Hoy como ayer, la población mexicana, es testigo de enfrentamientos ideológicos y de negocios entre cúpulas empresariales y el Gobierno Federal. Los enfrentamientos entre gobiernos y empresarios no es ninguna novedad y seguirán como un cuento de nunca acabar, al existir entre ellos relaciones temperamentales y fuertes intereses. Sin embargo, ambos saben que se necesitan, por lo que alguien tendrá que ceder tarde o temprano.
La relación de grupos de gran poder económico con la clase gobernante debe ser transparente y sin chantajes. La política, sociedad, cultura y economía deben de cambiar por el bien de todos, y el ejemplo lo tiene que poner la clase gobernante que se convirtió en socio y cómplice de empresarios convenencieros.
El sistema que nos gobernó estimuló la corrupción, y fue el Estado el que diseñó la operación de organismos que fueron de propiedad estatal. En 1982, el Estado controlaba 1,155 entidades paraestatales, de los cuales 724 eran empresas de participación mayoritaria, 75 de participación minoritaria, 103 organismos descentralizados y 223 fideicomisos. Mismos que en su mayoría pasaron a pocas manos empresariales, quienes incrementaron su riqueza y poder: Fertimex, Ferrocarriles, Aeropuertos, Hoteles, Ingenios Azucareros, Productora de Semillas, Bancos, Altos Hornos de México, Tel-Mex, Autopistas, radio y Tv. etc. El número de paraestatales bajo el dominio del Estado creció bajo el gobierno del presidente LUIS ECHEVERRIA y disminuyó bajo el mandato de los gobiernos de MIGUEL DE LA MADRID y CARLOS SALINAS DE GORTARI.
Sin embargo, algunas empresas “estratégicas” para el Estado como PEMEX y CFE siguen siendo patrimonio nacional por el petróleo, gas natural, la distribución de petroquímicos, la generación y distribución de electricidad, además de que han servido de madrigueras de la corrupción.
México tuvo una entidad única que le sirvió para proveer alimentos a precios subsidiados a grupos de bajos ingresos del país: la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO), que debido a su gran poder de compra, pudo imponer precios al producto doméstico en muchos básicos. Desapareciendo por decreto presidencial en 1999, siguiendo las políticas neoliberales.
El Consejo Nacional de Política y Desarrollo Social (CONEVAL) estimó que tras la emergencia sanitaria por el Covid-19, la pobreza por ingresos en México se podría incrementar entre un 7.2 y 7.9%, aumentando la pobreza extrema entre 6.1 y 10.7 millones de mexicanos para este 2020, que sumadas a la existente serán un grave problema por resolver, ante la ausencia de políticas públicas del actual gobierno.
Ante el vendaval por venir, México exige empresarios que cumplan con una función social de alta complejidad moral; que adapten sus decisiones de producción, organización, administración y tecnologías; que mejoren sus relaciones laborales, sin lo cual la producción no es posible. La función empresarial debe modernizarse para alcanzar altos niveles de competencia, eficiencia productiva y social, haciendo a un lado actos de inmoralidad.
La Administración que encabeza el Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, debe apoyar firmemente al empresariado que manifieste una renovada cultura industrial, aquel que deje de ser pordiosero del Estado, al generador de empleos, al que pague impuestos. El estado también debe ser el promotor de la producción y la distribución de la riqueza, no para supeditar el poder político ni sus responsabilidades históricas entre unos cuantos, mucho menos para enriquecer a unos pocos como ha sucedido. Debe ser un Estado que logre la fortaleza productiva, que sea facilitador en la generación de empleos, que motive a la clase empresarial y que le ayude a sacar adelante a los más desfavorecidos del país.
No hay crecimiento económico sin la participación de grupos sociales, como tampoco hay desarrollo justo y equilibrado sin la dirección del Estado. No se puede hacer de nuestra realidad ni política de abandono ni llamados a etapas donde hay que culpar al pasado de todo. Como sociedad llamemos, convoquemos, exijamos de todos para terminar con pobreza, violencia, impunidad y corrupción; con todo desorden e imprecisión en las responsabilidades; con la indisciplina en el gasto; con la economía especulativa; con la ilusión neopopulista o la claudicación neoliberal; con los mitos intervencionistas del Estado y la irresponsabilidad de todo aquel que critica por criticar.
Tenemos la fortaleza para orientar transformaciones de fondo en nuestro aparato productivo; en lo político podemos depurar, castigar y avanzar. El gobierno es de todos y juntos lo podemos lograr, nuestro orgullo está firmemente fundado en nuestra historia y en la superación de los obstáculos y retos que se nos han presentado. Hoy nuestro país está irremediablemente lastimado frente a la pandemia del covid-19, y entre las grandes naciones del mundo lucha por su lugar y su transformación.
En Sinaloa, el Gobernador QUIRINO ORDAZ COPPEL, en coordinación con otros organismos financieros-empresariales, pusieron en operación el “programa de reactivación económica”, dirigido a pequeñas y medianas empresas de sectores estratégicos de turismo, agroindustria, comercio y servicios entre otros. En torno al gobernador, están sumados grandes, medianos y pequeños empresarios que le apuestan al futuro de Sinaloa.
En el municipio de Ahome, el alcalde MANUEL GUILLERMO CHAPMAN MORENO, delinea novedosas políticas económicas y sociales que reflejan la nueva forma de trabajar y una renovada cultura política, procurando corregir el rumbo y la orientación en el modelo desarrollista e institucional que marcan los nuevos tiempos.