Nuevamente la paciencia e inconformidad de muchos mexicanos están llegando al límite y ponen a prueba a los gobiernos en sus tres niveles, sin que importe color partidista o ideologías trasnochadas. En materia de inseguridad pública, se acaban tiempos y argumentos para justificar ineptitudes que se arrastran del pasado y siguen en el presente.
Lo sucedido en Tepuche, sindicatura del Municipio de Culiacán y en el alteño Municipio de Choix, en el Estado de Sinaloa; así como los hechos violentos registrados en Guanajuato y el atentado criminal en contra del Secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, OMAR GARCIA HAYFUCH son los más claros ejemplos de la inseguridad existente. La Seguridad Pública sigue siendo un tema profundo y delicado que no debe seguir bajo lineamientos irresponsables, sin planeación, labores de investigación y de ocurrencias.
El presidente LÓPEZ OBRADOR, dijo que no se dejará intimidar por la delincuencia organizada; no obstante reconoció que, como seres humanos “tenemos miedo, pero no somos cobardes”. “vamos hacia adelante, a que podamos conseguir la paz y la tranquilidad, llamando a todos a que nos portemos bien para lograr una sociedad mejor”. ¿Cómo se conseguirá la paz y tranquilidad que ofrece el presidente?, ¿Con el ejército en las calles?, ¿Ofreciendo abrazos y no balazos? ¿Generando desconfianza en la inversión?, ¿Por decreto, estampitas o dividiendo a la sociedad?
No cabe duda que el presidente llegó a destiempo a gobernar un país como el nuestro. Un país carcomido por la corrupción, sin valores, invadido por el mercantilismo, controlado por intereses políticos-económicos de unos cuantos, y con una gran mayoría de pobres, imposibilitados por el hambre de pensar en el voto que hay que cruzar en las urnas electorales.
Gobierno y Sociedad seguimos entrampados sin saber a ciencia cierta cómo saldremos de la pandemia del covid-19; México es considerado un país sísmico, hay temor por lo que se ha vivido; el Fondo Monetario Internacional pronostica que nuestra economía caerá en -10.5% durante 2020, y dejará fuertes cicatrices para el resto del 2021; por consiguiente, la recaudación fiscal disminuirá, se agravarán los problemas sociales, caerán las remesas que mandan al país nuestros connacionales, aumentarán los robos, la violencia, el derecho de piso, el secuestro exprés, etc.
Si el Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se aplica como es su concepción, abierto a todos los sectores de la producción en México y haciendo las reformas internas necesarias para integrarse a él, puede ser la oportunidad comercial que empuje a la nación a salir adelante, siempre y cuando tomemos la experiencia de lo que hay que hacer y no hacer del TLC, que acaba de morir.
El T-MEC, es importantísimo no solo desde el punto de vista del desarrollo económico, sino también con respecto a la democratización política de los sindicatos. Este tratado exige un saneamiento de la economía y de los sindicatos, pero no podemos ser demasiados optimistas y hay que seguir su operación con cautela y mucha responsabilidad.
ALEJANDRO WERNER WAINFELD, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, manifestó que “Ni la entrada en operación del T-MEC, ni el reajuste de las cadenas de valor, van a compensar en los próximos dos años la pérdida de confianza e incertidumbre en México”. Con el nuevo tratado se pondrá a prueba el liderazgo del Presidente de la República, quien tendrá que demostrar de qué está hecho o simplemente quedará como un espejismo de buenas intenciones.
La realización de los designios populares, es donde impere la voluntad de la población, que con su voto exigió un cambio de estilo de gobernar; una sociedad que busca ser representada y amparada por el poder legislativo y por gobiernos responsables, representativos y populares. Acentuado en principios morales, abrevando en austeridad, honestidad y planeación en los programas a desarrollar. Permitiendo con ello superar contradicciones y tendencias conservadoras.
Los resultados de los últimos gobiernos en México fueron insuficientes en materia de salud, combate a la pobreza, inseguridad pública, impunidad, corrupción, infraestructura carretera, agua potable, drenaje. etc. Donde los gobernantes se convirtieron en hombres espectaculares que derrocharon recursos económicos, manipularon a gran parte de la sociedad, endeudaron al país y hoy estamos sufriendo la cruda de las borracheras pasadas.
México está compuesto por 32 entidades federativas, resultado de un proceso que se dio en diferentes momentos de nuestra historia. Las distintas regiones que le dan vida a la nación se caracteriza fundamentalmente por los contrastes geográficos, económicos y sociales. En algunas de estas regiones el desarrollo es de máximo orgullo, mientras que en otras la pobreza, la violencia y la falta de educación los etiquetan como “pordioseros” de la nación. La clase política utiliza la pobreza para lucrar en lo electoral, usando a los más pobres como carne de cañón, mientras que diversos personajes del sector empresarial buscan como tranzar, pactar y negociar en lo económico, provocando que siga la lucha entre pobres y ricos.
Hace poco más de 50 años se incorporaron a la Cámara de Diputados los primeros legisladores de partidos minoritarios en México. Posteriormente, fueron singulares los casos de representantes de los partidos chicos en algunas legislaturas estatales. Con motivo de las reformas políticas en 1977 se tuvo la oportunidad de elegir a 200 diputados Federales por la vía de Representación Proporcional y en agosto de 1996 designar a 32 Senadores de la República por la misma vía.
Como prueba innegable de que la democracia está presente, seguimos contando con legisladores y regidores que llegan al cargo por la vía de primeras minorías, como premios de consolación a grupos fácticos de poder, partidos políticos y no de la sociedad a la que dicen representar. Algunos de ellos se reflejan desesperados buscando deslumbrar en tiempos electorales, como luces solares que encandilan y sin mucho que dar y aportar.