Nuestro país, está encontrando en el entorno mundial restricciones y oportunidades, ante la revolución tecnológica de enorme alcance que compacta las distancias, los tiempos y trastoca las demandas de materias primas y mano de obra.
Los nuevos esquemas internacionales existentes en materia de economía, migración, tratados comerciales, entre otros más, son oportunidades que hay que aprovechar con optimismo, liderazgo y unidad. Frente a estos retos de un mundo globalizado se impone nuevos imperativos de competencia, seguridad y calidad.
La acumulación de desequilibrios financieros y comerciales entre los países más desarrollados con los del tercer mundo han presionado los mercados donde unos pierden y otros ganan; la desviación de los flujos de créditos, las tasas de intereses, la practica proteccionista, la política, etc., han limitado la participación de los países en desarrollo en los flujos de la economía mundial y México no está exento de lo que suceda en un mundo globalizado y de grandes avances tecnológicos.
El presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, llegó a su primer informe de gobierno con un crecimiento nacional casi nulo, un mercado laboral disminuido y la actividad industrial deteriorada. La desestabilidad macroeconómica de México y el temor empresarial de jugársela con un gobierno nuevo y en muchos casos impredecible, no son cualquier cosa.
A pesar de ello, el presidente sigue siendo optimista y busca ampliar el potencial de iniciativas para impulsar positivamente la gran transformación que ha tomado como reto de gobierno. Para lograrlo, tendrá que reducir la vulnerabilidad de su administración y promover mediante una inscripción más eficaz en la economía mundial la fortaleza de nuestra nación y el bienestar mexicano. Pero también deberá encontrar el antídoto para contrarrestar los efectos que provoca la delincuencia organizada. En materia social y de obra pública, no hay nada fuera de lo común. Ha realizado un gobierno diferente al de sus antecesores con muchos obstáculos, retos y carencias, demandas marcadas por la austeridad, y su lucha contra la corrupción.
La caída de los indicadores económicos que impactan en el producto interno bruto, le pega al empleo como está sucediendo actualmente; el sub ejercicio del presupuesto federal y la política de austeridad afectó a los gobiernos estatales, municipales, y a los empresarios. La industria de la construcción equivocó la política de inversión y cayó en una de las más espantosas crisis; la deuda pública que recibió de la administración de EPN, representaba el 45.0% y actualmente el gobierno de la 4T ha logrado reducirla a 44.7% del PIB. En materia de seguridad, los índices delictivos, levantones y asesinatos se han incrementado. En lo político, a pesar del llamado presidencial, sigue la lucha y los enfrentamientos por el poder al interior de MORENA, y que decir de los dirigentes de los partidos de oposición a su gobierno que también le apuestan al fracaso de su administración.
El gas doméstico LP, las gasolinas y la electricidad son productos energéticos que han experimentado alzas desorbitantes en sus precios a partir de 2017, donde el mérito del presidente, ha sido contener el precio de estos productos que son factores indispensables para mover la economía del país. Aun así, la gasolina, el gas, la electricidad y el diésel siguen siendo caros en un país en crisis como el nuestro. En fin, el presidente y su gobierno aun traen muchos frentes abiertos que tendrán que analizar y resolver con tranquilidad y mente fría.
El presidente llega con el 69% de aprobación, siete de cada diez ciudadanos mantienen su respaldo y confianza hacia él. Si se mantiene esta ola de fuerza y poder, el presidente, MORENA y sus aliados, seguramente serán los grandes vencedores en las urnas electorales del 2021. Esto tomando como referencia las encuestas aplicadas por diferentes empresas encuestadoras durante estos meses de gobierno, donde LOPÉZ OBRADOR, ha estado por encima del 64% de aprobación.
Esto supone que el desgaste de gobierno no lo ha afectado en gran medida, a pesar de los graves problemas económicos y de inseguridad pública existentes. Mismos que no han mermado su popularidad gracias a los programas sociales, su lucha contra la corrupción, programas de austeridad, y sus conferencias de prensa (mañaneras), que al día de hoy contabilizan un total de 190, y que también han servido para desplazar la influencia de la televisión y otros noticieros nacionales.
Gran parte de la sociedad mexicana se mantiene optimista respecto al futuro: 60% cree que México mejorará durante el resto del sexenio; 21% piensa que las cosas seguirán igual y únicamente el 13% considera que la situación empeorará en los próximos años. Estos datos muestran que los ciudadano consideran que aún es temprano para evaluar resultados: El 53.9% cree que aún falta tiempo y por el contrario el 44% asegura que nueve meses son suficientes para medir la gestión. Se escuchan voces en apoyo a la gestión presidencial, pero también otras que sienten que el presidente y su gobierno se encuentran rebasado por los problemas existentes.
Hace 13 años FELIPE CALDERÓN, ordenó el despliegue masivo de tropas, tratando de aniquilar a la delincuencia organizada y al narcotráfico enraizado en el tejido social, se sintió el caudillo que dirigía una cruzada para salvar al país de la violencia. Por su parte ENRIQUE PEÑA NIETO, sólo cambió la narrativa, pactó con los poderes fácticos, logrando en parte el silencio de una realidad que derramó mucha sangre, cinismo e incredulidad.
El presidente tiene que entender que debe dejar de mirar hacia atrás, repartiendo culpas y justificando la no solución de problemas acumulados; son tiempos de hacer justicia, definir rumbo, de mejorar la economía y ponerse a gobernar con visión de estadista.
Tampoco debe olvidar que en Sinaloa tiene cuentas pendientes y compromisos por cumplir con el gobernador QUIRINO ORDAZ COPPEL, con los alcaldes, Agricultores y la sociedad en general. Donde todos juntos deberán hacer un esfuerzo solidario y tenaz, con una continuidad de propósitos y una congruencia de acciones ejemplares para horas de incertidumbre, de presión y de crisis. Son tiempos de reordenación y de cambios, y estos se logran con voluntad, congruencia y ejemplo.