México es un país con mucha historia y experiencias enriquecedoras en materia política, pero a pesar de ello, seguimos sin aprender la lección toda vez que continua imperando la calumnia, la propaganda maliciosa, la división y el canibalismo.
Las campañas electorales para los diversos puestos de elección popular siguen el mismo guion del pasado, donde se ataca a los adversarios y se promete solucionar todos los problemas existentes pero sin decir cómo ni cuándo.
Ante este “show” mediático millones de mexicanos se abstienen de votar incrementando los niveles de abstencionismo electoral y sobre todo acrecentando la desconfianza entre gobernantes y gobernados. ¿Será que los candidatos a los diversos puestos de elección popular (sin importar color o ideología) cuentan con los recursos económicos suficientes para solventar sus campañas? ¿Tendrán los “ahorros” suficientes para pagar publicidad desmedida, una gran estructura y hasta acarreados? ¿Estarán derrochando el dinero del contribuyente o recibiendo aportaciones del crimen organizado?
El día de hoy inician formalmente las campañas electorales en busca de la Presidencia de la República, Senadurías, Diputaciones, Alcaldías, Regidurías, etc. Campañas que al parecer serán muy “prometedoras” y no por lo que se pueda esperar de ellas, sino por la cantidad de promesas que seguramente harán todos los candidatos, que dicho sea de paso en su mayoría son reciclados, desconocidos, no llenan el perfil o simplemente son amigos o socios del poder.
¿A qué le tiran JESÚS VALDEZ, NUBIA RAMOS, HÉCTOR MELESIO CUÉN OJEDA, GERARDO VARGAS y muchos otros trapecistas del poder que siguen pensando que el retornar o permanecer por un tiempo más en la cumbre los hará ser más respetados o aclamados? No se puede engañar a la población ni andar de un partido a otro jugando a la democracia un día durmiendo en el PRI, otro en el PAN, teniendo de amante al PAS, utilizar la membresía del Verde y tranzar con MORENA. El poder puede marear hasta al político más experimentado, con mayor razón a aquellos que brincan de un partido a otro sin que les importe ideología alguna.
La política es tan compleja y delicada, que puede ser difícil de entender. Los mareos de poder no son lo peor que le puede dar a quien anda en ella; lo catastrófico es la pérdida de las proporciones, la arrogancia, la hipocresía de aparentar lo que no se es, la traición y sobre todo el abuso de confianza de la ciudadanía que les brindó su apoyo.
Empieza un período de 90 días de escuchar promesas, programas innovadores y esperanzas de un futuro mejor. Ojalá que quien resulte ganador de la Presidencia de la República ponga orden e inicie su gobierno con un programa bien estructurado y no con ocurrencias. México requiere reformar, legislar, suprimir, fideicomitir, nombrar, criticar, etc. con la finalidad de hacer crecer la economía, lograr la paz anhelada y unir al país, sin populismo y con mucha visión de estadista.