La lucha por el poder y los intereses que mueven la actividad política-económica nos está llevando a una confrontación que pone en riesgo la paz y la seguridad del mundo. Los conflictos entre Rusia y Ucrania, son un ejemplo de los problemas que surgen por los grandes intereses político-económicos en juego, siendo la sociedad quien paga los platos rotos. De igual manera es difícil saber hasta dónde llegarán las rivalidades existentes entre China y Estados Unidos por cuestiones financieras y comerciales. Y así podríamos mencionar muchos otros ejemplos de conflictos entre gobernantes que solo piensan en sus intereses y no en los de sus gobernados.
Recordemos cuando el entonces presidente de Estados Unidos, DONALD TRUMP, puso contra las cuerdas al Secretario de Relaciones Exteriores MARCELO EBRARD, obligándolo a que el gobierno mexicano militarizara la frontera sur para impedir el paso de migrantes a los Estados Unidos. Hace unos días, TRUMP sugirió que todo aquel que aspire a gobernar su país debe aceptar realizarse una prueba de competencia mental completa, una prueba que demuestre su capacidad física, agudeza mental y resistencia física. Esta fórmula debiera aplicarse también en México, agregándole pruebas de honestidad para que no roben, no mientan y no traicionen.
En todo este tiempo no hemos podido sido moldear el futuro de México ni superar todo aquello que nos divide. Las ilusiones transformadoras y la perfectibilidad con cambio integral solamente han quedado en discursos que chocan con la realidad. Ya es hora de abandonar fanatismos y dejar atrás el futurismo autoritario y delirante.
La medición de fuerzas entre gobernantes y la oposición, que han tomado El Zócalo de la Ciudad de México como referente para ver quien lleva más gente, puede ser espectacular, pero también nos habla de que el ejercicio de la libertad no se da en abstracto sino que busca condiciones sociales y económicas concretas: porque sabe que en la ignorancia y en la manipulación hay un nicho de gran poder, no para servir a las mayorías, que son utilizadas como carne de cañón, sino para servirse ellos mismo. Mientras que la clase gobernante y los poderes fácticos siguen siendo los amos del poder.
Los dos grupos que se disputan la plancha del Zócalo capitalino, deberían guardan energías, darse una tregua y buscar soluciones a los grandes problemas que agobian a los mexicanos. Si lo que buscan es medir fuerzas, tendrán una gran oportunidad de hacerlo en junio del 2024, utilizando la cancha de la democracia para obtener la mayoría de votos, sin agresiones físicas ni verbales como está sucediendo.
El futurismo autoritario y delirante, que en retrospectiva parece extraído de una farsa, representó un atractivo irresistible para muchas voluntades. Sin embargo, también entre los de enfrente hay señales traumáticas y experiencias que amargan la vida y, hoy como ayer, le apuestan a la idolatría del futuro como si fueran los mejores ejemplos a seguir.
México debe superar miedos y resentimientos sociales, alejado del populismo trasnochado ese que ensombrecen nuestra capacidad de ver hacia delante. Hay que pensar en grande, en cambios estructurales, redefinición del sector público, apertura hacia el exterior y descentralización de la actividad económica.
La cabal atención de áreas estratégicas y prioritarias encargadas al Estado, en un marco de estricto control del gasto público, requiere ahondar en la racionalización del aparato productivo gubernamental. El Estado debe ser facilitador de la inversión privada, no un obstáculo. La inversión de Tesla en NL, podría generar alrededor de 35 mil empleos directos e indirectos, lo que habla de lo grande que puede ser nuestro país si trabajamos en equipo.
Pero la realidad indica que sigue la polarización: al publicarse en el Diario Oficial de la Federación “el Plan B” de la reforma electoral, propuesto por el Presidente LÓPEZ OBRADOR, se anuncia la llegada de impugnaciones y amparos; la UNAM lamenta el freno al dictamen del Comité de Ética sobre la tesis de YAZMÍN ESQUIVEL; continua la confrontación entre AMLO y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde SANTIAGO CREEL, exsecretario de Gobernación y Presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados, también se subió al rin político y se va a la yugular de la figura presidencial; mientras que en Sinaloa el conflicto ROCHA-CUEN es un tema que da mucho para pensar y analizar.