Como en pocos momentos de la historia, el mundo está cambiando, la ruptura de esquemas ideológicos rígidos está en decadencia, la complejidad creciente del tejido social está inconforme. En México, con el nuevo gobierno, el carácter excesivamente pesado de la burocracia gubernamental se ha aligerado, pero aún falta tirar viejos lastres del pasado: partidos políticos caros y antidemocráticos; sindicatos mañosos y ventajosos; así como vicios en concesiones que entregó el viejo sistema gubernamental a diversos grupos de poder, todo ello refleja que los cambios que ofrece el presidente LÓPEZ OBRADOR deben ser de fondo. Sin embargo, los mensajes son confusos y generan muchas dudas, por ejemplo el caso de Televisa que pareciera que en este sexenio fue cambiada por Televisión Azteca, en una forma de continuar los pactos y complicidades entre grupos de poder económico con el gobierno.
El imperativo tecnológico y económico de la convivencia entre Naciones, Estados, Municipios y ciudadanos debe ser el signo de cordialidad y respeto que nos inspire y nos lleve a ser mejores. La opresión y dominación mundial se expresa en la competencia que a veces resulta desigual entre países altamente desarrollados con naciones como la nuestra, donde aún seguimos frenados por el subdesarrollo político y económico. La gran mayoría de países que siguen padeciendo los daños generados por la pandemia del covid-19, como China, Canadá, Alemania, Italia, Japón, Francia y España, se disponen a emprender un proceso profundo de transformación en sus economías, democracia y convivencia social. Por lo pronto nosotros tenemos que iniciar el vuelo con mayor dificultad y enfrentados como sociedad.
El presidente LOPEZ OBRADOR, debe levantar la moral del pueblo mexicano, fortaleciendo la unidad nacional, la democracia, la economía y la justicia social a través del dialogo y la participación de todos. Debemos trabajar para fortalecer el Estado de Derecho, promoviendo un proceso de renovación nacional que nos de soberanía, viabilidad económica, que responda a la propia transformación social, creando condiciones que favorezcan una mayor justicia.
México y por consiguiente Sinaloa, se encuentran lastimados por el covid-19, la caída de sus economías, la violencia que no da tregua y la lucha por el poder que no se detiene. Enfrentamos graves problemas en materia de salud, hay luto en muchos hogares del país; el entorno internacional está cambiando aceleradamente y en ello hay que prestar atención sino queremos ser rebasados y rezagados. Los centros generadores de la economía buscan confianza en sus inversiones y hay que darla si no queremos males mayores.
Ya se encuentra cerca el proceso electoral del 2021, mismo que debe ser limpio y transparente, respetando el voto ciudadano; donde se defiendan triunfos, pero también se acepten derrotas. Es momento de que el gobierno, partidos políticos, candidatos y ciudadanos actuemos con responsabilidad, asumiendo cada quien el trabajo que nos corresponde hacer.
Se debe trabajar en equipo para fortalecer un sistema de gobierno representativo, democrático y justo. La necesidad de la conducción política, la complejidad de los asuntos públicos y la creciente dinámica de participación social, así como los desastres económicos que sigue dejando el covid-19 obligan a los gobiernos a ser más creativos, austeros, transparentes y solidarios con aquellos que siguen en el desamparo económico y social.
La Cámara de Diputados debe ser ejemplo de tolerancia y diálogo, promoviendo una vida parlamentaria más vigorosa, donde se reconozca la aportación y responsabilidad de todos los partidos en el desarrollo de debates y en la discusión de propuestas. Revisando los mecanismos de trabajo en comisiones, su composición y numero; que se revitalice la función legislativa para que promulguen leyes que beneficien al ciudadano y no a los grupos de poder político y económico.
El Senado de la República debe tener un papel más activo en nuestra vida política, aumentando sus acciones en materia de política exterior. Como parte fundamental de un renovado federalismo, el Senado debe convertirse en una expresión eficaz de la soberanía de los Estados, ser la voz del pacto federal mediante procesos permanentes de consulta y atención a las entidades federativas. Analizando con mentalidad abierta los contenidos de un federalismo moderno, que permita una adecuada representación de nuestras entidades atendiendo a las nuevas condiciones de desarrollo de cada región del país.
Los Secretarios de Estado deben ser más activos, responsables y preparados, teniendo más participación dentro de sus responsabilidades para que dejen de ser floreros del presidente. La sociedad votó por un presidente que responda con agilidad las demandas populares, democráticamente fuerte, no autoritario, pero firme y enérgico; no duro ni atropellador de los ciudadanos, pero si eficaz en resultados.
La creciente competencia entre naciones, las nuevas formas de intervención extranjera, así como los daños que va dejando el covid-19, demandan un poder ejecutivo nacionalista, firme, honesto, sereno y con capacidad de mando suficiente para coordinar tareas que impulsen el desarrollo y bienestar económico del país. Los retos del presidente LÓPEZ OBRADOR, no son fáciles de lograr a corto plazo, por ello requiere el apoyo de toda la sociedad. México es el barco donde vamos todos y a nadie conviene que ese barco se hunda o siga a la deriva.
El gobernador QUIRINO ORDAZ COPPEL, los 18 alcaldes de la entidad, los diputados locales y la sociedad sinaloense en general, tenemos mucho por hacer si queremos avanzar. Todo se puede lograr con liderazgo, empuje, respeto, tolerancia y trabajo ¿qué esperamos?