A días de que el Presidente de la República ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, cumpla dos años de haber cruzado en su pecho la banda presidencial, el país ha transitado por el semáforo político, económico y social en los colores verde, amarillo y actualmente naranja. Las condiciones en que recibió al país no fueron las mejores. Además de que existe una polarización por una lucha de poder, donde el árbitro hace retumbar su voz sin escuchar a nadie; mientras los de enfrente lo tachan de intolerante y falto de experiencia para gobernar, pero experto en dividir y confrontar.
La relación de los gobernadores que fueron sumisos y disciplinados con quien despacha en palacio nacional (azules, amarillos e independientes) ha cambiado y ahora levantan la voz, mientras los tricolores guardan silencio como mensaje de sumisión. Pero cuidado con lo que está pasando actualmente. El tributo al rey pierde su forma y mandan señales de rebeldía, al querer salir del Pacto Fiscal con la Federación ante el trato inequitativo que reciben. El daño a la investidura presidencial queda como señal de cosas peores que vendrán.
El Ejecutivo Federal ha tratado de minimizar la solicitud de recursos por parte de los Gobernadores federalistas y se fue con todo con el presupuesto de egresos 2021. El conflicto supuestamente superado entre Gobernadores aliancistas y el Presidente de la República, refleja que cada quien jala la cuerda para donde mejor le convenga y descuidan las prioridades como hacer crecer la economía, el combate al covid-19, la educación a distancia, atender de mejor manera la inguridad pública y lograr una reforma fiscal equitativa y justa para todos.
Estados y municipios enfrentan el dilema que impone una vida económica más compleja y su obligación de satisfacer el desarrollo social de la población. El objetivo debiera ser dar claridad con justicia económica y social a entidades federativas, que a veces desvían recursos públicos favoreciendo amigos y compadres con contratos de obra pública, etc. Tal vez esto también sea parte de la confrontación de los gobernadores, hay quienes están preocupados por el problema económico, algunos piensan en lo electoral, en tanto que otros guardan silencio, como es el caso de los gobernadores del PRI, que se quedan callados ante el temor de que se les mande a la hoguera del escrutinio público.
Dice una frase muy conocida que “El poder ofusca a los inteligentes y a otros los enloquece”, tal vez por ello quienes nos gobiernan piensan en la cosecha electoral, mientras que la sociedad busca la salida del covid-19 y mejorar su economía.
El Presidente como comandante de las fuerzas armadas tiene que atender y resolver la inconformidad de los elementos del ejército y la marina que levantan la voz a través de mensajes difundidos en redes sociales en contra del Secretario de la Defensa Nacional GRAL. LUIS CRESENCIO SANDOVAL GONZÁLEZ, a quien supuestamente acusan de ser títere de las ocurrencias presidenciales y en ellas enumeran una gran lista de irregularidades.
En materia de justicia y corrupción siguen abiertos los expedientes penales de EMILIO LOZOYA, CESAR DUARTE, GENARO GARCIA LUNA, ROSARIO ROBLES y pendientes del tema del GRAL. SALVADOR CIENFUEGOS, también se les suma el caso más reciente de LUIS VIDEGARAY y del expresidente ENRIQUE PEÑA NIETO. Mientras que en Sinaloa, hay que escuchar la voz de la población que pide justicia por los actos de impunidad y corrupción del pasado que siguen cabalgando en ancas de la impunidad.
La crisis en materia de Salud provocada por covid-19 requiere más atención, recursos y conciencia de gobierno y ciudadanos. Los decesos por esta causa son alarmantes y siguen aumentando, por ello la responsabilidad es en ambos sentidos.
El presidente y su equipo hacendario deben de darse el tiempo suficiente para evaluar la dirección económica que requiere el país, sin caer en visiones parciales y sin encandilarse con espejismos de que el Estado es el dueño de la verdad absoluta. La responsabilidad del Estado moderno consiste en orientar la energía y la vitalidad social hacia un desarrollo económico justo que permita un manejo responsable y equilibrado del presupuesto a ejercer en el 2021, sin posturas populistas ni electorales.
No se defiende al Estado con la confusión fantasiosa de que mientras más tenga será más fuerte o entre más corporativo más generoso o transformador. Un Estado absorbente es un Estado débil, y la debilidad económica no se fortalece políticamente ni gana elecciones.
En Sinaloa, los partidos políticos siguen tirando carnadas para atraer inconformes de otros colores partidistas, se habla de unidad misma que es temporal, se pide honestidad cuando existen casos de corrupción y se habla de amor a la camiseta cuando se la robaron.
Por su parte las mujeres luchan por llegar a gobernar Sinaloa, un derecho que no se les puede negar. La equidad de género llegó para quedarse, solo que las posiciones electorales se deben ganar en las urnas electorales y no por capricho de unos cuantos.