Es tiempo que la independencia de México, la reforma y la revolución de 1910 rindan frutos al
pueblo mexicano, para que estos movimientos sociales que cobraron tanta sangre no hayan sido en
vano. México debe ser del pueblo y no de una minoría de gran poder político y económico que
ordena decide y manda.
Como sociedad nos hemos acostumbrado a vivir permanentemente en crisis como si fuera un ritual
que se hereda de generación en generación. Somos un país con más de 50 millones de pobres, con
una deuda del sector público, por el orden de 11 billones 230 mil 160 millones de pesos, monto
equivalente a 45.5% del PIB. Se pagaron intereses por la suma de 666 mil 478 millones de pesos
en el 2019, y aun hay quienes piden al presidente seguir endeudando al país.
En diferentes regiones de nuestro país, hay niños y madres que piden limosna, infelices que tragan
fuego por hambre, subempleados que venden flores, frutas, pomadas, ungüentos, etc. Hombres
de la tercera edad que arriesgan su vida en los principales cruceros de las ciudades para lavar
parabrisas de los coches, mirando con humildad a los ojos de los conductores a la espera de unas
cuantas monedas, también hay otros que sus miradas son de frustración y resentimiento. Aquí se
encuentra el fracaso social de la revolución y los gobiernos burocráticos con tendencias
neoliberales, que gobernaron a una sociedad sorda, ciega y muda.
El período estabilizador que tuvo México, dio fin en los años sesentas. El proceso de crecimiento
durante los años del llamado periodo estabilizador, daba señales de envejecimiento que se
traducían en problemas crecientes de índole económico, político y social, lo que venía a marcar la
necesidad de establecer nuevos lineamientos a fin de asegurar un crecimiento continuo y un
avance más armónico y equilibrado de las estructuras sociales de la Nación.
Las políticas seguidas hasta entonces en forma indudable habían tenido éxito, al conseguir un
crecimiento acelerado, pero por su misma naturaleza que las hacia descansar en lo externo en la
dependencia financiera y tecnológica, y en lo interno en un patrón de distribución del ingreso que
se deterioraba peligrosa y continuamente, llegó a un punto en que se hacía necesario corregir esas
tendencias. El Presidente JOSÉ LÓPEZ PORTILLO, quien se autonombró el último hijo de la
revolución, fue quien enterró los sueños revolucionarios de prosperidad, por los desaciertos de su
gobierno y la frivolidad que tuvo como ser humano.
El arribo de los tecnócratas al poder con MIGUEL DE LA MADRID, introdujo nuevas políticas
neoliberales en materia económica y social, ofreciendo un crecimiento económico sostenido a largo
plazo, con un proceso de desarrollo mayor de justicia social. Un cuento de nunca acabar, donde
cada uno de los hombres que lo sucedieron en el mando, han sido juzgados y sentenciados por la
historia, mas no por tribunales judiciales. En tanto que la mayoría de la población sigue a la espera
de poder vislumbrar, un futuro con mayor prosperidad económica, justicia social y fortaleza
nacional.
El poder público no puede ser abstracto, resultado solo de esquemas hipotéticos, sino de la
participación libre y critica del cuerpo social. Lamentablemente Los emperadores (presidentes) no
quieren ciudadanos inteligentes y pensantes, quieren súbditos que los mantengan, que los
entretengan y que les aplaudan.
Muchos mexicanos como la plebe romana, apenas se atreven a hacer bola en los mítines de
campañas políticas en busca de la camiseta, la torta o la cachucha. Sin comprender en pleno siglo
XXI que Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Regidores y el mismo Presidente de la República, son
empleados de quien les dio o les negó el voto electoral. Servidores públicos que hay que tratar con
respeto y dignidad, pero a los que no se les debe permitir que nos sigan manipulando, dividiendo y
engañando. A un administrador que es corrupto y no sirve se le despide. La nueva ley que impulsó
el presidente LÓPEZ OBRADOR, consistente en la “Revocación de Mandato”, es una buena
oportunidad para que la sociedad se ubique en el lugar que le corresponde y deje de ser marioneta
del poder.
Los mexicanos, no tenemos antecedentes democráticos, la mayoría de los votos que depositamos
en las urnas electorales, no son pensados. Nos dejamos ir por todo aquel que nos habla bonito al
oído, nos deslumbra con sus ocurrencias, nos adormece con sus promesas o simplemente
otorgamos el voto de castigo. Seguimos siendo una sociedad acostumbrada al autoritarismo,
adoradores del fanatismo, donde para la mayoría el Presidente de la República en turno, es un
Dios, un rey o el mesías que prometió resolver todos nuestros problemas.
Nuestra historia está plagada de grandes ejemplos, de espíritu creativo, encontrando siempre
nuevas fórmulas para nuevos problemas. Ahora solo nos resta vigilar y evaluar la ruta por donde
nos lleva el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, cuidando que esta sea la correcta.
Exigiendo que sea congruente con lo que dice y hace.
Si existen dudas en cuanto a la forma en que se ha administrado al país y como nos han
gobernado en los últimos años, ahí están las devaluaciones, la impunidad, la corrupción, la
violencia, la pobreza y las crisis económicas que no se van. Tenemos libertad que disfrutamos al
tener acceso a todas las corrientes del pensamiento y poder conocer, discutir lo que sucede al
interior de nuestro país, así como en el exterior. La historia inmediata y las noticias mismas revelan
las maquinaciones y penetraciones que va dejando la lucha por el poder, orientadas a socavar los
cimientos ideológicos de los pueblos y destruir sus valores para manejarlos, en última instancia,
como menores adocenados.
Un gobierno popular y democrático se fundamenta en la igualdad de los hombres, se manifiesta por
su libertad, se consuma y perfecciona por la fraternidad; por el precepto nuevo, por la formula
social. Los hombres y mujeres somos iguales, porque todos somos libres. La democracia por su
parte, es el mando, el poder, el gobierno, la autoridad, la ley y la judicatura del pueblo. Ojala nos
caiga el veinte, lo entendiéramos como ciudadanos y comprendiéramos la tarea que nos toca
hacer.
Siempre que un individuo sea mejor en virtud y en capacidad para realizar las mejores acciones
será bueno seguirle y justo obedecerle; pero debe tener no solo la virtud, sino la capacidad de
ejecución. No puede mandar bien, quien no ha obedecido. Aristóteles.
REVOLTURA POLÍTICA
A prueba los liderazgos municipales: en Ahome, MANUEL GUILLERMO CHAPMAN MORENO, hace lo
imposible por evitar que la población se contagie del covid 19, hace grandes esfuerzos para ello, es
solidario con el sector salud. Ahora le toca a la sociedad hacer su parte, siguiendo las indicaciones
oficiales y quedándose en casa; en Culiacán, JESUS ESTRADA FERREIRO, lucha con el viento en
contra con más desaciertos que aciertos.