Estamos en vísperas de que el presidente LÓPEZ OBRADOR, dé a conocer los resultados de su quinto año de gestión ante la LXV Legislatura Federal. Dicho Informe tendrá una alta dosis futurista hacia el 2024, así lo demuestran algunos gobernadores, las “corcholatas”, los dirigentes de MORENA y sus seguidores.
Los partidos políticos, sin distinción de colores, están poniendo toda la carne al asador, sobran suspirantes y aspirantes por la candidatura presidencial y muchos de ellos no se dan cuenta que no tienen nada que hacer ante un electorado huérfano de hombres o mujeres verdaderamente preparados para representarlos en los diversos cargos de elección popular que estarán en disputa.
A lo anterior hay que agregar el proceso que realizan los diferentes partidos políticos para designar a su candidato por la presidencia de la república. MORENA juega con seis cartas, tres de ellas de relleno y las otras tres con posibilidades reales de ganar la candidatura. En este juego de intereses y de poder, el presidente está convertido en el gran elector y seguramente su mayor temor es perder la sucesión presidencial. Por todo esto, la atención política estará centrada en cada palabra y cada gesto que realice el presidente en su próximo informe de gobierno.
En la coalición PRI-PAN-PRD parece que juegan al sube y baja, sobran las especulaciones, crecen los rumores y se dan con todo. XOCHITL GÁLVEZ, crece como la espuma y como dice un refrán muy popular: “veneno mata veneno”, es la mujer indicada para responder y poner en su lugar a los que se sienten dueños absolutos del poder; por su parte, SANTIAGO CREEL y ENRIQUE DE LA MADRID CORDERO, se observan muy acartonados y no conectan con el electorado; mientras que BEATRIZ PAREDES, mujer de mil batallas, tiene en su contra la marca de un partido desacreditado.
Movimiento Ciudadano de DANTE DELGADO, deshoja la margarita y prepara motores para decidir el método que utilizará para designar candidato presidencial en el mes de diciembre, a sabiendas que su partido es determinante para definir el triunfo entre las dos coaliciones que se enfrentarán el 2024.
A finales de este año el futurismo político estará “desatado” en el país, justo cuando el gobernador de Sinaloa, RUBÉN ROCHA MOYA, inicie su tercer año de gobierno ¿Cómo lo impactará?, ¿Cómo lo afrontará?, ¿Qué resultará? Todo esto obliga al gobernador a realizar un tejido político fino y de mucha altura. Por lo pronto debe encontrar la mejor salida al conflicto UAS-CUEN-OJEDA, tratar de salir lo mejor librado posible del tema de la comercialización del precio del maíz, brindar confianza en materia de seguridad y no descuidar “las piedras” que tiene en el zapato en las figuras de MARIO LÓPEZ VALDEZ y QUIRINO ORDAZ COPPEL.
Su equipo de gobierno debe brindar mejores resultados, evitar caer en los mareos que da el poder y alejarse del futurismo político. Las presiones por venir estarán muy fuertes para la administración de ROCHA MOYA, que se apoya en gobiernos municipales limitados en recursos económicos y con muchas presiones sociales insatisfechas.
Además, no debemos olvidar que muchos de los alcaldes no han pasado la curva de aprendizaje, otros están etiquetados como desleales y corruptos, pero aun así hacen alarde de publicidad y se dicen listos para buscar su reelección. La crítica y la denostación siguen presentes, los tiempos gubernamentales y los tiempos electorales no ayudan y se tiene que remar contracorriente.
Son muchos los frentes abiertos que pondrán nuevamente a prueba el gobierno de RUBÉN ROCHA MOYA. Un gobierno con funcionarios inexpertos políticamente hablando; la postura de la alianza opositora en contra del presidente; el curso que ha tomado la violencia en Sinaloa y las diferentes designaciones de candidatos.
Si ROCHA MOYA quiere salir bien librado, necesita estructurarse a corto, mediano y largo plazo, sin olvidar que su amigo, el presidente AMLO, termina su responsabilidad constitucional el último día del mes de septiembre de 2024. Tiempos y circunstancias que nos guste o no, se modifican, obliga a cambiar de paso y marcan nuevas directrices ante el nuevo inquilino de Palacio Nacional.