Hasta el momento que un presidente termina su responsabilidad al frente de la nación, es cuando la sociedad tiene los elementos suficientes para hacer un balance justo y objetivo de como deja al país en todos los sentidos. Mientras tanto, la publicidad engañosa y los falsos discursos juegan su rol para entretener y engañar a la sociedad.
La oposición al gobierno aprovecha cualquier desliz del gobernante en turno para debilitarlo y abrirle grietas de polarización. Al presidente LÓPEZ OBRADOR le quedan 8 meses y días para cerrar su ciclo al frente del poder ejecutivo federal, tiempo insuficiente para resolver y dejar bases sólidas de planeación del desarrollo que ayuden a su relevo a enfrentar con éxito la adversidad.
Por lo pronto, para despedir el 2023, la inflación de diciembre fue mayor a lo previsto con una tasa de 4.66% anual y eso generó un repunte en los precios de la canasta básica; según algunos expertos, Mexicana de Aviación (como empresa del Estado) no tiene esperanza de ser rentable a corto y mediano plazo; el tren Maya, la Refinería Dos Bocas y el aeropuerto internacional FELIPE ÁNGELES, entre otras más, tendrán que ser subsidiadas por el Estado para subsistir; y que decir de PEMEX y la CFE que devoran grandes presupuestos del sector público.
Quien llegue a gobernar el próximo sexenio (sea Claudia, Xóchitl o cualquier otro) deberá garantizar certeza y confianza en la inversión privada, con orden económico, austeridad y visión a largo plazo. También debe garantizar un ambiente de competencia basado en el libre intercambio de bienes y servicios que beneficien a los ciudadanos. Las intervenciones del Estado en la economía deben juzgarse por sus efectos reales y no por sus metas teóricas. La regulación pública, por su enorme importancia, vive por sus metas y no por sus logros, esto beneficia en lo político como preámbulo prometedor y logros intrascendentes, que tarde o temprano quedará al desnudo.
La intervención del Estado en obras faraónicas, además de que en la mayoría de los casos tiene efectos contraproducentes, reduce la oportunidad de atender necesidades urgentes en materia de educación, salud, agua potable, drenaje, alumbrado público, recolección de basura, seguridad pública etc. De continuar la expedición de leyes reguladoras de la actividad económica sin planeación y consensadas en lo social, México puede convertirse de un país libre y democrático a uno totalitario, donde se sostenga la tesis de la rectoría del Estado sobre la vida económica de los ciudadanos.
En países con gran avance democrático se ha alcanzado el más alto grado de civilización y la actividad económica es emprendida libremente por sus ciudadanos. Ahí se da una verdadera planeación democrática, que implica que los ciudadanos en forma abierta propongan y elaboren los planes a seguir por los gobiernos en turno. El Estado interviene para garantizar la paz, el orden, la justicia y la seguridad.
Para lograr mejores resultados en los tres niveles de gobierno, los gobernantes deben de respetar y hacer respetar la planeación democrática o libertad ciudadana, cumpliendo compromisos de campaña, ser honestos y transparentes en su vida pública y privada. Por su parte la sociedad debe hacer cumplir sus derechos y obligaciones, rechazando gobiernos que mediante el abuso de poder, utilice recursos públicos para favorecer amantes, compadres o amigos.
Somos partidarios de gobiernos que respeten las garantías individuales consignadas en la constitución. Pero rechazamos gobernantes que con la excusa de las garantías sociales se otorguen poderes ilimitados y minimicen las garantías individuales, y lo que es peor, que al termino de sus responsabilidades se reflejen como prósperos “empresarios”.
Atrás debe quedar “la ilusión sexenal” y como ciudadanos debemos esperar que los partidos políticos registren a sus contendientes que habrán de competir por los diversos puestos de elección popular. Aún tenemos tiempo suficiente para decidir quiénes merecen nuestro voto escuchando sus planteamientos políticos y sus estrategias económicas y sociales que ayuden a generar un cambio profundo en el país. Es necesario escudriñando el pasado y el presente de cada uno de los contendientes para evitar errores y elegir lo mejor para nuestro país.