Desde su reconocimiento como Estado libre y soberano, Sinaloa ha tenido gobiernos liberales, conservadores y republicanos. En materia política, económica y social cada administración gubernamental ha tenido broncas que desmerecen su accionar.
Recordando el pasado, LEOPOLDO SÁNCHEZ CÉLIZ en su momento se enfrentó con el entonces Dirigente Nacional del PRI CARLOS A. MADRAZO, lo que provocó que perdiera el apoyo del gobierno del Presidente GUSTAVO DÍAZ ORDAZ; ALFREDO VALDEZ MONTOYA, tuvo un gran apoyo de DÍAZ ORDAZ, pero se confrontó con LUIS ECHEVERRÍA; ALFONSO G. CALDERÓN, vivió problemas nunca antes vistos al enfrentarse con quien fuera el poderoso Secretario de Gobernación JESÚS REYES HEROLES, con el Procurador General de la República OSCAR FLORES SÁNCHEZ y con algunos mandos castrenses. Aun así, defendió la autonomía del Estado con uñas y dientes, y aunque estuvo a punto de caer del gobierno, su experiencia y el apoyo del sector obrero lo hicieron salir adelante.
ANTONIO TOLEDO CORRO, contó con el respaldo de la administración presidencial de JOSÉ LÓPEZ PORTILLO, pero sufrió la frialdad de MIGUEL DE LA MADRID, pero aun así se fue con todo en contra de la UAS, no ganó, pero tampoco perdió, al sacar avante el proyecto educativo de los COBAES y la Universidad Autónoma de Occidente.
Como gobernador, FRANCISCO LABASTIDA OCHOA tuvo serios problemas en materia de seguridad, no pudo aclimatarse y nos invadió de chilangos. RENATO VEGA, por sus problemas de salud, poco pudo hacer para cambiar la imagen de Estado bronco y violento de Sinaloa.
JUAN S. MILLÁN, supo administrar la disidencia existente en el PAN, PRD y otros partidos, hizo mucha política, sin embargo, al final de su administración sufrió la frialdad del gobierno del presidente VICENTE FOX, pero con todo y eso le ganó la sucesión gubernamental. JESÚS AGUILAR PADILLA a pesar de sus esfuerzos no pudo dejar heredero y la perdió con un ferretero.
El desempeño de MARIO LÓPEZ VALDEZ como gobernador de Sinaloa, fue todo lo contrario a lo que prometió como candidato; mientras que QUIRINO ORDAZ COPPEL, traicionó al PRI, marchitó al Verde Ecologista y negoció con MORENA para ser embajador.
A lo largo de la historia cada uno de estos gobernadores estuvieron alineados al poder central y los que se mostraron rebeldes sufrieron la frialdad presidencial. Desde entonces a la fecha, ha habido muchos cambios en las reglas y en los principios básicos del desarrollo político, económico y social, permitiendo grandes avances en infraestructura y desarrollo que a su vez han servido para transformar la guerra política y transitar de la intransigencia al pluralismo. Aún queda pendiente la división real de los poderes, que sirvan de control en el actuar del gobierno y garanticen la libertad.
RUBÉN ROCHA MOYA, conoce a la perfección el sistema político de Sinaloa y es consiente de que los tiempos y las circunstancias han cambiado, sin embargo, no ha podido solucionar los problemas en materia de cobertura de salud, agua potable, empleo, caminos, electricidad y otros.
Es necesario que el gobierno estatal continúe ampliando los causes de la participación social para construir una sociedad más fuerte, más unida, mejor organizada y representada. Es también importante fortalecer democráticamente el Estado de derecho y arbitrar intereses en pugna.
Sinaloa, al igual que otras entidades del país, se encuentra en un proceso de transformación que afecta todos los aspectos de la vida tanto rural como urbana del Estado. Nuestro entorno está cambiando aceleradamente, somos testigos y protagonistas de una transformación que no acaba de convencer, pero “Ahí la llevamos”. En materia de inseguridad y atención de la salud falta mucho por hacer; mientras que en educación seguimos reprobados y los servicios públicos no son como lo anuncia la publicidad oficial.
En materia política, Sinaloa comienza a calentar motores rumbo al proceso electoral del 2024. Partidos, organizaciones políticas, alcaldes y muchos que aspiran a los diferentes puestos de elección popular, comienzan a invadirnos de promesas, se pone de moda el reparto de despensas, se ofrecen programas asistenciales, brigadas médicas, etc. como si esto fuera la solución a todos nuestros males, confirmando que la clase política sigue en decadencia.