Gobernar un país como México, no es tarea fácil. No se pueden obtener buenos resultados cuando se gobierna con caprichos, ocurrencias, sin planeación y cargado a los intereses de unos cuantos. En la política los amigos son de mentiritas y los enemigos de verdad. El poder marea y quienes fueron tus amigos se convierten fácilmente en enemigos, demostrando que todo fue simulación.
En una sociedad abierta como la mexicana, el proyecto de nación del presidente LÓPEZ OBRADOR, no debe ser un dictado de orden que beneficie a unos y margine a otros. Debe ser un proyecto democráticamente integrado con las voces de la sociedad en su conjunto, escuchando necesidades sentidas y cumpliendo las promesas hechas a lo largo de la campaña electoral.
Es necesario un gobierno que cobije a todos, con un presidente que ayude a resolver los graves problemas nacionales, con la constitución y la ley en la mano, sin usar el poder para dividir y castigar a quienes piensan diferente.
Con los resultados electorales del 2018, la sociedad pintó su raya y despidió a un viejo sistema que nos gobernó por muchos años. Estamos viviendo nuevos tiempos, la situación de salud es dramática, la economía es desalentadora, el crimen organizado no da tregua y se debe hacer algo antes que el descontento social se agrave y nos ponga contra la pared. El reto es lograr una transformación, reducir la vulnerabilidad y promover, mediante una inserción más eficaz, un modelo de gobierno moderno, transparente, honesto y exitoso.
A pesar de que el gobierno cambió de color, la corrupción sigue vigente, como lubricante que permite que los engranajes de la maquinaria gubernamental funcionen, sellando alianzas, tapando huecos, sin castigar culpables. Además la corrupción se usa para detener ambiciones políticas y exhibir personajes públicamente ante el pueblo, para que este aplauda y pida sangre.
EMILIO LOZOYA, ya empezó a tirar piedras, acusando al exsecretario de Hacienda LUIS VIDEGARAY y al expresidente ENRIQUE PEÑA NIETO de ser los responsables directos de recibir y gestionar parte de los sobornos de la brasileña Odebreht. Al menos 100 millones de pesos, recursos que supuestamente fueron a parar a la campaña presidencial de EPN. Mientras que otros 400 millones fueron destinados a comprar votos de legisladores para lograr la aprobación de la “Reforma Energética”. Con ello pierde LOZOYA, pues deja de ser confiable y ahora también es etiquetado de corrupto y traidor.
Este, entre otros casos de corrupción, avisan el inicio de la pasarela política usada para linchar públicamente a los señalados, que servirán como postre en lo electoral, mientras que la justicia desmerece y sigue siendo un instrumento político-electoral.
El presidente LÓPEZ OBRADOR, no debe ceder a la popularidad efímera de medidas espectaculares y menos caer en la fácil postergación de responsabilidades, por el contrario, debe entregarse con patriotismo al interés profundo de la Nación, corregir los desequilibrios fiscales, precisar la intervención estatal en la economía, apoyar al quehacer público en lo estratégico y prioritario, impulsar la política social del Estado con responsabilidad, racionalizar la protección comercial, fortalecer las finanzas del Estado y darle un giro exportador al aparato productivo. Con ello, dejará bases sólidas para la construcción de una economía más fuerte y también más justa.
Es verdad que los resultados de los gobiernos revolucionarios fueron insuficientes, pero dejaron los cimientos de instituciones que ayudaron a salir avante en tiempo de crisis; el neoliberalismo nos ofreció progreso y bienestar, pero nos llenó de tecnócratas que se beneficiaron ante la impunidad y corrupción existente. Mientras que el gobierno panista de VICENTE FOX, nos ofreció frivolidad y dimos un salto al vacío.
Actualmente la relación del expresidente FELIPE CALDERÓN y el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, sigue siendo de odio con alta dosis de rencor. Ambos se exhiben públicamente, algo inédito en un país donde quien deja el poder presidencial se va al ostracismo para no eclipsar a quien se cruza la banda presidencial.
Ejemplos de traiciones, deslealtades y de poder hay muchos: como la relación entre DÍAZ ORDAZ y ECHEVERRÍA, que se deterioró cuando el segundo llegó al poder; JOSÉ LÓPEZ PORTILLO, mandó al destierro a su antecesor ECHEVERRÍA, poniéndolo quieto políticamente a pesar de que el segundo fue su formador y creador; MIGUEL DE LA MADRID, encarceló al exdirector de PEMEX, JORGE DÍAZ SERRANO, y al GRAL. ARTURO DURAZO, por cuestiones políticas y como mensaje a LÓPEZ PORTILLO; por su parte ERNESTO ZEDILLO, puso quieto a CARLOS SALINAS, al mandar a la cárcel a su hermano RAÚL.
En política son comunes los pactos, las alianzas, las deslealtades y los castigos. La ley es como una liga que se estira, evitando que se rompa. La enemistad y “el tiro cantado” entre FELIPE CALDERÓN y el presidente LÓPEZ OBRADOR, así como los señalamientos de EMILIO LOZOYA, en contra de LUIS VIDEGARAY y ENRIQUE PEÑA NIETO, darán mucho de qué hablar y habrá respuesta en ambos sentidos. Inicia el show de la política, donde habrá injuriados y señalados por actos de corrupción y venganzas políticas, con mucho lodo en ambos lados. ¡Pobre México!