Las principales metas de los gobernantes que ha tenido Sinaloa han sido lograr la paz y tranquilidad que tanto reclama la sociedad, cerrar las grandes heridas causadas por la delincuencia organizada, abatir las desigualdades sociales, lograr el crecimiento económico añorado y crear proyectos de infraestructura que potencialicen al Estado.
Casi todos los gobernantes llegan con buena fe, dispuestos a sacrificar tiempo y familia para cambiar las condiciones de un Estado que tiene los recursos naturales suficientes para ser de los mejores del país pero lamentablemente todo queda en buenas intenciones, y generalmente la clase gobernante termina su responsabilidad pública con sus problemas económicos resueltos, bajo sospechas de ligas con el crimen organizado, aunque también hay quienes han salido limpios y con la frente en alto.
En los últimos años, la población sinaloense ha vivido tiempos difíciles en los que ha tenido que ajustarse el cinturón y decirle adiós a diversos bienes materiales para enfrentar la crisis económica que no se va. Llegó la pandemia del Covid-19 limitando la convivencia social, afectando la economía y dejando luto en muchos hogares. La invasión de Rusia a Ucrania fue “el tiro de gracia” al afectar los precios al consumidor e influir en la elevación de la inflación por arriba de un 7.6%.
Por su parte los entes responsables de vigilar los recursos públicos como La Auditoría Superior del Estado y La Fiscalía, siguen sin hacer su trabajo en cuanto a la revisión profunda de las cuentas públicas y denuncias penales en contra de servidores públicos que se han despachado con la cuchara grande, dejando todo al olvido.
En materia de Seguridad seguimos reprobados y se nos etiqueta como un Estado bronco y violento, cuna de grandes capos del narcotráfico. El famoso “Culiacanazo” nos pinta de cuerpo entero; el retén instalado por sicarios del crimen organizado en el municipio de Badiraguato, evidenciado hace unos días por periodistas de medios de comunicación nacional que cubrían la gira presidencial, le dio la vuelta al mundo. Todo eso cuenta, y cuenta mucho, sobre lo que pasa en un Estado que parece ser controlado por los poderes fácticos. También habría que sumar los cientos de fosas clandestinas y los hombres y mujeres desaparecidos.
El problema de la sequía y el cambio climático, se sigue atendiendo con aspirinas. La migración de jóvenes al vecino país del norte en busca de mejores oportunidades laborales invita a la reflexión y nos obliga a preguntarnos ¿Qué tiene que hacer el gobierno y el sector empresarial para dar respuesta a esta necesidad?
En materia política pareciera que vamos como cangrejos, caminando hacia atrás y haciendo concha. MORENA se desfigura y refleja que en su interior están “todos contra todos”, toda vez que entre ellos mismos se señalan, se devoran, judicializan sus casos, impera el tema de juicio político contra sus alcaldes y hay ausencia de dialogo, respeto y cordialidad. En el interior del PRI se juega a la doble moral, muchos dicen ser honestos pero la mayoría
arrastra una gran cola. Mientras que en el PAN se creen predestinados a gobernar a pesar de que carecen de congruencia y honestidad.
En el PRD parecen remolques a la espera del jalón que les dé el PRI y el PAN; el PT sigue pagando calenturas ajenas y disfrutando las mieles que da el poder; Movimiento Ciudadano trata de quedar bien con todos, especialmente con los jóvenes, y se mueve ofreciendo como figura estelar al hijo del malogrado candidato presidencial, LUIS DONALDO COLOSIO; SERGIO TORRES, abandonó al “Morrín” en la rivera del Rio Culiacán; mientras que el PAS se encuentra en busca de mejores aires esperando la estrategia política que marcará HÉCTOR MELESIO CUÉN OJEDA.
La sociedad sinaloense está midiendo al gobierno de RUBÉN ROCHA MOYA, a los 18 alcaldes de la entidad y a los 40 legisladores (locales, federales y senadores de la república) analizando su desempeño, sus aciertos y sus errores, alabando o cuestionando su actuar y decepcionándose cada vez más de la clase política. La ciudadanía observa la falta de entendimiento y diálogo entre los políticos y le exige a los actuales servidores públicos que se bajen de la nube, que se olviden por el momento de las calenturas políticas y se pongan a trabajar en beneficio de la sociedad que es la que paga sus salarios. El campo sinaloense quiere seguir siendo orgullo en la producción de granos, hortalizas, mangos, camarón y no ser semillero de desempleados, alcohólicos, drogadictos o delincuentes.