En la historia política de Sinaloa de los últimos tiempos, pocas veces se ha adelantado tanto la sucesión gubernamental como ahora está sucediendo. Es evidente que existen muchos intereses personales del gobernador en turno, quien parece no entender que hay temas prioritarios que requieren su atención como es la seguridad pública, la severa sequía que afecta a la entidad, el sin fin de confrontaciones políticas que restan en vez de sumar, etc. Surgen nuevo rasgos globales, se rompen esquemas y no fácilmente se puede convencer a una sociedad cada vez más crítica.
El sector público es complejo, lleno de mañas, de sumisión, de deslealtades y traiciones. En él son pocos los que logran trascender y ganar el respeto social, en su gran mayoría son etiquetados de cínicos, mediocres y corruptos, personas que buscan el poder por el poder haciendo creer que tienen la fuerza social, el carácter y una varita mágica para resolver un sinfín de necesidades.
La gran mayoría de los gobernadores de Sinaloa han sido celosos del poder, tal es el caso de LEOPOLDO SÁNCHEZ CELIS, ALFONSO G. CALDERÓN, ANTONIO TOLEDO CORRO, entre otros. Es justo decir que ellos también pagaron favores políticos, aunque cuidando las formas y haciendo sentir el peso de su autoridad.
Por su parte, el Gobernador RUBÉN ROCHA MOYA, muestra señales de que llegó tarde a la gubernatura al reflejar cansancio, hartazgo y enfado. En cuanto a su relación con el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, parece más de sumisión que de respeto o colaboración. Indudablemente la sucesión por la gubernatura se adelantó, aun cuando el 2027 se encuentra muy distante. Si ROCHA MOYA quiere pasar a la historia como el gran transformador social y demócrata, tendrá que convencer con hechos lo que prometió como candidato en el 2021 y demostrar a sus gobernados que es el líder que reclaman los nuevos tiempos. Un líder congruente, honesto y transparente, dispuesto a darlo todo por defender a Sinaloa y su gente; gobernar con la autonomía que la entidad tiene y dejar de ser un “florero nacional”.
Sinaloa está sediento de gobernantes que mantengan contacto con el mundo real, que sean factor de unidad y de trabajo en equipo, que comprenda los riesgos que implica tomar decisiones de acuerdo al estado de ánimo y con la capacidad suficiente de accionar y defender los dineros y recursos públicos, para que estos se apliquen con justicia a todos los ciudadanos.
Los sinaloenses siguen a la espera de un líder que esté apartado de toda tentación providencialista y libre de liderazgo iluminados, atavismos expresamente sepultados o de herencias pasadas de moda. Es necesario que exista un renacimiento a la modernidad basado en valores indiscutibles, sin mancha y no reciclados como los que se ofrecen en la actualidad para gobernar.
En los próximos años se requerirán esfuerzos adicionales para lograr la paz tan anhelada, impulsar el bienestar social y avanzar con unidad, valores y cordialidad. Los candidatos a puestos de elección popular en su mayoría siguen sin convencer, principalmente en municipios importantes de la entidad. ¿Qué pasa en la política y por qué lo permite la sociedad?