A tres semanas de las elecciones de 2024, los aspirantes a ocupar la silla presidencial y otros que buscan llegar a las Senadurías, Diputaciones o Alcaldías siguen sin convencer a la mayoría del electorado, al no tener una visión real y articulada que ayude a resolver los graves problemas que se han acumulado en México en todos los órdenes, mismos que obstaculizan el desarrollo de la democracia, reproducen los más bochornosos grados de desigualdad social y bloquean las energías productivas de la Nación. Estamos viviendo un proceso electoral donde el árbitro toma partido y el capitán del navío sufre mareos de poder.
Se están vendiendo al electorado tres proyectos de nación que se ofrecen como la salvación del país, cuando la realidad es que siguen atados a intereses grupales y no a los intereses de la nación: CLAUDIA SHEINBAUM es impulsada por el inquilino de Palacio Nacional, con la consigna de seguir la ruta trazada de “abrazos y no balazos”; por otro lado está XÓCHITL GÁLVEZ, quien asegura ir montada en un proyecto democráticamente integrado con las voces de la sociedad, sin embargo, el grupo que la rodea y las marcas que la “patrocinan” reflejan lo contrario; y que decir de JORGE ÁLVAREZ MÁYNEZ (Movimiento Ciudadano), quien solo cumple con la encomienda de “dividir el voto” marcada por DANTE DELGADO, dueño de la franquicia que representa.
Hasta el día de hoy, ninguno de estos 3 proyectos de nación garantizan una real concepción o un compromiso radical de transformación, regulación y robustecimiento de las estructuras y los procesos de la democracia representativa; del enriquecimiento de los mecanismos de diálogo, orden, unidad y tolerancia propia de la democracia participativa, en pocas palabras, cada uno de ellos solo busca “jalar agua a sus molinos”.
La unidad nacional no se ha logrado consolidar por tantos partidos políticos que solo sirven como madrigueras de muchos hombres y mujeres sin calidad moral. Así como por gobierno que no asignan responsabilidades concretas a cada uno de los sectores de la sociedad, con orden, justicia y bienestar.
México requiere que sus gobernantes asuman compromisos basados en acuerdos firmes, Compromisos serios que ayuden a potencializar su desarrollo, que unifiquen sus esfuerzos y que orienten la participación social sin politiquerías ni populismo.
Se precisa de un Proyecto de Nación sin ataduras reduccionistas al cambio fácilmente posible, sin mesianismos precipitados para imponer incondicionales que como marionetas servirían para retroceder y no para avanzar como Nación. México reclama gobernantes con mentalidad abierta, con una visión esencial de la política moderna, aquella que actúa sobre la realidad para hacer los cambios posibles que ayuden a potencializar un país en crisis.