Los dirigentes de los partidos políticos que existen en México, no han sabido interpretar los mensajes que ha mandado la sociedad en los diferentes procesos electorales. En la elección del 2018, millones de mexicanos votaron por un cambio y le dijeron adiós al PRIAN. Sin embargo, MORENA, el Presidente AMLO, algunos gobernadores y CLAUDIA SHEIBAUM, le acaban de abrir las puertas a personajes que en el pasado fueron señalados como parte de la corrupción. Personajes que carecen de calidad moral y que buscan el poder sin que importe cómo y dónde. Todo esto nos hace reflexionar y preguntarnos ¿qué tipo de gobierno implementará MORENA de ganar la elección presidencial del 2024?
Año con año, se entregan sumas millonarias de recursos públicos a los partidos políticos para el sostenimiento de sus estructuras burocráticas, bienes muebles e inmuebles, obtención del voto e impulso a la democracia. Para el proceso electoral del 2024, los partidos contarán con un presupuesto por el orden de los 3 mil 304 millones de pesos. MORENA dispondrá de Mil 23 millones, el PAN 613 millones, el PRI 600 millones, el MC 323 millones, el PRD 236 millones, etc.
A pesar de todo este apoyo los partidos políticos mexicanos no responden a su obligación social de convertirse en instituciones democráticas, confiables, autosostenibles y generadoras de buenos gobiernos. Los partidos y organizaciones políticas deberían estar obligadas a evaluar exhaustivamente a todos los aspirantes a cualquier puesto de elección popular: su estado de salud físico y mental; capacidad para el puesto a desempeñar, honestidad, etc. De esta manera se evitaría que lleguen a las candidaturas hombres o mujeres etiquetados como trapecistas del poder, y a su vez, le cerrarían las puertas al oportunismo y a la corrupción.
El financiamiento a los partidos políticos se convirtió en un requisito de ley indispensable para garantizar contiendas justas y equitativas. Pero al igual que en el pasado, esto no aplica para el partido en el poder, quien goza libremente de los recursos y bienes públicos sin que importe el que dirán.
En la actualidad, los partidos políticos (sin que importe color o ideología) están muy desacreditados por el costo económico que significan para la sociedad, son caros, antidemocráticos, viejos y obsoletos. Es necesario que, a corto plazo, se realice una reforma política de gran calado que deje atrás los intereses personales y de grupo, y que obligue a los partidos a retomar sus ideologías y su función social.
En México debe priorizarse el fortalecimiento de la democracia, garantizando el cumplimiento de la voluntad popular, el piso parejo para todos y atar las manos de esos gobernantes que con todo descaro se van a la cargada tratando de justificar su ineptitud gubernamental. La sociedad desea que al senado, a las diputaciones, gubernaturas y alcaldías lleguen los mejores hombre y mujeres, no los que hacen bola, ni los que traicionan y se venden al mejor postor.
El proceso electoral del 2024 debe ser limpio, lleno de propuestas y de paz. Que sirva para que el ciudadano reflexione su voto en pro de una mayor equidad, equilibrio de poder y confianza entre gobernantes y gobernados. Quien gane la elección presidencial, ya sea CLAUDIA SHEIBAUM, XOCHITL GALVEZ u otra persona, deberá unir a México, sin venganzas y sin alardes triunfalistas.
También es necesario terminar con el dominio político que tiene el presidente de la república sobre los otros dos poderes (legislativo y judicial), por salud de la democracia esto no debe continuar. Tampoco es ético lo que pasó en Sinaloa y en otras entidades del país, donde la dirigencia de MORENA, Gobernadores y la Coordinadora del Movimiento de Regeneración Nacional, CLAUDIA SHEIBAUM, en forma valida pero no ética, le abrieron las puertas a expriistas, expanistas y otros personajes que en su mayoría carecen de ética y honestidad ¿Realmente se busca un cambio o simplemente quieren el poder?