Lo que está pasando a nivel mundial en materia de democracia, comercio, migración, economía, violencia, corrupción, etc. está llevando a la sociedad al límite de la paciencia, es como una lectura que obliga a nuestros gobernantes a mantener a flote nuestra soberanía, libertad, democracia y mejorar la economía. Lo que ocurre en Bolivia, Argentina, Venezuela, Nicaragua, Hong Kong, Colombia, etc., debe servir de ejemplo a México para no cometer los mismos errores.
La estancia del Ex Presidente de Bolivia en México, hace que se mueva la política exterior; también se agrega una nueva realidad económica en México con el T-MEC, pero la tardanza en su aprobación por parte del gobierno norteamericano, genera una tensión financiera que afecta el crecimiento proyectado por el Banco de México; a todo esto se suma un presupuesto federal que ha generado un gran descontento entre diversos sectores de la población. Todas estas situaciones nos auguran un panorama muy complicado para el 2020.
Los tres niveles de Gobierno serán sometidos a una dura prueba para hacerle frente a la problemática inédita en la historia del País, el Estado de Sinaloa y sus 18 Municipios. Por lo que las capacidades y estrategias tendrán que ejercerse al máximo, pero además, se hará necesario saber vender programas y disposiciones con resultados tangibles que ayuden a mitigar la carga económica de la ciudadanía. En estos últimos años la crisis económica ha sido la compañera eterna de la población. Hoy se pide un nuevo esfuerzo por parte del Presidente LÓPEZ OBRADOR y el ejemplo se da con medidas de austeridad y combate a la corrupción.
Quienes tienen la responsabilidad en los tres niveles de Gobierno deben de entender que el malestar ciudadano está en el límite de la tolerancia y que cualquier chispa social podría violentar y generar una llamarada difícil de apagar. Ojala la autoridad federal, estatal y municipal sepan evaluar esto en su justa dimensión. Los partidos políticos y los diversos actores sociales y económicos también tienen mucho que aportar para impedir que se encienda una hoguera que nos puede lastimar a todos.
El 2021 será el termómetro de la ciudadanía en el ejercicio del voto en sus diferentes modalidades. Pero a como se están presentando las cosas en materia presupuestaria, combate a la violencia y con una economía que no crece, nada es predecible electoralmente hablando. Ejemplos de lo que puede suceder, se ven todos los días en los países arriba mencionados. El poder legislativo debe ser símbolo de respeto y de autonomía, con iniciativas y leyes, consensadas en la sociedad; la fiscalía General de la Nación debe tener los recursos y atribuciones necesarios para que pueda cumplir con eficacia sus tareas. En fin, todas las dependencias del poder ejecutivo deben estar sujetas a la vigilancia y control de la representación popular. Sin posturas demagógicas, sin afanes protagónicos y sin banderas electorales.
EL PANORAMA AGRÍCOLA SINALOENSE
Ei Panorama Agrícola del país presenta una dictomanía en la que es posible distinguir una agricultura comercial y otra de subsistencia. Los factores que han determinado estos contrastes son diversos como el clima, agua, región y terreno. Sinaloa con una extensión territorial de 58,092 kilómetros cuadrados, equivalentes al 2.9% del total del país, se extiende entre las estribaciones de la sierra Madre Occidental y el litoral del Océano Pacifico, con once ríos y presas que generan energía eléctrica y conforman la infraestructura básica de riego para sus ricos valles, dejando marginación y pobreza en los altos de la entidad. El Ex Gobernador ALFONSO G. CALDERÓN, las denominó como “la zona de las carencias”.
Nuestro Estado está dividido en agricultura de temporal y ricos valles de riego, estos últimos ubicados en la zona centro de la entidad como Culiacán, Navolato y Angostura, ricos en la producción de hortalizas, garbanzo y maíz; Guasave con un gran potencial agrícola; y qué decir del Valle del Fuerte, gran productor de maíz, frijol, papas y mangos, privilegiado en la concentración de inversión pública, en sistemas de irrigación, créditos, seguro agrícola, etc. Por el contrario otros municipios como San Ignacio, Concordia, Rosario, Cósala, Choix, Sinaloa, Mocorito, Badiraguato y el Fuerte, por su condición geográfica han sido limitados en programas oficiales y la inversión pública es escasa.
Esos contrastes que se dan entre agricultores de ricos valles y los de zonas de temporal del país, han llevado al Gobierno del Presidente LÓPEZ OBRADOR a asumir compromisos de promover el mejoramiento de los campesinos temporaleros, al darse cuenta que es allí donde se encuentran los problemas económicos y sociales más graves del país. Viendo la necesidad de adecuar económicamente a los nuevos lineamientos la política económica, el actual régimen, a partir del primero de diciembre del 2018, inició un estilo de gobierno y decidió enfrentar los problemas del sector agropecuario con el lema “primero los pobres”.
En Sinaloa, los gobiernos pasados, multiplicaron sus esfuerzos en la construcción de infraestructura hidráulica con grandes presas como la LUIS DONALDO COLOSIO, MIGUEL HIDALGO, JOSEFA ORTIZ, LÓPEZ MATEOS, JOSÉ LÓPEZ PORTILLO, ETC. así como las que están en construcción Picachos y Santa María, mismas que requieren más inversión federal. Ahora solo falta bajar tensión con los hombres del campo, impulsando la actividad agrícola y motivando a sus productores.
El recorte del presupuesto federal al campo es por el orden del 30% con relación al año anterior. Lo que significa 20 mil 213 millones de pesos menos. Con ello se afectan programas de comercialización, se impacta al programa de concurrencia y actividades productivas, el programa de fomento ganadero, el de sanidad e inocuidad, etc. Ahora hay que esperar como queda el seguro agrícola por medio del cual se atienden desastres catastróficos como la sequía, entre otros. Por su parte los lideres agrícolas que han vivido del chantaje y los programas encausados al campo, están inquietos y molestos al implementarse el programa de apoyos directos, personales y sin intermediarios.
Los costos de la agricultura comercial son elevados, las utilidades generadas en superficies de 10 o 15 hectáreas no favorecen al productor, en cambio, los beneficiarios son los grandes empresarios dominantes que como intermediarios arriesgan poco y logran millonarias utilidades a costa de productores y consumidores. Los problemas del campo sinaloense se arrastran desde muchos años atrás, como una enfermedad crónica que hay que soportar. Se toman carreteras y oficinas públicas como si en ello estuviera la solución. Ha llegado el momento de que gobierno, productores e industriales, se pongan las pilas para enfrentar y solucionar un problema que más temprano que tarde puede tronar, trayendo graves consecuencias para Sinaloa. Es tiempo de accionar.