre azules, amarillos, rojos, verdes y morenos sigue produciendo pasiones que llevan al odio, frenan el desarrollo e impiden acuerdos para lograr un futuro con justicia social.
Los sinaloenses somos testigos y protagonistas de profundos cambios en las formas de convivencia política, en las concepciones, las tradiciones, las costumbres y la percepción que tenemos de nuestro Estado y de nosotros mismos. Es tiempo de pensar en el futuro, darle la vuelta a la página electoral del 6 de junio pasado y lograr la unidad que tanto se añora.
La democracia no se defiende con gritos, declaraciones o con temor al cambio, tampoco con la idea de que el pasado fue mejor, como si pasado y gobierno fueran propiedad de unos cuantos. La sociedad actual quiere cambios de fondo, no maquillados, mucho menos manipulaciones o chantajes para que todo siga igual. Los cambios que demanda la sociedad deben impulsarse mediante el derecho, pues no hay cambio democrático al margen de la constitución. El 6 de junio pasado la sociedad dictó su veredicto y ahora exige cumplir como gobierno las promesas que se hicieron en las campañas electorales.
En Sinaloa, cada sexenio se ha distinguido por la obra de sus respectivos gobernantes: LEOPOLDO SANCHEZ CELIS, chocó políticamente con quien fuera dirigente del CEN del PRI CARLOS MADRAZO, por su intento de democratizar al tricolor. Desde luego esto lo llevó también a confrontarse con el entonces Presidente de la República GUSTAVO DÍAZ ORDAZ. De la obra “Sanchescelista” destacan las carreteras a las cabeceras municipales.
ALFREDO VALDEZ MONTOYA, originario de la villa de ahome, tuvo un estilo muy diferente de gobernar. De trato suave, inteligente y con mucha planeación. Sin ser político, construyó en su administración lo que hoy es el edificio que alberga las oficinas del PRI, fue un gran impulsor de políticas públicas en materia agropecuaria, educación y comunicaciones. En su tiempo se construyó la autopista Guasave-Los Mochis. A VALDEZ MONTOYA le tocó gobernar con dos presidentes de la República: GUSTAVO DÍAZ ORDAZ y LUIS ECHEVERRIA, este último etiquetado como un hombre impredecible y populista.
Posteriormente, al líder obrero ALFONSO G. CALDERÓN, le tocó la otra moneda del gobierno de LEA, quien lo empujó a generar un sinfín de invasiones de terrenos agrícolas y confrontarse con dirigentes de este sector sin importar que siguen siendo pilares de la economía de la entidad. La obra de CALDERÓN se distinguió por las políticas públicas en materia de servicios públicos, cultura y administración. Gracias a él algunas comunidades de los altos de Sinaloa pudieron contar con agua potable, escuelas y caminos. Dentro de su obra cultural se construyó DIFOCUR y se establecieron programas culturales en todos los municipios de la entidad. Su mayor obra fue la construcción del Palacio de Gobierno y las unidades administrativas. Formó una clase política que aún tiene vigencia.
Después llegó ANTONIO TOLEDO CORRO, quien se ocupó de desestabilizar a la UAS con la creación de los COBAES y la Universidad de Occidente. Fue señalado como responsable de haber masificado el narcotráfico en Sinaloa. Su principal obra, además de la educativa, fue la autopista las Brisas-Culiacán.
FRANCISCO LABASTIDA OCHOA, despertó muchas expectativas por las ofertas de desarrollo que planteó como candidato. Sus mayores obras fueron la transformación de Topolobampo en un puerto de buen nivel de servicios marítimos, centros de salud, el desarrollo de Mazatlán y la súper carretera Culiacán-Mazatlán. Quiso trascender creando una nueva corriente política, pero lo hizo con la invasión de chilangos que lo acompañaron y se enriquecieron.
RENATO VEGA, enfermo y sin más ambición política futurista, simplemente se administró para salir con el sexenio; JUAN S. MILLÁN, se distinguió por un ejercicio gubernamental con alta dosis de política que le sirvió para trascender por 18 años de gobierno. MILLÁN gobernó con un Presidente de filiación Panista como VICENTE FOX, a quien le ganó la sucesión gubernamental, con JESÚS AGUILAR PADILLA, quien a su vez la perdió con MARIO LÓPEZ VALDEZ.
Como es bien sabido, QUIRINO ORDAZ COPPEL perdió su sucesión con RUBÉN ROCHA MOYA y su partido el tricolor se fue a la lona. En unos meses más, ORDAZ COPPEL se pondrá a disposición de la historia para que juzgue su obra de gobierno, mientras que la próxima legislatura local calificará y auditará las últimas cuentas de su administración.
Todo esto es como un guion que se repite cada seis años, donde la población siempre estará con el ganador mientras el perdedor se queda solo rumiando su frustración y soñando lo que pudo hacer como gobernador.