Los cambios que se dan en el mundo, obligan a los mexicanos a buscar nuevas formas de vida, cambiar costumbres, rutinas y fortalecer la convivencia social. Potencias mundiales como Estados Unidos, Rusia y China, considerados como países que marcan las pautas a seguir en comercio, energía, tecnología, armamento y economía, así como España, Italia y México jamás imaginaron, que un virus llamado covid-19 los pondría de rodillas, los exhibiría y limitaría en su acción. Cientos de muertos, miles de contagiados, sumas millonarias invertidas por detener los contagios, perdidas económicas incalculables, negocios cerrados, desempleo y secuelas por crisis psicológicas familiares.
Temporalmente quedan a un lado las luchas comerciales y la construcción de armas letales, armas incapaces de destruir un virus que cambió todo y a todos. La lucha actual es por encontrar la vacuna que acabe con este virus y ayude a mitigar el miedo social y a recuperar la estabilidad económica.
Los modelos de liderazgo mundiales, locales y regionales quedarán atrás. Quienes deseen trascender en liderazgo político, social y económico, tendrán que desarrollar múltiples habilidades, ser muy creativos, conocedores de tecnología, inteligentes, humildes y ser revolucionarios industriales. Además, deberán tener mano izquierda para convencer y sumar, y derecha para apretar cuando el momento lo requiera. Llegamos a la era del conocimiento, de las capacidades intelectuales, de la educación a distancia y cultura política sin demagogia. El populismo, el trapecio político y el folclor político tienden a desaparecer.
En los próximos años el mundo en general y por consiguiente México, Sinaloa y sus 18 municipios, necesitarán líderes que sepan enfrentar desafíos, nos encausen al futuro y fomenten espacios colaborativos de unidad y armonía al servicio de los demás y no del grupo que los llevó al poder.
La sociedad, por su parte, tendrá que encontrar satisfactores que motiven, incentiven y den valor a la vida. La competencia superficial no debe ser prioridad, pues sólo refleja la pobreza moral en que vivimos. Si no entendemos los nuevos tiempos y seguimos haciendo alarde de una fuerza que no tenemos, nos podemos hundir como país, tal como se hundió el Titanic, al que muchos creían indestructible.
El Gobierno que preside, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, tiene en México su propio Titanic, un barco que hay que cuidar para que no se vaya a pique, toda vez que navega en un mar intranquilo, lleno de nubarrones financieros y de tiburones que quieren devorar al capitán. Este clima incierto refleja en muchos de los pasajeros obscuridad y temor al futuro, principalmente en aquellos que han viajado en primera clase. Mientras que otro porcentaje que viaja en segunda clase, ven un clima despejado y confían en su capitán, al tener a su alcance un salvavidas llamado “Bienestar”.
EL S.O.S. que lanza el sector empresarial para salvar fuentes de empleo, debe ser un llamado a la solidaridad, a la conciencia gubernamental, a la responsabilidad y a la transparencia presupuestal. Algo se tiene que hacer para evitar que se hunda la economía y genere más pobreza. Los actos de corrupción del pasado deben castigarse con todo el peso de la ley, pero tampoco es justificable que por unos la paguen todos. Como sociedad no debemos apagar la radio como lo hizo el Capitán del Barco California ante los llamados de auxilio del operador de radio del Titanic, debemos estar atentos para apoyar a nuestro país.
De acuerdo al sentir de muchos mexicanos, el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, llegó tarde a la presidencia de la República, en épocas donde la modernidad lo rebasó y ahora no comprende la era que le tocó gobernar ante un mundo globalizado con tecnología de punta que avanza y sorprende día con día. También hay personas que ven a AMLO como el hombre que rompió las cadenas de la inconformidad social, que enfrentó a personajes de gran poder económico y político. Un hombre que se comprometió a combatir la corrupción, acabar con las desigualdades sociales y cerrar el capítulo del neoliberalismo.
Como mudos testigos del gobierno de la 4T, se encuentran la cancelación del proyecto del aeropuerto de Texcoco, donde no se supo costos, daños o beneficios; el desmantelamiento de lo que fue la residencia oficial de los pinos, hoy convertida en museo y extensión del bosque de Chapultepec; desaparición del Estado mayor presidencial; cancelación de pensiones a expresidentes; la austeridad republicana y rifa del avión presidencial, así como venta de aeronaves y vehículos de lujo que estuvieron al servicio de gobiernos anteriores. Ahora tenemos un presidente que viaja en líneas comerciales y que enfrenta una economía difícil de recomponer, mientras que en materia de salud recorremos un laberinto donde no sabemos los daños, las condiciones ni el tiempo en que saldremos de él.
El Estado de Tabasco ha dado grandes hombres que han destacado en la historia. Sin embargo, gran parte de su población es temeraria, terca, acostumbrada a manipular, chantajear y vivir a costa de los demás. Por ello el presidente tendrá que demostrar con argumentos sólidos y no por caprichos personales, cuál es la intención de seguir avante en la reconstrucción de las refinerías existentes, la construcción de la refinería dos bocas, la construcción del Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucia, así como levantar un muerto financiero como es Petróleos Mexicanos.
Aprovecho la oportunidad para felicitar a todas las madres del mundo, en especial a mi madre que se adelantó en el camino, pero vive en mi corazón y en mis recuerdos como el primer día que me amamanto y me protegió. Gracias madre, a ti te debo todo lo que soy. ¡Lo nuestro siempre será un Amor Eterno!