En Sinaloa y en gran parte del país, las condiciones existentes dificultan el obtener pronósticos electorales acertados, ya que el ambiente político está muy contaminado, las encuestas confunden y los apoyos sociales están a la orden del día. Así que los resultados del día de la elección dependerán de la organización de los partidos políticos y de la lealtad de sus militantes.
Todos los candidatos se dicen ganadores a pesar de que muchos de ellos no tienen nada que hacer en el proceso electoral, simplemente son ubicados como mercenarios del poder. Se pronostica un abstencionismo del orden del 21%, y es posible que sea mayor. Todo esto refleja un proceso electoral atípico y complicado, donde se juegan 15 gubernaturas y una de ellas es la de Sinaloa.
La situación económica por la que atraviesa el país no es nada buena; la estrategia para combatir la inseguridad pública imperante no ha funcionado; la pandemia provocada por el covid-19 genera hartazgo, miedo, luto, pobreza y frustración; el tema de FELIX SALGADO MACEDONIO, quien contra viento y marea va como candidato de MORENA al gobierno del Estado de Guerrero, violenta a las mujeres y lastima la democracia, imponiendo la fuerza sobre el derecho y los valores. Sin lugar a dudas estas lecturas tendrán consecuencias electorales en la geografía del país.
Los presidentes de México han gozado de popularidad al inicio de sus administraciones. En cada uno de ellos ha existido voluntad de mejorar las condiciones de vida de un país en crisis. Con la llegada al poder renace la esperanza de un mejor mañana, pero al final de sus mandatos se reflejan públicamente los vicios ocultos que existen en sus gobiernos, se caen maquillajes, se reflejan los intereses que rodean el poder, se delatan actos de corrupción y hay que tratar de asear la casa para comenzar de nuevo.
El presidente LOPEZ OBRADOR, a más de dos años de gobierno, mantiene altos índices de aprobación y popularidad a pesar de tener en su contra muchos reproches por seguir estancado en el pasado, por algunas medidas y cambios en diversos programas, por iniciativas de ley como la reforma energética que siguen sin convencer, etc. y todo deriva en su estilo de gobernar, su manera de comunicar y de hacer política.
AMLO es modesto en sus hábitos, experto en decir lo que la gente quiere escuchar, inteligente para vender ilusiones y terco en algunas decisiones que reflejan que no está dispuesto a compartir el poder. La visita presidencial a Sinaloa generó un sinfín de especulaciones, principalmente por el desayuno privado con el gobernador QUIRINO ORDAZ COPPEL, lo que confirma su buena relación con el mandatario estatal.
En Sinaloa, la aprobación presidencial será un factor que puede ayudar a su partido y a algunos candidatos de MORENA, no como en el 2018, pero servirá como un impulso energético electoral. Así que no hay que esperar milagros, para ganar se requiere dinero, creatividad, propuestas, capacidad, congruencia, voluntad y mucha honestidad. El triunfo se gana con votos y no con candidaturas que se dan en los mantos del poder central.
La actual administración federal ha recalcado su interés por el “Bienestar” de los ciudadanos, por ello ofrece un menú de distintos programas sociales con apoyos económicos como 68 y más, créditos a la palabra, becas, etc. etc. Que son un rico bocado electoral y que suman un poco más de 500 mil personas beneficiadas.
Si los partidos políticos, el INE y otros medios logran convencer al electorado de cumplir su responsabilidad ciudadana de salir a votar “otro gallo nos cantará”. El abstencionismo siempre ha servido para que partidos grandes, mejor organizados, con mejor estructura, encausen el voto y por consiguiente ganen elecciones. La chiquillada cacha a los inconformes del gobierno en turno y dividen el voto.
El gobernador QUIRINO ORDAZ COPPEL, se ha convertido en la tabla de salvación de algunos candidatos de su partido, goza de buena imagen, no tiene escándalos de corrupción como otros gobernadores del pasado.
En la entidad existe una sociedad diversificada, plural y responsable. Con la visita presidencial de fin de semana pasada ORDAZ COPPEL tuvo la oportunidad de plasmar claramente en la mente presidencial las necesidades más apremiantes que hay que atender, pero también tuvo la oportunidad de darle al presidente información política de primera mano.
El proceso electoral del 6 de junio debe de fortalecer la democracia, las instituciones públicas y la convivencia política. La institución presidencial debe reafirmar su genuino sentido republicano. El presidente LÓPEZ OBRADOR, debe sentar las bases para una nueva competitividad partidaria con un nuevo código federal electoral, con menos partidos y menos onerosos para el contribuyente.
QUIRINO ORDAZ COPPEL y quien llegue como sucesor, tendrá que seguir coordinándose con el gobierno federal para fortalecer y perfeccionar el Estado de Derecho y promover un proceso de transformación que de viabilidad económica y que responda a la transformación social del Estado. QUIRINO ORDAZ está por cerrar un ciclo que muestra el talento político con el que ha conducido al Estado. Lo que resta de su administración, como buen tejedor de confianza ciudadana, debe estar alejado del proceso electoral pero a la vez vigilante para que este sea ejemplar, participativo y democrático.