Los sinaloenses no hemos podido encontrar el camino de la tolerancia, el respeto y la paz que nos permita vivir con tranquilidad y no con el temor de perder nuestro patrimonio logrado con mucho esfuerzo y trabajo, a manos de delincuente que en su mayoría roban para seguir drogándose.
Tristemente ya hasta nos parece “normal” escuchar como hombres o mujeres son levantados por grupos criminales y terminan desaparecidos, embolsados o enterrados en fosas clandestinas. Es una cruel realidad que genera la descomposición social a la cual todos abonamos directa o indirectamente.
La vida es un hilo prendido del presente. Y si esa es la vida, ¿Qué es la espera, sino una forma de desesperación y frustración? ¿Qué futuro estamos heredando a nuestros hijos y nietos? ¿Cómo podríamos juzgar a nuestros gobernantes, a los órganos de impartición de justicia y a nosotros mismos como sociedad? Sería absurdo negar o callar lo que nos pasa en materia de seguridad pública. Sinaloa vive una grave crisis de valores que evidencia y agudiza las deficiencias gobierno- sociedad. Hay ausencia de propuestas que ayuden a frenar este cáncer que no distingue raza, condición social, religión o género.
Gobiernos van y vienen, se nos pide que la sociedad opine como fase indispensable de consulta que precede y fortalece a la expresión del voto ciudadano. Se ofrece dar seguridad, acabar con la corrupción e impunidad, pero seguimos estancados y reprobados en la materia. La subcultura del rumor, la desconfianza en la impartición de justicia y la incredulidad siguen presentes y los gobiernos en sus tres niveles son como un café sin azúcar, amargo, pero lo seguimos tomando aunque hagamos muecas.
El gobernador, RUBÉN ROCHA MOYA, heredó un Estado complicado en materia de seguridad, él no es responsable de todo lo que pasa en la actualidad, pero está obligado por ley a brindar seguridad ciudadana, a buscar los mecanismos que hagan posible vivir en paz y a ser el imán que nos una como sociedad, poniendo orden en su gobierno y dejando atrás conflictos que desmerecen su figura.
Mil historias circulan alrededor de los gobernantes sinaloenses: conflictos, diálogos, triunfos, pasiones, odios, amores, traiciones, tragedias y “pactos obscuros” que desmerecen aun cuando muchos de ellos presumían de ser honestos.
Los medios de comunicación también somos corresponsables del buen desarrollo de la sociedad y gobierno. Debemos ejercer plenamente y con responsabilidad la libertad de expresión. Es indispensable que exista una sana relación entre los medios de comunicación, el gobierno y la sociedad. Relación que debe sustentarse en el respeto y en el ejercicio crítico, con reglas claras para la protección de nuestro hogar, de la familia y nuestras vidas.
LUIS ENRIQUE RAMÍREZ, amó la libertad de expresión, fue un hombre con defectos y virtudes como todo ser humano. Un gran periodista que actuó con mucho amor y pasión en el campo de la información y la formación de opinión ciudadana. Supo ejercer plenamente y con responsabilidad la libertad de expresión, lamentablemente su vida terminó en forma violenta, que como hombre de bien no merecía.
La Fiscal del Estado, SARA BRUNO QUIÑÓNEZ, está obligada a garantizar la seguridad ciudadana personal, familiar y colectiva; desde una perspectiva de transformación social y reforma a la institución bajo su responsabilidad, dentro del estado de Derecho, garantizando la seguridad ciudadana y el orden público. Está obligada también a esclarecer el cobarde crimen de LUIS ENRIQUE RAMÍREZ, así como el de tantas otras personas que se han convertido en estadísticas del Estado y han enlutado muchos hogares sinaloenses.
La Fiscalía General del Estado debe ser una institución justa, transparente, y oportuna de la acción de justicia, confiable e independiente de las presiones del poder político o económico. Una institución que remedie el ultraje, que ampare las libertades individuales y que proteja los derechos colectivos. SARA BRUNO QUIÑÓNEZ, debe ponerse las pilas y dejar de ser “florero” de un área responsable de garantizar la seguridad ciudadana. DEP nuestro colega LUIS ENRIQUE RAMÍREZ, pedimos justicia para él.