Sinaloa ha tenido un gran desarrollo con obras de infraestructura de irrigación, carreteras como la Mazatlán-Durango y la Badiraguato-Parral, así como grandes avances en el sector turístico en sus pueblos mágicos y el Puerto de Mazatlán. Sus 650 km de litoral, sus ricos valles agrícolas, etc. brindan la esperanza de un mejor porvenir. Además, cuenta con hombres y mujeres preparados y dispuestos al trabajo. Esta evolución o cambio generacional no ocurrió por si sola y el progreso no fue lineal. Cada gobierno enfrentó circunstancias diversas, y es la historia quien juzgará, para bien o para mal, cada una de las administraciones gubernamentales.
Sinaloa es también un Estado lleno de contrastes y de grandes necesidades por resolver en materia política, económica y social. El reto de gobernar esta entidad no es tarea fácil, mucho menos si se sufre de los mareos que da el poder. El Gobernador RUBÉN ROCHA MOYA, tendrá que mirarse en el espejo de muchos de sus antecesores si lo que busca es transformar y trascender como lo ha mencionado, por lo pronto juega contra el tiempo, la edad no le ayuda y mucho menos el equipo que lo acompaña.
La sucesión presidencial, la designación de candidatos al Senado, Diputaciones y Alcaldías será su prueba de fuego. El campo necesita una sacudida. JAIME MONTES, como Secretario de Agricultura ha demostrado incompetencia para resolver el atraso de este sector que necesita modernizarse, nivelar sus tierras, tecnificar los sistemas de riego, créditos justos y oportunos, así como dar certidumbre a la comercialización de sus productos.
La contaminación del aire, mar, esteros, lagunas y ríos, es una realidad que no se puede soslayar, y que no decir del cambio climático. Los servicios públicos como agua potable, drenaje, recolección de basura, alumbrado público, etc. corresponden a los municipios, pero aun así, el Estado no puede desligarse de dicha responsabilidad. La seguridad pública presenta avances insuficientes, la justicia se obscurece y la seguridad ciudadana está de luto y sin respuesta gubernamental. La corrupción es muy vieja, pero sigue activa y sin respeto a la ley. Si realmente existe voluntad para combatir este mal, se tienen que crear las condiciones para castigarla y facilitar la honestidad.
La deuda pública que arrastra el Estado y los municipios es consecuencia del gasto excesivo, sin planeación y sin transparencia. Por muchos planes, programas que instrumente el gobierno, mientras no limite sus gastos con austeridad republicana y deje de gastar en vehículos costosos, festejos innecesarios, pagos millonarios en publicidad, etc. los ingresos fiscales seguirán siendo insuficientes para resolver cientos de necesidades de la población ¿Dónde está el cambio y dónde la transformación?
En materia política las cosas no pintan de lo mejor. Al Gobernador se le alborotó el gallinero político y difícilmente podrá poner orden entre sus colaboradores, diputados y alcaldes que hacen campañas electorales anticipadas, utilizan recursos públicos y descuidan su responsabilidad en momentos que se requiere esfuerzo solidario y congruencia de acciones ante una sociedad que vive tiempos de incertidumbre en materia económica, de salud, educación e inseguridad pública ¿Dónde está la mano izquierda del gobernador que sirve para sobar y conciliar? ¿Dónde la derecha para poner orden con respeto y autoridad moral?
Para trascender, RUBÉN ROCHA MOYA, debe dejar un legado de justicia, tolerancia, respeto a la ley, igualdad y libertad para el ejercicio de la democracia. Un gobierno de consenso social y visión de la sociedad que queremos ser. En ello no hay confusión. El compromiso constitucional es asegurar que la formación de los órganos del poder se produzca como consecuencia de la voluntad de las mayorías sin conculcar el derecho de las minorías. En pocas palabras, el Gobernador debe dejar de ser el gran elector y el que decide candidaturas a puestos de elección popular.
Los dirigentes de partidos políticos en Sinaloa, deben de asumir el rol que les corresponde en materia electoral, dejando de ser figuras decorativas al servicio del gobernador en turno. La democracia comienza en el proceso electoral y continúa en el ejercicio de las libertades en todos los niveles, escuchando la voz ciudadana y sin imponer candidatos de mil colores.