No cabe duda que México vive tiempos de gran incertidumbre por el conflicto Ucrania-Rusia y que involucra a todas las naciones del mundo, por la difícil situación económica que golpea a los más desfavorecidos y limita la tranquilidad en sectores medios de nuestra sociedad por los índices de inseguridad e impunidad que prevalecen en el país.
El dirigente de MORENA, MARIO DELGADO, manifestó que existe una campaña negra en contra del presidente LÓPEZ OBRADOR e hizo alarde de triunfalismo asegurando que no le podrán quitar ni una pluma al presidente. Señaló también que se terminaron los excesos y los abusos de poder, que se viven tiempos de gran transformación, que se gobierna con honestidad, que se acabaron los moches y la corrupción, que México despertó y que la seguridad pública y la economía van por el camino correcto. Y que las grandes obras como la construcción de la refinería, el tren maya y el aeropuerto Felipe Ángeles son obras emblemáticas de la 4T.
Desgraciadamente las cosas no están funcionando tal y como lo dice MARIO DELGADO, la realidad es que el señor presidente está demasiado distraído con temas irrelevantes para el tamaño de su investidura y pierde su valioso tiempo en confrontaciones con periodistas, empresarios, académicos y dirigentes partidista ¿Por qué no invierte su tiempo en valorar lo que ha hecho y lo que falta por hacer? El presidente debe generar confianza, ser tolerante y tener una visión de estadista como el jefe de Estado que es.
La oposición al gobierno transformador señala que vamos mal como nación, que el gobierno es responsable de que la economía no sea de lo mejor, que la pandemia se minimizó, etc. Pero no deben olvidar que por muchos años tuvieron en sus manos el destino del país y cometieron muchos excesos donde imperó la corrupción, la impunidad y los abusos de poder. Además la oposición carece de propuestas que ayuden a construir un mejor país.
Cabe mencionar que la oposición tiene un papel determinante en cualquier régimen democrático. Los partidos políticos y cualquier oposición al gobierno deben servir de contrapesos, ser fuertes, confiables y responsables; no grupos o manadas que buscan el poder para lograr beneficios económicos y políticos. Los partidos deben participar democráticamente en la ampliación de las bases sociales, defendiendo banderas justas y no convertirse en trapecistas del poder.
El cambio democrático y la alternancia de gobierno que se logró en el 2018 en México, fue el resultado de una tarea de renovación que debe avanzar por mejores rumbos políticos, económicos y sociales. La sociedad debe asumir también su parte y dejar de ser meros espectadores para convertirse en actores, toda vez que los cambios no se logran por decreto.
Los partidos políticos representados en el poder legislativo están obligados a promover acciones que ayuden a redistribuir el poder de decisiones a favor de Estados y Municipios, para lograr su desarrollo económico y establecer mecanismos de apoyo que permitan tener capacidad de respuesta. Las legislaturas locales deben tener un mayor peso que les permita atender y resolver las grandes demandas de infraestructura de servicios públicos, salud, educación y seguridad, estableciendo una mayor y mejor división de poderes en los Estados y autoridades municipales limpios de cualquier señalamiento público que desmerezca honorabilidad y autoridad.
Se busca una democracia al servicio de la sociedad, no maquillada y mucho menos manipulada. La democracia exige reconocer la pluralidad existente, pero no hay que confundir libertad con libertinaje y ofender con injurias al de enfrente.
REVOLTURA POLÍTICA
En Sinaloa, el PRI está por renovar su dirigencia estatal, los pretensos se dicen preparados. Hablan de lealtades, de anteponer intereses personales, de ser oposición responsable, de que cambiaron y que tienen mayor experiencia para gobernar al país. En pocas palabras, son “un estuche de monerías” ¿acaso el nuevo PRI, ese que dicen que cambió, recuperará la confianza de los sectores agrario, obrero y popular como en sus mejores tiempos? Los nuevos mesías olvidan algo muy importante: “la larga cola” que muchos de ellos arrastran y no pueden ocultar. . . A los alcaldes de Sinaloa parece que se les acabó el oxígeno político que mostraron los primeros días de gobierno o quizá les cayó el veinte que no es lo mismo prometer que resolver ¿creerán que una foto con el presidente de la república es suficiente para dar nuevos pasos electorales?