Lo que está sucediendo en México no puede ignorarse aun cuando a veces resulta más fácil callar que exigir o reclamar. Es como un juego fascinante y peligroso que hace del poder y la crítica dos fuerzas que se atraen pero a la vez se repelen, irremisiblemente juntas y fatalmente separadas. El 2022 es un año demasiado turbulento, violento y de gran crisis social donde predomina lo negativo y lo positivo cae como hojas primaverales hechas añicos. Se impone la injuria, el odio, la división y la venganza mientras que el amor por la vida parece fruta podrida.
Se cimbró el país con los asesinatos de DEBANHI SUSANA ESCOBAR en el Estado de Nuevo León y la joven estilista ITZEL ORDUÑO del Municipio de El Fuerte, Sinaloa, asesinada brutalmente a martillazos. Entre muchas otras mujeres desaparecidas, asesinadas y violadas. Mientras que los gobiernos en sus tres niveles nos llenan de promesas de garantizar la seguridad ciudadana.
Gobiernos que deberían de tener la responsabilidad constitucional y ética de brindar seguridad y acabar con la impunidad son rebasados por la desconfianza y el malestar ciudadano. Y por supuesto que nosotros, como sociedad, también le aportamos mucho a lo que está pasando ¿Hasta cuándo terminará todo esto?
En cuanto al proyecto de ley de reforma eléctrica, este hizo corto circuito en La Cámara de Diputados, al ser rechazada por los partidos de oposición a MORENA, lo que provocó una ola de señalamientos hacia los diputados que votaron en contra. Al presidente LÓPEZ OBRADOR no le salieron las cuentas con dicha reforma y con la poca participación que hubo en la revocación de mandato, lo que resulta sintomático y preocupante es lo que hará un hombre con tanto poder, que mantiene la idea de que “su pecho no es bodega” y que si se lo propone puede hacer mucho daño.
Las perspectivas de crecimiento de la economía nacional son sombrías. La inflación está situada en 7.7% anual, la más elevada de los últimos años. La guerra Rusia-Ucrania (principales productores y exportadores mundiales de trigo, maíz y fertilizante) puso en jaque la oferta global. Los agricultores, la tortilla, el pan, las galletas, los energéticos y en general la canasta básica sienten la presión de los precios que afectan directamente la economía de los mexicanos “que ya no sienten lo duro sino lo tupido”.
Los efectos del ritmo de recuperación económica en Sinaloa provocados por el Covid-19 marcan tiempos de incertidumbre, sumándole el bajo volumen de agua que tienen las presas que no garantiza el ciclo agrícola primavera-verano. Mientras que alumnos y maestros retornan el día de hoy nuevamente a clases presenciales después de un corto periodo vacacional a la espera de un mejor mañana.
El Congreso del Estado se convirtió en instrumento de la Santa Inquisición para enjuiciar y sentenciar al alcalde de Culiacán, JESÚS ESTRADA FERREIRO, quien no entendió las reglas del juego del poder de un sistema político como el nuestro donde el rey es el gobernador en turno. El Poder Legislativo y Judicial, así como La Fiscalía General Del Estado son instrumentos de ese gran poder que despacha en el tercer piso de la unidad administrativa en la capital del Estado, demostrando que la autonomía de poderes y el federalismo es letra muerta. Hablar del futuro ante la incertidumbre política que se vive, es un enigma: el gobierno del DR. RUBÉN ROCHA MOYA, no debe perder su capacidad de diálogo y tolerancia, ya que con ello marca la diferencia de anteriores gobiernos.
La sociedad no encuentra a sus líderes. La izquierda da tristes ejemplos incapaz de organizarse y devorándose unos con otros, utilizando un lenguaje abstracto. El PAN no se expresa con el lenguaje de sus creadores, llano en comunicación, no convence y se muestra enamorado de los negocios, del poder y del dinero. Mientras que los priistas siguen en terapia intensiva enfermos de corrupción, y quien fuera su guía los traicionó y abandonó por la embajada de México en España.
Tan mal andan los partidos políticos, sectores y la propia sociedad que no encontramos liderazgos fuertes, honestos y congruentes que nos ayuden a encontrar la salida a los problemas que nos aquejan. En cambio abunda el cinismo, el servilismo, la falta de congruencia, el fanatismo y el valemadrismo. Hay hechos del pasado que se pierden en el olvido, pormenores confusos que a la distancia de los años nos deben de recordar que “la sociedad tiene el pandero en la mano” para modificar escenarios, cambiar gobiernos y marcar mejores destinos de progreso y bienestar. El 2024 será una buena oportunidad para ponerle un límite a los abusos del poder presidencial, no debemos desperdiciarla.