Las ocurrencias de la clase política mexicana están a la orden del día. El gobierno federal, en días pasados, por conducto del aún Secretario de Gobernación ADÁN AUGUSTO LÓPEZ, anunció la publicación de una reforma constitucional que permite que los jóvenes de 18 y 25 años puedan desempeñarse como Diputados Federales y Secretarios de Estado, respectivamente. Dicha reforma fue abalada por 17 Congresos Locales, entre ellos Sinaloa.
Indudablemente el gobierno de la 4T quiere atraer nuevas caras a la política. Sin embargo, la realidad es que a la mayoría de los jóvenes no les interesa este tema, además, quienes a esa edad participen por algunos de estos puestos, lo hará sin experiencia alguna. ¿Los señores legisladores habrán analizado las repercusiones que tendrá dicha ley para el país? No se trata de cuestionar irresponsablemente esta idea, pero podrían llegar jóvenes deseosos de poder, dinero y adrenalina ¿A esa edad habrá madurez, responsabilidad y experiencia para tan altas responsabilidades?
El Artículo Tercero establece que, la democracia económica, social y cultural compromete a la sociedad a adoptar un estilo de desarrollo en la elevación de la calidad de vida de los ciudadanos, con seguridad jurídica y fortalecimiento de los consensos constitucionales que posibilita el pluralismo creativo. Es cierto que la capacidad y el servicio a los demás no se miden por la estatura física ni por la edad, pero llegar a responsabilidades como una Diputación o una Secretaria de Estado a esa edad, deja mucho que pensar.
Ciertamente se necesita ampliar los cauces de la participación social impulsando nuevas generaciones para que se siga construyendo una sociedad más fuerte, más unida, mejor organizada y representada; pero también se requiere fortalecer democráticamente el Estado y modernizar su andamiaje institucional. Si se quiere transformar a México, la mejor forma es impulsar los valores y mejorar la educación desde casa, escuelas de calidad, poner orden en las instituciones y dando el mejor ejemplo como gobiernos. La implementación de nuevas conductas en los relevos generacionales, es bueno, siempre y cuando estos ganen sus espacios de servicio y poder a través de la experiencia, la capacidad, el temple y madurez, no por ocurrencias de la clase gobernante.
En Sinaloa, RUBÉN ROCHA MOYA sigue generando expectativas, pero también opiniones encontradas. Para lograr un verdadero cambio en el quehacer político, debe implementar mejores políticas públicas que transformen al Estado, sin olvidar que el tiempo no se detiene y el bono democrático tiene caducidad. ENRIQUE INZUNZA CÁZAREZ, como su Secretario General de Gobierno, tiene el compromiso de cuidarlo en los aspectos legales, políticos y todo lo interno. 19 meses de gobierno es tiempo suficiente para que el señor secretario demuestre si puede con el cargo, pero todo parece indicar que está reprobado.
Los meses por venir nuevamente pondrán a prueba a un gobierno que se dice diferente a los demás. El círculo que rodea al gobernador debe estar muy coordinado diciéndole la realidad de las cosas con respeto y sin miedo. Con la elección del 2024, Sinaloa se juega parte de su futuro. Políticamente hablando, los empresarios sinaloenses juegan por todos lados, hay que escucharlos y atenderlos, ellos siempre quieren estar con el ganador; mientras que el problema del sector agrícola, no es cualquier cosa, es de suma importancia solucionar sus demandas.
Por otra parte, aun cuando MORENA tiene mayoría en el Congreso del Estado, sus diputados deben cuidar su conducta y sus declaraciones para evitar confrontaciones que poco ayudan al quehacer gubernamental.
Gobernabilidad y función legislativa deben de ir de la mano, para impulsar el cambio que ofrecieron y que tanto reclama Sinaloa. Gobernabilidad para establecer el orden constitucional que de visibilidad a los proyectos y acciones de desarrollo económico y social y una función legislativa que le de legitimidad a las reformas, leyes y decretos bien sustentadas y cabildeadas con la sociedad que dicen representar. El poder legislativo debe dejar de ser un instrumento político o verdugo del gobernador en turno, para que haya un verdadero equilibrio de poderes.
El Gobernador y su equipo tienen una gran tarea por delante, lo que los obliga a estar bien preparados ya que los reclamos están a la orden del día, los enemigos políticos no descansan y la sucesión presidencial está a la vuelta de la esquina. Seguramente varios de sus colaboradores van a querer participar por algún puesto de elección popular, pero estos no se dan por decreto, se ganan con acciones y buenos resultados de gobierno.