Sinaloa, es un Estado que se caracteriza por sus marcados contrastes geográficos, económicos, sociales y, por qué no, también políticos. La parte costera es privilegiada por 620 kilómetros de litoral, por la calidad de sus tierras (principalmente la zona norte y centro), además cuenta con una variedad de zonas turísticas, ganaderas y frutícolas.
Los altos de Sinaloa presentan otro panorama: poca tierra cultivable, incomunicación, violencia, desempleo y escasas expectativas de desarrollo. La minería y la silvicultura requieren más apoyo e inversión. La principal actividad es la ganadería pero en la actualidad padece de una grave crisis por la sequía, que también afecta siembras de temporal generando más pobreza. Lo “otro” es punto y aparte, ahí no se resta, solo se multiplica y circula en dólares.
El comercio, la industria y los servicios fueron afectados por la pandemia del covid-19, esto quiere decir que la economía tardará en crecer y reponerse. En las finanzas no hay la movilidad esperada, pero hay la llevamos, de hambre no nos vamos a morir, solo hay que cuidar el agua, seguir guardando distancia y exigir buenos resultados en los gobiernos.
En el aspecto social la problemática es diversa y compleja: Luchas sociales y reivindicaciones económicas, problemas por lograr mejores precios en los productos del campo, bajar los costos de energéticos como gasolina, diésel y tarifas de CFE. También existe inconformidad por los rezagos en servicios públicos, calles en mal estado y satisfactores sociales que impactan en el humor ciudadano.
Toda esta Amalga de inconformidades y satisfactores, hacen del Estado de Sinaloa un lugar muy difícil de gobernar, sumándole el canibalismo político que siempre está presente. Por todo esto son de suma importancia los proyectos de desarrollo que impulsan al Estado en lo político, económico y social.
Por otro lado, el estándar de vida del sinaloense, la preparación, la cultura y la presencia de medios masivos de comunicación de todos los “sabores” dificulta que se pueda engañar, manipular o imponer decisiones que no agraden o convengan a la sociedad. Como se ve, gobernar Sinaloa reclama tiempo, experiencia, mucha voluntad y deseos de trascender en la historia como lo pretende hacer el gobernador electo DR. RUBÉN ROCHA MOYA.
En Sinaloa el problema de la seguridad pública es un tema delicado y difícil de abordar. Sin lugar a dudas es el mayor reto que tiene que afrontar el Gobierno en sus tres niveles. Si bien es cierto que el de más impacto es el provocado por la delincuencia organizada (que tiene su origen principalmente en el narcotráfico), la delincuencia común es la que está afectando directamente a la ciudadanía. El robo de comercios, domicilios, autos, vandalismo en escuelas y asaltos, están a la orden del día. Estos índices delincuenciales se han incrementado principalmente por la falta de oportunidades laborales y la caída del ingreso familiar, y algo se tiene que hacer al respecto.
Los asesinatos, levantones y fosas clandestinas impactan por su número y forma de ejecución, pero generalmente estos se dan entre los grupos antagónicos del narcotráfico con el uso de sicarios a sueldo, reflejo de nuestra descomposición social. Este tipo de delincuencia no impacta al grueso de la ciudadanía porque es ajena al negocio. Sin embargo, el impacto es dimensionado por los medios de comunicación, redes sociales y otros.
El segundo caso, la delincuencia común, si impacta directamente a empresas, familias y a la ciudadanía en general en imagen, recursos, tiempo y psicosis laboral y social. Por todo lo anterior, urge se diseñen acciones estratégicas para que retorne la tranquilidad en las calles, comercios, trabajo y esparcimiento.
Programas existen, la cuestión es presentarlos, accionarlos y venderlos a la opinión pública. Hay que enfrentar el problema de la inseguridad con valor y decisión, incluyendo la ubicación, perfil y defensa de quienes sean los responsables ejecutores. En materia de justicia y seguridad nunca se tendrá un consenso generalizado porque existen muchos intereses buscando que el gobierno falle. Justicia y seguridad son la fragilidad de todo gobierno y en el mismo sentir, es difícil que quienes ya han participado estén limpios de crítica. Aquí bien encaja la frase “LA SEGURIDAD ES TAREA DE TODOS”.
¿Cuál será el trato y la estrategia que utilizará con los grupos económicos el próximo gobierno que encabezará RUBÉN ROCHA MOYA?, ¿Qué postura asumirá con los medios de comunicación?, ¿Qué papel seguirán jugando los partidos de oposición a MORENA?, ¿Qué pasará con los candidatos perdedores en los diversos puestos de elección popular?, ¿Qué papel jugarán los poderes fácticos?
El próximo gobernador, RUBÉN ROCHA MOYA, debe seguir mostrando de qué está hecho y qué es capaz de hacer. El músculo de su liderazgo debe ser para convencer a través de acciones de buen gobierno, honestidad, humildad y liderazgo gubernamental que le sigan dando presencia, respeto y confianza ciudadana.