Al igual que México, Estados Unidos de Norteamérica, tendrá elecciones para designar presidente, sin embargo, las condiciones políticas y económicas de ambas naciones son muy diferentes. En nuestro país la democracia perdió su esplendor y la justicia se esconde ante el temor de ser violentada por el crimen organizado. Los altos índices de robos, fraudes, asesinatos, etc. están obligando a la sociedad a buscar soluciones ante la falta de respuesta del Estado. Y qué decir del ambiente político existente, mismo que alienta la confrontación. Roto el clima de moralidad social, no se puede esperar que la población tenga una moralidad innata. La democratización de los partidos, gobierno y sociedad obligaría a los servidores públicos a ofrecer conductas de honorabilidad y servicio a la comunidad.
La relación con nuestros vecinos del norte es compleja, requiere de respeto mutuo a través de un trato digno entre pueblos y gobiernos. Nos unen diversos intereses como deuda, seguridad, narcóticos, armas, migración, tratados comerciales, etc. En materia política, el gobierno norteamericano tiene una gran influencia para cargar los dados a favor o en contra del candidato a la presidencia de la república que le convenga, y este 2024 difícilmente estará ausente del proceso electoral que se avecina, sobre todo al estar también en juego la presidencia de EEUU y la seguridad de su frontera con México.
A partir del primero de octubre de 2024 México requiere tomar un rumbo diferente, replanteando lo que no ha funcionado y poniendo orden con unidad, justicia y legalidad. No se puede seguir ciegamente los planes de gobierno impuestos por el presidente AMLO, como este lo ha planteado. Quien tome el mando de la nación para el periodo 2024-2030 no debe llegar con una camisa de fuerza ni obligado a obedecer las reglas que le imponga su antecesor, tampoco se debe permitir los cercos legislativos como premios de consolación a quienes compiten por la candidatura presidencial. No es democrático que al nuevo inquilino de palacio nacional se le quiera frenar políticamente y se le quiera sujetar al capricho de un expresidente.
Es importante que los aspirantes a la candidatura presidencial, al senado, diputaciones o alcaldías debatan sus ideas y evalúen los problemas económicos, sociales y políticos existentes. Hay muchos ciudadanos apartidistas con ideas democratizadoras que aspiran a mejores gobiernos, libres de impunidad y corrupción. Otros se encausan por partidos de oposición, pero teniendo un criterio de cambio para mejorar. También existen oportunistas o amigos del poder que brincan de un partido a otro buscando su bienestar personal.
El magisterio sigue a la espera de su revalorización, de que se reconozca su tarea transformadora y se motive su labor para que su participación y ejemplo se filtre a las escuelas; los maestros son los mejores aliados para la democracia y para la formación de mejores ciudadanos. Mientras que en la mayoría de los sindicatos se siguen exigiendo que la representación sindical sea más genuina y con mayor racionalidad en la relación obrero-patronal; se necesitan mejores leyes electorales, es importante mejorar el trabajo legislativo y que este tenga real autonomía y control sobre el poder ejecutivo en materia de verificación de gastos; también se debe fortalecer el trabajo de la Auditoria Superior de la Federación y exigir que haga valer la ley de responsabilidades públicas. Se necesita un respeto a la verdadera soberanía de los Estados respecto a la federación. Debiera legislarse para impedir que el presidente disponga de los gobernadores haciéndolos sentir como sus empleados o gerentes.
¿Cuál sería la gravitación del Poder Judicial, en el próximo sexenio si viviéramos en un sistema democrático? ¿Vivirían como perros y gatos como está sucediendo actualmente entre los tres poderes o entrarían en una etapa de respeto y civilidad como otras naciones del mundo?
México, necesita de un poder Judicial fuerte y vigilante de la aplicación de la ley. Un poder judicial digno y disciplinado a lo que marca nuestra constitución. De esta manera habría más posibilidades de extirpar la corrupción existente en los niveles secundarios y terciarios de la judicatura mexicana. Con un poder judicial respetado, habría oportunidad de legislar con mayor severidad contra el crimen organizado, aplicando mejor las leyes y mejorando los mecanismos de coordinación entre los tres poderes de la nación.
Son muchas las interrogantes que se tienen ¿si el candidato presidencial de MORENA gana la elección constitucional seguirá los lineamientos marcados por el presidente AMLO o pintará su raya guardando la distancia? ¿Qué tipo de gobierno implementaría la oposición en caso de salir victoriosa, acaso continuarían con los vicios del pasado?