En México, se desnudan formas de hacer política, se exhiben intereses y se demuestra que seguimos rodeados de muchos aventureros de la política que buscan el poder en beneficio propio y de los grupos que los rodean. Los mexicanos pedimos bienestar, paz y honestidad, pero solo son gritos al vacío. La solución a los problemas que se viven en México no está en ocultarlos a través de jugadas espectaculares, distracciones o confrontaciones estériles. Andamos mal, eso hay que reconocerlo y tenemos que hacer algo para mejorar.
Urge un golpe de timón presidencial, que haga eco en los partidos políticos, en los sectores empresariales y sociales, para buscar en unidad nacional una solución a los problemas que nos aquejan. No es la política del personalismo o de agitación partidaria donde se encontrará la solución, sino en aquella que se apoya en consensos nacionales ampliados. Sin embargo, hay indicadores que marcan que vamos en sentido contrario y con la brújula extraviada.
Las principales demandas de los sinaloenses, siguen siendo justicia, seguridad, empleo, salud, educación, servicios públicos, mejores precios en diésel y gasolina, así como tarifas justas de la CFE. Sin olvidar lo que hay pendiente en cuanto a rendición de cuentas y los actos de corrupción que no se borran de un plumazo.
Para lograr un mejor Sinaloa se requieren políticas públicas viables y sustentables que promuevan legalidad y transparencia con desarrollo económico. Quien llegue a gobernar Sinaloa, sin que importe ideología o color partidista, deberá traer bajo el brazo un diseño de gobierno con planeación, honestidad, transparencia y justicia social.
Sinaloa se encuentra en un proceso de transformación, provocada, entre otras cosas, por el coronavirus, la violencia y la corrupción. Enfrentamos un entorno que nos está cambiando en todos los sentidos. Somos testigos y protagonistas de cambios en las formas de convivencia política y social, en las concepciones, tradiciones, costumbres y en la percepción que tenemos los sinaloenses sobre nosotros mismos. Llegó el momento de plantearnos con seriedad y responsabilidad la readecuación de nuestros esquemas de convivencia política mediante procesos electorales limpios, dejando atrás el canibalismo y las venganzas políticas para dar pie a la unidad.
En materia económica, el Secretario de Hacienda, ARTURO HERRERA, confirmó el huracán a enfrentar en esta materia, así que hay que ajustarse el cinturón y sacrificar el bienestar por otros años más. En política, está confirmado el rechazo que hay no solo hacia los partidos políticos, sino contra los políticos que llegan al poder a base de engaños, buscando resolver sus problemas económicos. También hay otro ingrediente que tiene insatisfecho al electorado, y es el hecho de ver siempre las mismas caras en las boletas electorales, con candidatos reciclados como si no hubiera más. Si cambió la sociedad ¿por qué no cambian los partidos políticos?
Es momento de reflexionar y terminar con aquellos grupos políticos y económicos que siempre se han disputado el poder manipulando a la sociedad. “La política es la esencia del poder y la esencia del poder es la política”, lo que la convierte en un círculo vicioso que no permite un cambio para la verdadera democracia, haciendo que esta se vuelva un negocio, ya que en este tema no hay amigos, solo intereses. Así que fuera apasionamientos.
Hay muchos apuntados que aspiran a gobernar Sinaloa, solo hay que esperar para ver quiénes serán los elegidos con candidaturas y que partidos tendrán las mejores propuestas para sacar a nuestro Estado de los parámetros en que se encuentra en materia de salud, desarrollo económico, apoyo al campo y pesca; así como el mejoramiento de las comunicaciones aéreas, portuarias y carreteras, para que le den mejor movilidad a la planta productiva y sigan impulsando el turismo. También es necesario consolidar a la entidad en su industrialización. Los cimientos para lograrlo son fuertes, solo se requiere visión, planeación, trabajo en equipo, para demostrar que Sinaloa no solo es un gran productor de granos, un orgullo en turismo y en producción de camarón, somos mucho más.
Por lo pronto hay que prepararnos pues en redes sociales nos están saturando de fotografías, mensajes y poses de personajes que buscan llamar la atención para lograr un puesto de elección popular. También se pondrá de moda la guerra sucia entre partidos y grupos de interés político, para denostar a todo aquel que intente participar en lo electoral. La guerra de los videos ya inició, con actos de soborno y corrupción y bien podría continuar con señalamientos de nexos con el narcotráfico, que es lo más socorrido. Prepárense para ver a los aspirantes difundiendo por las redes sociales mensajes maquillados y muy bien pensados, para agradar el oído. En fin, tendremos un carnaval de ofertas electorales, algunas buena y otras no tanto, que más bien dan pena ajena por su falta de capacidad o por los señalamientos de corrupción que arrastran tras de sí. ¡Arranca el espectáculo electoral señores, tomen su mejor localidad!