En la postrimería de la administración del presidente, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, la euforia por los programas sociales muestra el éxito de su conducción, disminuyendo riesgos electorales y políticos, al haber encontrado en ellos tranquilidad y cierta seguridad económica para muchos beneficiarios de los mismos. La voz presidencial retumba en palacio nacional señalando,
injuriando y repitiendo que en su gobierno no tienen influencia sus hijos y mucho menos acepta ser igual a los que gobernaron y saquearon el país. Anteriormente el presidente jamás había emitido un signo de desesperación que lo llevara a desear inmolarse, más bien siempre justifica sus acciones gubernamentales porque, implícitamente, eso le da a su gobierno el oxígeno necesario para mantenerse, y como PLUTARCO ELIAS CALLES, tratar de dejar un sucesor a modo para seguir siendo el rey tras el trono. El cronómetro político comienza a marcar el tiempo sucesorio y aquí cuenta mucho lo que se hizo y lo que se dejó de hacer.
Hay que reconocer que el presidente LÓPEZ OBRADOR es un consumado comunicador político, un controlador de masas y es de justicia social (como lo hace) atender a los grupos más pobres del país, pero está descuidando al sector empresarial fundamental para el avance y desarrollo del país, pues tiene la tarea de generar riqueza, empleos y contribuciones fiscales para que el Estado tenga los recursos necesarios para mover su estructura gubernamental y atender diversas necesidades sociales.
El desarrollo económico no depende de un actor único, ya pasó la época en que se hacía del Estado el instrumento de solución a todos los problemas de la economía. Si queremos una economía eficiente y un Estado democráticamente fuerte y confiable, se tiene que asumir a plenitud la responsabilidad que le corresponde a cada sector en la construcción de una economía prospera y libre de contaminación política.
El Banco de México advierte que tener una inflación baja y estable es condición necesaria para que el país alcance un mejor desarrollo económico, pero este no es el único elemento necesario. También se requiere fortalecer el Estado de derecho, abatir la corrupción, la inseguridad, mantener finanzas públicas sanas, así como un arreglo institucional que promueva mejoras en la productividad, la acumulación de capital físico y humano y lograr competitividad de la economía en su conjunto.
México cuenta con un proyecto nacional que está establecido en la Constitución de 1917. Sin embargo, al evaluar la dirección del desarrollo económico de los últimos sexenios gubernamentales, con frecuencia solemos caer en visiones parciales, casi siempre a los intereses que genera la política y el gobernante en turno. Las posiciones se confrontan y seguimos en un túnel donde no se mira la salida que nos permita acortar distancia entre pobres y ricos.
Es tiempo de adaptarnos a los diferentes cambios como el económico, el tecnológico, el democrático, al cambio climático y de educación. Estamos en la ofensiva de la modernización histórica del Estado y la complejidad del tejido social contemporáneo. En pocas palabras, no tenemos otra opción más que sacar adelante la economía del país o los impactos sociales adversos se magnificarán y México perderá la oportunidad de lograr bienestar con justicia social.
La modernidad de México debe ser total: abarca la política, la sociedad, la cultura, la economía, entre muchas cosas más. Para ello es inevitable consolidar la redefinición de relaciones entre el gobierno y la sociedad en el campo económico y político. Nada a espaldas del pueblo que se gobierna, mucho menos darle entrada a los diezmos en compras o realización de la obra pública.
Al gobierno de la 4T le quedan más de dos años de gobierno, tiempo suficiente para dar un giro al timón sexenal y con ello sacar adelante la economía tan lastimada por la pandemia del Covid-19 y otros factores. Los mexicanos queremos vivir en un ambiente de bienestar, de confianza compartida, bajo esfuerzos concertados, trabajo productivo, claridad de propósitos, responsabilidad y redistribución justa. Como mexicanos debemos recobrar el pleno control sobre nuestro destino económico sin que se compare a ninguno de nuestros ayeres, aunque de ellos se ha nacido y sobre ellos se levanta. Es tiempo de brindar bienestar a todos y no a unos cuantos. Los invito a que nos acompañen los días lunes, miércoles y viernes de 7 a 7.30 PM en nuestra mesa de análisis “CONTRASTES” donde el valor de la opinión cuenta. Los esperamos a través de novaradio.mx o en el 97.7 FM.