Indudablemente el Presidente, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, fue muy astuto al adoptar el proyecto de la 4T. Un gobierno que aún no resuelve el problema de la inseguridad, que no ha podido erradicar la corrupción de las instituciones públicas, que no ha logrado mejorar los sistemas de salud, ni elevar el nivel educativo al primer mundo y que se gasta los sobreprecios del petróleo en subsidios de gasolinas. Las repercusiones de la presente administración más temprano que tarde llegarán y ojala sean positivas, de otra manera habrá que preparar el paracaídas porque el descenso será tan duro que la esperanza se convertirá en frustración.
El presidente AMLO debe aprovechar los dos años y meses que le quedan a su administración para dar institucionalidad a los mecanismos de concertación que, en diversas áreas y asuntos de gobierno se han venido ensayando para fortalecer la representación democrática de la sociedad, claros ejemplos el refrendo o consulta ciudadana realizada en Mexicali que rechazó la construcción de la planta cervecera Constelación Brands; también la consulta, por cierto manipulada y viciada, para decidir el proyecto de la planta de amoniaco en el puerto de Topolobampo, misma que se juega su última carta en tribunales judiciales; y ahora con la próxima consulta popular de revocación de mandato. Todos estos procesos deben ser decisiones de la sociedad y no consultas manipuladas por partidos políticos o gobierno. Se debe evitar que cada asunto se convierta en una
cuestión límite o en una disputa de principios que en nada favorece la marcha de la democracia y si paraliza la acción de gobierno con fuertes costos económicos.
Todo indica que la ruleta sexenal gira en torno a la sucesión presidencial del 2024 y Sinaloa se encuentra en el tablero electoral del presidente de la República, quien requiere lealtad absoluta del gobernador RUBÉN ROCHA MOYA, para quitar “estorbos” que pongan en riesgo el triunfo de los candidatos que en su momento reciban el visto bueno desde palacio nacional para el Senado y Diputación Federal. En ello se pueden perder formas y existir ausencia de buena política.
HÉCTOR MELESIO CUÉN OJEDA, de ser un modesto profesionista de la Química y un maestro de bajo perfil en la Universidad Autónoma de Sinaloa, gracias a su habilidad, terquedad, capacidad y visión trascendió hasta llegar a donde hoy se encuentra. Es el actual Secretario de Salud en Sinaloa después de haber pasado por la rectoría de la UAS, alcaldía de Culiacán, y la dirigencia del PAS. Lo que lo ubica como un fuerte prospecto al Senado de la República y posiblemente en el 2027 aspirante natural a la candidatura al gobierno de Sinaloa.
Su fortaleza política y el apoyo mediático de algunos grupos de poder le han permitido disfrutar de grandes triunfos políticos pero también ha sufrido fuertes derrotas electorales. Tocó puertas en el PANAL, PAN, PRI, y MORENA. Su apetito de poder se ha desbordado, pero el control que mantiene dentro del PAS le ha servido para evitar presiones internas, y ser él, quien decide el presente y futuro de un partido que está en sus manos.
CUÉN OJEDA ha sabido aguantar los desprecios del alcalde de Mazatlán, LUIS GUILLERMO BENÍTEZ, quien no permitió que condicionara la conformación de la estructura administrativa municipal a pesar de que el PAS lo cobijó para que lograra su reelección. El maestro CUEN OJEDA, recibió un revés con la renuncia al PAS de las alcaldesas de Cósala y Rosario, restando además 2 diputados locales; él esperaba un trato de tú a tú con el gobernador, pensando que existía coordinación en aspectos comunes, pero la realidad es otra. ROCHA MOYA,
juega con las fichas del tablero de su ajedrez político y con nadie más.
HECTOR MELESIO CUEN OJEDA, se encuentra valorando los pasos que tendrá que dar si quiere aparecer en las boletas electorales del 2024. La tarea es desinflar ambiciones político-electorales en épocas donde la confianza se pierde, se desnudan intereses, se impone la narco-política y los conflictos sindicales del magisterio
desmerecen acciones de gobierno. Pasando el proceso de revocación de mandato inicia abiertamente la sucesión presidencial donde todo suma, pero también todo resta.