En vísperas de que los partidos políticos designen a sus candidatos a diversos puestos de elección popular, principalmente la candidatura presidencial, nos preguntamos ¿qué tipo de gobierno reclaman los nuevos tiempos para consolidar el presente y programar un mejor futuro? Los diferentes gobiernos que ha tenido México, sin importar color o ideologías políticas, le han quedado a deber a la población.
Los mexicanos no quieren extremismos, choque o acciones violentas; ni gobierno de privilegios, ni que se limiten sus libertades o se cancelen sus derechos sociales. No quieren gobiernos populistas, ni políticas de veneración del pasado, no como orgullo sino como retroceso.
La pretendida 4T ha tenido un gran poder de transformación social, pero descobijó a un amplio sector de la sociedad. Siguen vigentes graves problemas ante la complejidad de la estructura social, las aspiraciones de las nuevas generaciones y ante nuevos amagos del exterior.
En el 2024 Estados Unidos de Norteamérica, tendrá elecciones para renovar el poder ejecutivo. Las últimas encuestas realizadas reflejan un empate entre JOE BIDEN (quien busca su relección) y DONALD TRUMP, que aspira a regresar a La Casa Blanca. El partido en el poder (Demócratas) busca de mil maneras eliminar de la contienda a TRUMP, quien si logra librar algunas demandas judiciales podría ganar la elección presidencial y darle un viraje a la política interna y externa de EE UU. Y por supuesto que esto tendría sus consecuencias para México, principalmente en materia de migración, comercio, narcotráfico y seguridad.
Los partidos en el poder tanto de México como de Estados Unidos, si quieren ganar de nuevo la elección (2024) tendrán que sacar de la contienda a quienes consideran un estorbo y tienen posibilidades de lograr el triunfo electoral, utilizando campañas negras, descreditando y judicializando sus casos. En EE UU sería DONALD TRUMP; en México XOCHITL GÁLVEZ. Ambos países tienen una serie de quebrantos, reclamos y necesidades. En México la población exige gobiernos democráticos, autónomos, fuertes y congruentes que ayuden a mejorar la economía familiar, sistemas de salud de mejor calidad, combate al crimen organizado, migración, etc.
A los nuevos acontecimientos se ha sumado la lucha por el poder en México (2024), sin la existencia de un árbitro que cuide los intereses nacionales; dirigentes partidistas que solo buscan dinero y poder. Todo esto ha conducido a una serie de quebrantos como estancamiento productivo, insuficiencia en infraestructura productiva, insuficiencia de infraestructura económica y social, el empobrecimiento de grandes grupos, la confusión en algunas capas de la sociedad sobre lo que verdaderamente está en juego, el amago de grandes consensos nacionales e, incluso, ánimos socavados que le apuestan a que se pierda la paz social.
Los candidatos que busquen ganar la elección presidencial de Junio de 2024, tendrán que convencer a un electorado con altos niveles de apatía, insatisfacción y desconfiado de un sistema político que ha gobernado y que ha derrochado sumas millonarias de recursos provenientes de exportaciones petroleras e ingresos fiscales que aporta la sociedad vía impuestos. Una población que exige solución a graves problemas de inseguridad, economía, corrupción, abusos de poder, salud, educación, etc.
La erosión de las viejas estructuras institucionales mantiene al país sumido en graves problemas que hay que encausar. Es innegable que los gobiernos que antecedieron al de AMLO cometieron muchos errores pero también tienen resultados positivos, tal como sucede con el gobierno de la 4T. Por lo pronto hay que prepararse para ser testigos de un proceso electoral inédito, donde aún no hay certeza de quien será el ganador.
Sinaloa, no será la excepción en materia política, con un gobernador que busca imitar al presidente AMLO, en discordias, reclamos y conferencias de prensa semanales donde los señalamientos y ajustes de cuentas están a la orden del día.